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Durante una visita oficial a la Isla de la Juventud, el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa volvió a insistir en la necesidad de alcanzar la “autonomía y la soberanía alimentaria”. Sin embargo, su llamado suena a farsa institucional en un país donde la producción de alimentos es mínima, la dependencia de las importaciones es absoluta y las familias cubanas luchan diariamente para llevar lo más básico a la mesa.
Mientras el gobierno promueve discursos de autosuficiencia, la realidad es que la mayoría de los alimentos disponibles provienen del extranjero y se venden a precios impagables para el ciudadano promedio, muchas veces en moneda extranjera, cuando los salarios estatales se pagan en pesos cubanos con un poder adquisitivo prácticamente nulo. Hablar de soberanía alimentaria bajo estas condiciones no solo es una ironía: es una burla al pueblo.
De acuerdo con Radio Caribe, Valdés Mesa fue informado de la ejecución de siete proyectos de colaboración internacional, como el Programa de Transición Energética en Cocodrilo, apoyado por el PNUD y financiado por el gobierno de Italia. Aunque el proyecto busca reducir emisiones y generar empleo, el grueso de la inversión proviene del exterior, y su impacto sobre el acceso real a alimentos es limitado.
Asimismo, se mencionaron iniciativas respaldadas por la Unión Europea, como el programa de Transición Agroecológica, que pretende crear cadenas de valor en proteína animal (aves, cerdos, peces) y promover energías renovables en fincas locales.
También se destacaron proyectos de rehabilitación de suelos contaminados, mejora del abasto de agua y modelos agroecológicos teóricos que rara vez se traducen en comida tangible para el ciudadano común.
A pesar de que se reporta que la campaña de primavera cumplió el 110 % del plan con 3,486 hectáreas sembradas, muchas bases productivas siguen sin alcanzar sus metas. El llamado “programa del arroz” proyecta sembrar 601 hectáreas, una cifra insignificante en proporción a las necesidades del país. Todo esto en medio de una crisis energética que afecta la producción, la refrigeración y la distribución de alimentos.
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Mientras tanto, en la isla —como en el resto del país— los mercados están desabastecidos, los precios en MLC, dólares u otras monedas extranjeras son inalcanzables y las colas para conseguir pollo, huevos o pan se han convertido en parte del paisaje cotidiano. Hablar de soberanía sin garantizar ni el desayuno a millones de cubanos no es planificación estratégica: es propaganda hueca.
Aparecen carteles contra Díaz-Canel en Isla de la Juventud
Varios carteles con mensajes contra el gobernante Miguel Díaz-Canel y el sistema comunista cubano aparecieron el miércoles 18 de junio en Santa Fe, en la Isla de la Juventud, marcando un hecho insólito en esta localidad.
Las pintadas fueron realizadas en estructuras visibles del círculo infantil “Florecita de Azahar” y en una parada de ómnibus frente a esta institución educativa, según reporte y fotografías enviadas a la redacción de CiberCuba.
Por demás, se rompió un “mito”: la Isla de la Juventud ya no se salva de los apagones diarios. La falta de generación y averías han agravado la situación, lo cual ha generado un inédito movimiento de descontento ciudadano que va más allá de simples reclamos por los apagones.
Preguntas frecuentes sobre la crisis alimentaria y energética en Cuba
¿Qué busca el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa al hablar de "autonomía y soberanía alimentaria" en la Isla de la Juventud?
El vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa busca promover la idea de "autonomía y soberanía alimentaria" para reducir la dependencia de importaciones y mejorar la producción local. Sin embargo, las condiciones actuales del país, con una producción de alimentos mínima y mercados desabastecidos, hacen que estas declaraciones suenen más a propaganda que a una solución real. La realidad es que la mayoría de los alimentos disponibles en Cuba provienen del extranjero y son inalcanzables para muchos ciudadanos debido a los precios elevados.
¿Cuáles son los principales obstáculos para lograr la soberanía alimentaria en Cuba?
Los principales obstáculos para lograr la soberanía alimentaria en Cuba incluyen la falta de insumos, la dependencia de importaciones, la ineficiencia del modelo agrícola centralizado y las restricciones económicas internas. A pesar de las declaraciones oficiales, el gobierno no ha implementado soluciones estructurales efectivas para incrementar la producción local. Además, la falta de incentivos para los productores y las trabas burocráticas contribuyen a la baja producción y al desabastecimiento.
¿Qué impacto tienen los proyectos internacionales en la producción de alimentos en Cuba?
Los proyectos internacionales, como los apoyados por el PNUD y financiados por Italia y la Unión Europea, buscan fomentar la transición energética y mejorar la producción agroecológica. Sin embargo, el impacto real sobre el acceso a alimentos es limitado debido a que la mayoría de los recursos e inversiones provienen del exterior, mientras que las condiciones internas no mejoran significativamente. La dependencia de ayuda externa y la falta de infraestructura adecuada siguen siendo problemas críticos.
¿Cómo afecta la crisis energética a la producción y distribución de alimentos en Cuba?
La crisis energética en Cuba tiene un impacto negativo en la producción y distribución de alimentos, ya que afecta la refrigeración y el transporte de los productos. El país enfrenta apagones diarios, lo que dificulta el funcionamiento de las infraestructuras necesarias para mantener la cadena de suministros alimenticios. Esta situación agrava el desabastecimiento y contribuye a la inflación de los precios de los alimentos básicos.
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