Un récord histórico en la acumulación de sargazo en el mar Caribe, el Atlántico occidental y oriental y el Golfo de México ha disparado las alarmas en la región y está afectando directamente a varias zonas costeras, incluyendo áreas de Cuba.
Según un informe del Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de Florida, citado por la agencia AP, en mayo de 2025 se registraron 38 millones de toneladas métricas de sargazo, la mayor cantidad documentada desde que comenzaron los estudios sobre el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico en 2011.
El récord anterior, de 22 millones de toneladas, se había alcanzado en junio de 2022, precisó la agencia de noticias.
La acumulación actual ya ha provocado cierres temporales en escuelas del Caribe francés, protestas ciudadanas en islas como St. Maarten por los olores y la contaminación, y operativos especiales con maquinaria pesada en zonas turísticas.
En el Caribe insular, hoteles han debido asumir los costos de limpieza, mientras que en lugares como República Dominicana se han instalado barreras para contener el avance de las algas.
El impacto también se extiende a los ecosistemas marinos: el sargazo impide el paso de la luz solar, asfixia arrecifes y praderas submarinas, y al llegar a la costa mata a los organismos que transporta. También libera gases tóxicos como sulfuro de hidrógeno y amoníaco que afectan la salud humana.
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En Cuba, el fenómeno ha golpeado con especial fuerza al oriente del país, particularmente en la provincia de Guantánamo. Según reportó el periódico Venceremos, en la Bahía de Baitiquirí —una de las zonas más afectadas— cientos de macroalgas en descomposición generan malos olores y han causado malestares como dolores de cabeza y náuseas entre los pobladores.
Autoridades locales han realizado audiencias públicas y mantienen pesquisas activas en las comunidades cercanas.
Iroel Cantillo Cartaya, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en San Antonio del Sur, explicó que el fenómeno está vinculado al cambio climático, que ha elevado la temperatura del mar y alterado las corrientes oceánicas, favoreciendo la proliferación del sargazo.
Aunque se espera que las acumulaciones disminuyan a partir de julio, el CITMA reconoció que no se dispone de los recursos técnicos para retirar las grandes concentraciones en zonas como Baitiquirí, donde la intervención resulta inviable por su magnitud.
En otras playas guantanameras como Sabanalamar, El Guanal, Los Siguatos y Yateritas sí se prevé realizar limpiezas parciales antes del verano. Sin embargo, el manejo del sargazo sigue siendo un reto a nivel municipal por la falta de tecnología para su disposición final o aprovechamiento.
Las autoridades recomiendan no bañarse ni caminar por áreas con alta concentración de algas, evitar el contacto directo, no consumir peces capturados cerca de estos focos y utilizar nasobuco como medida de protección frente a los gases.
En Cuba, la Defensa Civil ya clasificó el sargazo como un riesgo potencial dentro de su Directiva 1 para la reducción de desastres, dada su complejidad y su impacto sobre la salud pública, la economía local y el entorno costero.
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