La dictadura más vieja de Occidente es una eficaz fábrica de presos políticos, a los que usa como moneda de cambio en negociaciones internacionales; como viene ocurriendo desde hace meses con Estados Unidos, Noruega, España y el Vaticano; cómplices necesarios para el próximo acto de simulación: un filtrado anuncio de indulto masivo en saludo al 64 aniversario de la tiranía comunista.
Nada nuevo bajo el sol de Cuba, desde el intercambio de combatientes de la Brigada 2506 por compotas y medicinas, la liberación de presos políticos en 1979, como paso previo al marielazo contra la ética cristiana de James Carter o los gestos hacia el matrimonio Miterrand y Felipe González; soltando a Armando Valladares y Eloy Gutiérrez Menoyo, respectivamente.
La oposición cubana es corresponsable que la casta verde oliva y enguayaberada vuelva a salirse con la suya porque sigue instalada en la denuncia y el diagnóstico, en vez de erigirse en alternativa realista ante una mayoría que apuesta por el cambio democrático.
El hándicap opositor obedece a la vieja fórmula de quien paga manda y a la escasa visión política de muchos personajes, ensimismado en el corte y costura, cuando la resistencia creativa ya produce crímenes como la venta de picadillo de órganos humanos en El Cobre.
Los cubanos siguen sin saber cómo gobernaría la oposición, cuáles son sus planes para revertir la pobreza comunista, envejecimiento, descapitalización humana o bajo índice de fecundidad y nacimientos, por ejemplo.
Washington, Oslo, Madrid y la Santa Sede se han aprovechado históricamente de las debilidades de la oposición cubana para mediar a favor de sus intereses que -lógicamente- no coinciden con los del pueblo cubano porque la tendencia predominante en esos círculos es el maquillaje de la brutalidad castrista para darles tiempo a que avancen en el reparto de la piñata.
La tendencia general de la masa -en todo el mundo- a aceptar mejor los mensajes de la izquierda y la labor de zapa de numerosos Agentes de influencia al servicio de La Habana facilitan la penúltima maniobra tardocastrista, que quiere abrir 2023 enterrando en la arena muñecas sin brazos.
El juicio de Londres, el 11J, la aguda crisis interna y el permanente descrédito del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y su gobierno han acelerado la componenda, en la que también participan opositores cubanos; ignorando que están ante otra trampa de La Habana para ganar tiempo y seguir en el poder; pero los egos son terribles en países chiquiticos y la progresía mundial vive empeñada en salvar una revolución que hace años se fue a bolina.
La táctica es más vieja que la tos: Suplicar al pan con na, que esconda las migas más indigestas, aparecer en La Habana con inversores capitalistas para nobles causas como la producción agroalimentaria y la energía renovable; garantizándole créditos y seguros estatales y agitación y propaganda en la prensa adicta al batido de Cundeamor.
Los inversores viajan confiados porque hace años que tienen en comisión de servicios a los politiqueros de la camancola y ya han calculado los posibles sobrecostes que implicaría tocar con limón -la base de todo- a los CVPs de Birán, S. A.
Traicionar a Cuba y a los cubanos en esta hora tendrá un coste político inasumible para quienes participan en la componenda porque el problema de la nación no es una amnistía selectiva y oportunista; sino la abolición definitiva de la tiranía comunista con democracia y creación de riqueza, que facilite la justicia social.
A la democracia nunca se llega pactando con mafiosos pequeñas concesiones temporales, que dejan intacta la naturaleza totalitaria del régimen sexagenario; sino desalojándolo democrática y cívicamente del poder con un amplio movimiento de masas que haga la vida imposible al clan anticubano que detenta el poder.
El 11J demostró la fuerza de muchos cubanos valientes y hartos, la cobardía de la casta de Siboney, el descuajeringamiento de la Seguridad del Estado y la escasa capacidad política de opositores más pendientes de las señas de Washington y Bruselas que de la esquina de Toyo y Palma Soriano.
En torno a Cuba revuelan muchos Tessio que -al entierro del Don- intentó vender a Michael Corleone a Barzini y de nada le valió la súplica ante Tom Hagen por los viejos tiempos; a los traidores solo les quedará la bañera teñida con la sangre de Frankie Pentangeli.
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