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Jóvenes condenados evidencian fracaso del tardocastrismo

Díaz-Canel, López-Calleja y sus corsarios tendrán que rendir cuentas ante tribunales democráticos.

Adolescentes cubanos enjuiciados por protestar el 11J © Collage Facebook
Adolescentes cubanos enjuiciados por protestar el 11J Foto © Collage Facebook

Este artículo es de hace 2 años

Las largas condenas de cárcel impuestas a adolescentes cubanos evidencian el fracaso del tardocastrismo porque se trata de jóvenes empobrecidos que nacieron y se criaron dentro de la revolución, y el argumento fiscal de un supuesto complot desde el extranjero solo confirma la brutalidad que anida en el Palacio de la Revolución.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Luis A. Rodríguez López-Calleja y sus corsarios están cavando sus tumbas, una vez conquistado el desprecio de muchos cubanos y que Raúl Castro siga vivo no les evitará romper a llorar ante tribunales democráticos, que los juzguen con arreglo a la ley y no a la urgencia política de un gobierno devaluado y cruel.

Pobres, jóvenes, mujeres, mestizos y negros son los nuevos contrarrevolucionarios, según el maniqueo guion represivo del gobierno cubano, incapaz de generar riqueza y prosperidad, y que pretende espantar su miedo al pueblo con condenas ejemplarizantes.

La casta verde oliva y enguayaberada tiene prisa por condenar aprovechando la invasión rusa a Ucrania -crisis que ha manejado con tanta torpeza como la economía y el orden interior- y apela a la peregrina idea de que los condenados formaban parte de un complot organizado desde el exilio y Estados Unidos; es decir, que muchos jóvenes cubanos son manipulables.

El tardocastrismo sigue ahondando la brecha entre gobernantes y gobernados, en una carrera loca hacia el desastre de la nación que -tras el llamado el 11 de julio a la guerra civil entre cubanos del presidente Díaz-Canel- permanece escindida en dos bandos; al tiempo que las injustas y desproporcionadas condenas desbaratan la propaganda oficial sobre la educación cubana que, también gradúa a jóvenes sediciosos, y manipulables, pese a su juramento de lunes a viernes de pretender ser como el Che Guevara.

El comunismo de compadres ha degenerado en máquina estajanovista de producir opositores, activistas, exiliados, desterrados e inxiliados, entre los que no hay ni un solo siquitrillado ni batistiano. Todos son hombres y mujeres nacidos después de 1959 y criados dentro de la solemnidad, la vigilancia y delación castristas.

Algo falló en Cuba cuando las actuales generaciones -grosso modo- se dividen entre burócratas generadores de hambre y represión y rebeldes obstinados en librarse de quienes malgobiernan, incrementando los niveles de represión, pobreza y desigualdad.

El gobierno Díaz-Canel/López-Calleja permanece deslegitimado desde el 11J y ahonda su desprestigio interno y externo condenando a jóvenes inocentes a largos años de cárcel, acciones por las que deberán responder ante una Cuba democrática e inclusiva, aunque entonces ya no pueda repararse el dolor de tantas familias heridas.

El tardocastrismo podrá encarcelar a muchos jóvenes, pero jamás podrá enrejar las ansias de libertad del pueblo cubano; como no podrá mandar a prisión el hambre, la enfermedad y el desamparo, santo y seña de su modo de gobernar para una élite zarista que desprecia al pueblo.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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