El ministro de Energía y Minas de Cuba, Vicente de la O Levy, aseguró este lunes ante diputados de la Asamblea Nacional que existe una “estrategia viable” para recuperar el Sistema Electroenergético Nacional (SEN), aunque reconoció que los apagones seguirán afectando la vida cotidiana de los cubanos.
“Estamos en camino a una independencia de los combustibles fósiles importados”, declaró De la O Levy durante su intervención en la Comisión de Industria, Construcciones y Energía del Parlamento, en la que también anunció que no habrá una solución inmediata para los cortes eléctricos, aunque se espera una “mejoría”.
En su intervención, De la O Levy presentó datos sobre la instalación de parques solares, unos cinco por mes, y mejoras previstas en generación térmica y distribuida, aunque aclaró que la estrategia no resolverá los apagones de inmediato. “Iniciamos julio con 18 horas promedio de apagón y el pasado viernes, 11”, apuntó. La meta: rotaciones de apagones de unas cuatro horas por día.
Pero la realidad en las calles y barrios dista de ese objetivo. Los cubanos enfrentan días enteros sin electricidad, sin agua, sin posibilidad de conservar alimentos ni usar un ventilador en medio del sofocante verano.
De acuerdo con el medio oficialista Cubadebate, De la O Levy explicó que hay una disminución en la generación móvil. “En el país llegamos a tener hasta ocho patanas y se han retirado cinco. Con los escasos recursos financieros, se han ejecutado pagos mínimos para mantener las patanas generando durante julio y agosto”.
A la crisis de generación eléctrica se suma el descenso sostenido en la producción nacional de crudo, que pasó de 3,6 millones a apenas 2,1 millones de toneladas. Aunque, según el ministro, la tendencia negativa se ha detenido recientemente, el país solo ha logrado acumular 51,000 toneladas por encima del plan. Las importaciones de diésel y fuel oil también han disminuido, lo que sigue afectando directamente la capacidad de generación eléctrica.
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En cuanto a la generación con gas natural, actualmente se trabajan con 8,3 GWh en Energas, que no compensan el deterioro generalizado del sistema.
Uno de los ejemplos más visibles es la central termoeléctrica Felton 2, que continúa fuera de servicio. El ministro aseguró que está en proceso de recuperación, aunque los trabajos se realizan exclusivamente con recursos de la industria nacional, lo que podría implicar mayores demoras ante la falta de piezas y tecnología.
La situación con los grupos electrógenos no es más alentadora. De la O Levy admitió que no se han logrado avances debido a la imposibilidad de acceder a los financiamientos necesarios, lo que deja inactivos a muchos de estos equipos clave en la generación distribuida.
Sin embargo, en una retórica que se ha vuelto recurrente en los últimos meses, el funcionario explicó que el pico de consumo ha aumentado en 524 MW, debido al crecimiento de la importación de electrodomésticos, la escasez de gas licuado y unas tarifas eléctricas que, lejos de incentivar el ahorro, estimulan el consumo desmedido.
Aunque se reportan avances en la instalación de energías renovables, como los 481.3 MW ya disponibles en parques solares, esto aún no logran compensar el déficit de generación ni garantizar estabilidad al sistema.
Además, el país carece de transformadores suficientes, se requieren 12,000 al año, y los robos de componentes eléctricos, aceite y combustible agravan la situación.
El contraste: entre la “estrategia viable” y la admisión del colapso
Las declaraciones del ministro contrastan con lo dicho por él mismo y por otras figuras del gobierno apenas unos días antes, durante el X Pleno del Comité Central del Partido Comunista, cuando reconocieron que la falta de petróleo es la causa principal del colapso eléctrico.
“Si hoy tuviéramos combustible y lubricante, la situación fuera totalmente diferente”, dijo entonces el secretario de Organización, Roberto Morales Ojeda, respaldando a De la O Levy, quien confirmó que más de la mitad de los apagones, hasta 1,000 MW de afectación en un solo día, se deben a la falta de combustible y no a fallos técnicos.
Incluso el propio gobernante Miguel Díaz-Canel fue más contundente: “Aquí, cuando tenemos esta situación electroenergética, se para casi todo. (...) En las últimas semanas hay provincias que han estado apagadas casi todo el día”.
Además, para este verano, el gobierno ha impuesto una serie de medidas restrictivas para racionar la electricidad, con impactos profundos en la vida laboral y social del país:
- Oficinas estatales cerradas de viernes a lunes.
- Reducción de consumo obligatorio en centros públicos y privados.
- Cortes dirigidos a negocios privados que excedan su plan de consumo.
- Prohibiciones horarias para el uso de equipos eléctricos en carpinterías y centros de alimentos.
En localidades como Manicaragua y Calixto García, ya se aplican estos cortes selectivos, con amenaza directa al sector no estatal que intenta sostenerse a duras penas.
La contradicción entre el mensaje del ministro ante la Asamblea, optimista y técnico, y las advertencias previas sobre el colapso y la incapacidad para pagar combustible, confirma el desconcierto y la improvisación con que se gestiona la crisis.
La promesa de “mejoría” ya no consuela a una población que escucha versiones distintas semana tras semana, mientras el ventilador se apaga y en el refrigerador se echa a perder lo poco que se guarda.
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