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La provincia de Holguín atraviesa una de las peores crisis en el servicio de abasto de agua de los últimos años, con más de 370,000 personas afectadas por la combinación de una prolongada sequía, apagones frecuentes y fallas técnicas en los sistemas de bombeo.
Según datos oficiales, Holguín cerró 2023 con una población de 938,744 habitantes, lo que significa que aproximadamente el 39.4 % de sus residentes está perjudicado por la actual crisis del agua.
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Luis George Ávila Mustelier, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado en el territorio, informó que más de 121,000 habitantes sufren afectaciones en el servicio hidráulico por la falta de electricidad. Los municipios de Holguín, Frank País, Calixto García y Urbano Noris están entre los más perjudicados.
A esta cifra se suman otros 21,000 afectados por roturas en los equipos de bombeo, especialmente en Moa, Calixto García y Mayarí, abundó el funcionario, citado por el periódico oficial ¡Ahora!
De acuerdo con Ávila, las tres principales fuentes de abasto de agua en la capital provincial se encuentran en estado de sequía, con consecuencias negativas para 229,000 personas, obligadas a enfrentar ciclos de distribución superiores a siete días.
El delegado de Recursos Hidráulicos en la provincia, Juan Mario Hechavarría Hernández, señaló que la capital holguinera “enfrenta una grave crisis de agua”, pues la presa de Gibara, uno de los principales reservorios del líquido, cuenta con apenas 97 días de cobertura y otras presas también están en situación crítica.
“De mantenerse la sequía tomarán medidas para aumentar la cobertura de agua, incluyendo una inversión para mover la balsa en la presa de Gibara y rehabilitar la estación de bombeo”, adelantó. También se estudian ajustes en la matriz energética y acciones de mantenimiento para estabilizar el suministro.
Según el periódico local, se espera una mejoría en el abasto de agua a partir de la segunda quincena de mayo, con la llegada de las lluvias.
Holguín registra un 22 % de déficit de lluvias en todo el territorio. Según un reciente informe del Centro Meteorológico, el 47.7 % de la provincia nororiental sufre sequía meteorológica (se produce cuando ocurre un periodo prolongado sin lluvias o con precipitaciones que dejan acumulados por debajo de la media), particularmente en Banes, Sagua de Tánamo y Moa, donde persiste por siete meses consecutivos.
La vegetación y cultivos enfrentan condiciones extremas, con el 100 % del territorio clasificado como “muy seco”, excepto pequeñas zonas de Mayarí y Moa, indicó la fuente, que apuntó al impacto negativo en los cultivos y la ganadería.
En la vecina Santiago de Cuba, la sequía, las roturas y la falta de respaldo energético golpean con fuerza a miles de personas, quienes enfrentan ciclos de distribución de hasta 85 días, sin soluciones de fondo a la vista.
Ciego de Ávila, por su parte, arrastra un acumulado de cuatro años de déficit de lluvias, pues 35 de los últimos 51 meses (69 %) tuvieron lluvias inferiores a los registros históricos.
Ante la reducción del caudal en las principales fuentes de abastecimiento y la caída en el rendimiento de los equipos de bombeo, las autoridades locales impusieron un ciclo de distribución de agua de 24 horas cada nueve días en todos los consejos populares del municipio cabecera, con impactos muy negativos en entidades económicas, sociales y agrícolas.
En provincias como Sancti Spíritus, en apenas un año se duplicó el número de personas que recibe agua a través de carros cisternas, de unos 40,000 en mayo de 2024 a cerca de 82,000 en la actualidad.
Sin embargo, la situación se complica por problemas estructurales: continuos apagones, fugas en las tuberías y la disminución de las reservas subterráneas afectan la eficiencia del sistema. Además, se evidencian dificultades para suprimir las pérdidas en los principales salideros y en las cisternas de los edificios multifamiliares, lo que agrava aún más el desafío de garantizar un suministro estable en un contexto de escasez.
En septiembre de 2024, más de 600,000 cubanos estuvieron sin acceso al servicio de abastecimiento de agua potable y el Instituto de Recursos Hidráulicos culpó a los apagones.
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