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En el primer día de la nueva prohibición de viajes impuesta por el presidente Donald Trump, el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) operó con aparente normalidad.
Los vuelos desde Cuba, Haití y otras regiones del Caribe aterrizaron sin incidentes. Sin embargo, para muchos viajeros, el silencio en las salas de espera no fue sinónimo de calma, sino de una tensión contenida y preguntas sin respuesta: ¿será esta la última vez que puedan entrar a Estados Unidos?
Magda Moreno, ciudadana estadounidense de 58 años, llegó este lunes a MIA procedente de Cuba. Aunque su viaje transcurrió sin contratiempos, no ocultó su preocupación por el futuro.
“Cuando pasen estos cuatro años, Estados Unidos volverá a ser lo que era, al menos un país que ha acogido a muchísimos inmigrantes. […] Solo por el capricho de un hombre, todo se ha trastocado”, declaró al Miami Herald.
Moreno no fue la única en expresar su inquietud. Otros cubanos y cubanoamericanos entrevistados por el diario local también reportaron entradas sin incidentes, pero alertaron sobre la confusión y frustración que genera la medida.
Juan Carlos Torres, cubano residente en EE.UU., que regresó sin complicaciones, se suman a una jornada sin rechazos visibles. Pero la incertidumbre crece, alimentada por testimonios como el de Narayana Lamy, haitiano con visa, que logró entrar sin problemas pero con el temor de que no vuelva a ser tan fácil la próxima vez.
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Otros pasajeros, como Mo François, estadounidense de origen haitiano, dirigieron su crítica hacia los gobiernos locales. “Las autoridades haitianas deberían oponerse a esto. No tenemos a nadie que nos defienda”, declaró con resignación al Miami Herald.
Aunque el Departamento de Estado ha asegurado que las visas vigentes seguirán siendo válidas, la ambigüedad en la redacción de la proclama y la discrecionalidad de los agentes fronterizos dejan a muchos en vilo.
La proclamación firmada por Trump afecta directamente a cubanos y venezolanos, suspendiendo parcialmente la emisión de nuevas visas. Más de 125,000 visas de no inmigrante y hasta 34,000 visas de inmigrante podrían verse bloqueadas, según cálculos del Consejo Americano de Inmigración citados por The Miami Herald.
Para quienes sueñan con reencontrarse con sus familias, estudiar en EE.UU. o simplemente visitar a sus seres queridos, esta medida es una puerta que se cierra sin previo aviso.
Aunque hay excepciones, como residentes permanentes, refugiados, diplomáticos y atletas, los expertos advierten que los viajeros de los países afectados podrían enfrentar un mayor escrutinio al ingresar al país.
Un déjà vu migratorio
La medida marca una continuación de las políticas restrictivas que Trump impulsó durante su primera presidencia, bajo el argumento de que los países afectados no cuentan con mecanismos confiables para verificar la identidad de sus ciudadanos ni controlar las estadías vencidas, además de que sus gobiernos no colaboran con Estados Unidos. Para la comunidad cubana, que ha vivido décadas de separación forzosa y procesos migratorios inciertos, la proclamación revive viejos fantasmas.
A pesar de la calma aparente en MIA, lo que se vive es una tensa espera. Miles de familias cubanas, dentro y fuera de la isla, están hoy más lejos de reencontrarse, más cerca del temor de quedar atrapados por una política que, como denuncian muchos, no distingue entre derechos, sueños y nacionalidades.
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