Víctor Manuel Fleites, un cubano de 32 años residente en España, ha iniciado con éxito en Barcelona el llamado Tarzan Movement, un singular estilo deportivo que enseña a trepar árboles y a imitar el comportamiento de los primates.
Natural de Arroyo Arenas, en el habanero municipio La Lisa, Fleites arribó a España hace 14 años por la vía de la reagrupación familiar.
Cuenta que antes de recalar en Barcelona vivió primero en Canarias y luego en la ciudad de Málaga, en Andalucía, comunidades más bien áridas que no le permitían desarrollar plenamente su pasión.
“Entrenar, compartir, trascender. Es difícil definirlo. No es solo deporte. Es una actividad más holística. Si tengo que definirlo te diría que es movimiento a todos los niveles”, precisó en declaraciones a CiberCuba.
Fleites cuenta con más de medio centenar de alumnos que pagan por sus clases y con los que se reúne en el popular Parc de la Ciutadella, en la ciudad Condal.
El reto es moverse como monos, de rama en rama. Una práctica que ejercita el cuerpo y que paralelamente desconecta la mente y aumenta la identificación con la naturaleza.
Explica que aunque desde hace unos 10 años acostumbra a trepar árboles, recién en 2022 le empezó "a dar más estructura" para compartir su práctica y experiencia con otras personas.
“Es totalmente empírico, parte de la imitación de la familia de los primates y por supuesto de la exploración, de la práctica personal en árboles”, contesta Fleites cuando se trata de averiguar los orígenes de su afición.
“Nunca me he caído de alguna altura considerable, pero golpecitos aquí y allá son inevitables, te vas fortaleciendo y se vuelve una danza luego. La atención es el ingrediente”, relata el cubano, que asegura que el Tarzan Movement obliga a un tipo de movimiento que los seres humanos ya han olvidado.
La prensa se ha fijado en él de forma creciente en las últimas semanas y hasta cuenta ya con un documental.
Fleites se ha establecido en unos árboles cercanos al invernadero que hay en el Parc de la Ciutadella que reúnen los requisitos para que tanto él como su creciente comunidad de alumnos, de diferentes nacionalidades, puedan brincar de rama en rama y ejercer a sus anchas.
Con esa actividad ha conseguido crear un hábito de vida que incluye una manera diferente también de socializar y relacionarse con su entorno.
Interrogado sobre lo que siente desde arriba, Víctor Manuel Fleites subraya como lo más destacable la "ausencia de peligro y de ruido".
“Para mí el peligro no es la altura, sino la sociedad y el ruido. El ruido dentro y fuera”, concluye.
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