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Cuba en pandemia y el colapso de un país entero

“A Cuba ponle corazón”, dicen, pero no hay uno que aguante tanta impotencia, tanta muerte y desamparo.


Este artículo es de hace 2 años

Las autoridades cubanas llaman a ponerle corazón a Cuba, cuando lo que Cuba necesita es medicinas que no se compran, personal de salud que se exporta, oxígeno que no se produce en cantidades suficientes y ventiladores mecánicos de facturación nacional que se venden a otros países.

Cuba necesita que las personas puedan adquirir los productos de primera necesidad a precios módicos, sin ese foco letal de transmisión que son las colas. Y que los médicos y periodistas puedan denunciar e informar lo que realmente pasa sin temor a represalias.

Mientras tanto, la narrativa triunfalista yace enterrada por las montaña de verdades que constantemente emergen en denuncias online de gente que ha perdido familiares a causa de la desidia y de la pésima administración gubernamental.

No olvidemos que, en pleno año pandémico, las autoridades consideraron oportuno invertir en Salud Pública, apenas, el 0.3 porciento de los ingresos totales del país, y priorizar, con más del 50 por ciento de ese mismo ingreso general, a actividades inmobiliarias y de alquiler -aunque dicha inversión no pueda ser recuperada a corto plazo, precisamente por la debacle sanitaria en el país.

Una hija en Holguín llora la muerte de su padre, un joven en Santa clara denuncia que su suegra agoniza sin recursos, y pacientes en Cienfuegos y Ciego de Ávila se quejan de la deficiente atención y la falta de medicinas. En Guantánamo el director de Servicios Comunales debe admitir en televisión local que diariamente están muriendo 7 veces mas personas que la cifra promedio, colapsando los servicios funerarios, sin una explicación clara de por qué sus estadísticas no coinciden con las del parte diario del MINSAP.

Cuba tiene más de 30 mil profesionales de la salud en contratos esclavistas en otros países del mundo, sin embargo, las autoridades cubanas exigen a los que se acogen a garantías laborales por tener niños pequeños o ser ancianos con enfermedades crónicas que se reincorporen al sistema de salud en la isla.

Las autoridades demandan cero vacaciones y fines de semanas para los sanitarios que ya han llegado al límite del cansancio y necesitan recuperar energías. Los mandan a zona roja sin proporcionarles los medios de protección necesarios para no contagiarse ellos mismos ni a sus familiares.

Les dicen que la protección es responsabilidad de cada cual. Tampoco surten a los centros de salud con los medicamentos imprescindibles para tratar a los pacientes, pero culpan a los médicos y a los enfermeros de estar haciendo un mal trabajo y de ser desorganizados en el enfrentamiento a la pandemia.

Al mismo tiempo, en un intento por negar la dimensión de la crisis sanitaria, el mandatario Miguel Díaz Canel advierte que “estamos en el límite de las capacidades de infraestructura, de recursos, de medicamentos y de oxígeno", y otros directivos han admitido que no hay tests rápidos ni PCRs suficientes y que la situación por la que atraviesa el país es crítica, aunque cuidándose de no declarar un estado de emergencia.

“A Cuba ponle corazón”, dicen, pero no hay corazón que aguante tanta impotencia, tanta muerte y desamparo. Cuba necesita urgentemente ayuda internacional. Cuba ha colapsado. Y es un colapso total, definitivo; un colapso del que no se regresa.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Annarella Grimal

Annarella O'Mahony (o Grimal). Aprendiz de ciudadana, con un título de Máster otorgado por la Universidad de Limerick (Irlanda). Ya tuvo hijos, adoptó una mascota, plantó un árbol, y publicó un libro.


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