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Cuba, otra vez, sin petróleo

El gobierno cubano, temeroso de un 11J incontrolable, intenta evitar apagones nocturnos en el sector residencial, principalmente en La Habana.

Apagón en Cuba © CiberCuba
Apagón en Cuba Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 2 años

Los compañeros Nicolás Maduro y Vladimir Putin están complicando la supervivencia del tardocastrismo, al reducir los envíos de combustibles a precio preferencial y provocar un alza de los precios con la invasión a Ucrania; respectivamente.

Venezuela -ahora en guararey con Joe Biden- ha recortado a menos de la mitad los envíos de petróleo a Cuba, desde 2019, mientras que la agresión de Putin contra Ucrania ha encarecido en más de un 20% el precio del crudo y de los fletes que, en el caso de la isla, son operaciones de riesgo por las sanciones de Estados Unidos y la bancarrota comunista.

Con aliados como Maduro y Putin, el tardocastrismo no necesita enemigos; pero ellos no son culpables de la cobardía política de los continuistas administradores de Cuba ni de su pasión por la pobreza como método de sumisión política; maniobra cada vez más en solfa por la valentía de muchos cubanos.

El tardocastrismo, como es habitual en su política de incomunicación, no ha informado de las malas nuevas a los cubanos, limitándose a lanzar avisos como el reciente del primer ministro Manuel Marrero Cruz, pidiendo "creatividad"; con ese gastado estilo de responsabilizar a las víctimas de los desastres del partido comunista y, en paralelo, exigir sumisión, aunque sea fingida.

Ahora ya sabemos que el suicida eslogan "Vamos con todo", del mandatario Miguel Díaz-Canel, incluye las aplicaciones de linternas en los teléfonos móviles, limitadas por la propia carga de las baterías de los celulares y que obligan al uso -una vez más- de velas, chismosas, leña, y abanicos; recursos prehistóricos que devalúan la apuesta tecnológica de un gobierno presidido por un Doctor en Ciencias Técnicas, obligando a los cubanos a cambiar sus horarios para cocinar, ducharse, etcétera, etc y a la semiparalización de la devaluada economía.

Cuba está extenuada de tantos sacrificios, posposiciones y payaserías, mientras la nueva válvula de alivio migratorio es pan para hoy y hambre para mañana porque dibuja un país con una población envejecida, con enfermedades crónicas y dependiente, que compromete no solo fantasiosos planes del tardocastrismo hasta 2030, sino su propia permanencia en el poder.

Más de doce quinquenios comunistas no han conseguido democratizar ni eliminar la dependencia económica de Cuba, que sigue apostando a un modelo energético fallido e injusto, como demuestran los rascacielos habaneros del complejo militar-empresarial de Gaesa; pirámides encristaladas, con alta demanda de energía para su funcionamiento y que no resultan atrayentes para turistas capitalistas, que viajarían a la isla en busca del Caribe, no de peceras verticales que ya tienen en sus países.

Las energías alternativas siguen siendo testimoniales, aunque año tras año, el Ministerio de Comercio Exterior y para la Inversión Extranjera (MINCEX) renueva el ofrecimiento inversor en su cartera de "oportunidades", que no es oportuna ni convincente por la dilatada tradición de mala paga del gobierno cubano e historial de rupturas inamistosas, una vez que ha conseguido engañar al apostador suicida que, encima, finge simpatía ideológica con los mancilladores de Cuba y lucra con las reglas laborales esclavistas vigentes.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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