El joven cubano Armando Sardiñas Figueredo, condenado a trabajo correccional por manifestarse pacíficamente el 11 de julio de 2021, fue detenido este miércoles, minutos después de salir en libertad tras cumplir 10 meses de labores en la agricultura.
“Me acaban de dar la libertad y, camino a mi casa, tres patrullas me llevan para la oncena estación de policía, con la excusa de que debo una multa. ¿Qué creen de esto?”, informó en Twitter Sardiñas Figueredo.
Desde esa misma cuenta, su hermana denunció la detención arbitraria por parte de las autoridades cubanas, bajo el pretexto del adeudo de una multa.
El mensaje refiere que el joven no caminó ni dos cuadras y fue detenido por la patrulla 149, “porque según ellos debe una multa”.
En la misma red, en otro mensaje, Sardiñas Figuerdo actualizó su situación: “Me acaban de soltar de la oncena. Me mantuvieron detenido durante diez horas, bajo la excusa de una multa que debía. Multa que pagué hace un año, por lo cual tuve que pagar un monto de 4,000 CUP para que me soltaran. Ya es demasiado abuso y la represión, ¿hasta cuándo?”.
El manifestante del 11J, de solo 20 años, estuvo por 10 meses retenido en un campamento y obligado a cumplir con su sentencia de trabajo en la agricultura.
“Solo sé que el día que salga de ese lugar salgo sintiéndome más que libre, una persona con principios y moral que a pesar de todo, nunca me voy a doblegar y cada vez que tenga que decir lo que siento donde quiera lo voy a seguir haciendo”, dijo cuando conoció su sanción.
Asimismo, reiteró entonces que exigir derechos no constituye un delito, por lo que las condenas a todos los que protestaron en julio del año pasado son injustas y arbitrarias.
“Delito es arrebatarle la libertad a inocentes, reprimir a todo un pueblo es delito, no escuchar un criterio y un estado de opinión diferente a otra ideología es delito, porque violan los derechos de libertad de pensamiento”, recalcó.
En otra ocasión Sardiñas Figueredo cuestionó la aprobación y próxima entrada en vigor del nuevo Código Penal en la isla, el cual da a la dictadura más herramientas y justificaciones legales para censurar y reprimir a todo el que se atreve a pensar diferente y decirlo públicamente.
“Censurar la voz de un pueblo con artículos de un Código Penal es delito. No me siento delincuente a pensar de que a cada rato me digan en instituciones penitenciarias 'no porque tu delito', mi delito no, por mi valentía y la de muchos más, algún día se logrará lo soñado”, aseguró esa vez.
Sardiñas Figueredo fue condenado a trabajo forzado por participar en el masivo estallido antigubernamental en La Habana, que conmovió a toda Cuba y al mundo en julio de 2021. Al conocer su sentencia, en septiembre pasado, publicó indignado el documento que le entregó el Tribunal Supremo.
"Le informo, además, que las labores que desarrollará en el centro correccional fundamentalmente en la agricultura y su alojamiento es en un campamento, por lo que se le recomienda concurrir con toalla, sábana, un cubo, ropa apropiada para la que se desempeñará, utensilios y productos de aseo personal, etc., con vista a que se garantice sus mejores condiciones de vida ya que el centro no se las puede garantizar", explicaba el documento.
En marzo de 2022 trascendió que el régimen cubano negó la apelación que realizó su abogado sobre la condena y también impidió un cambio de medida por reclusión domiciliaria, a los pocos días de ser detenido, a pesar de que el letrado alegó su condición de huérfano y que su única hermana vive en Estados Unidos.
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