La funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX), Johana Tablada de la Torre, ha sido nombrada embajadora y segunda jefa de misión en la embajada cubana en México, donde ejercerá junto a su esposo, Eugenio Martínez Enríquez, quien ocupará el cargo de embajador y jefe de misión ante el gobierno mexicano.
El anuncio fue realizado por la propia Tablada de la Torre en sus redes sociales tras una ceremonia encabezada por el gobernante Miguel Díaz-Canel, en la que fue oficialmente condecorada y prestó juramento.

“Fue mi juramento tras el nombramiento como embajadora y segunda de misión en nuestro próximo destino, junto a Eugenio Martínez como Embajador y Jefe de Misión”, escribió, expresando gratitud por la confianza recibida y reafirmando su “compromiso con la Revolución y con nuestro pueblo único”.
El acto también sirvió para reconocer a otros funcionarios del MINREX, como los embajadores Carlos Zamora, Luis Mariano Fernández y Joel Concepción, así como a la funcionaria Hilda Realin, quienes fueron condecorados por sus misiones recientes en contextos críticos como Siria y Haití.
Una pareja con carrera paralela en la diplomacia cubana
El nombramiento simultáneo de una pareja como embajadores en la misma sede diplomática es una anomalía dentro de la práctica diplomática internacional, donde normalmente se procura distribuir a los funcionarios por separado, tanto para evitar conflictos de interés como para garantizar una rotación equitativa de cargos.
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De acuerdo con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, firmada en 1961, solo puede existir un jefe de misión diplomática acreditado por un Estado ante otro Estado.
El artículo 1(e) define al jefe de misión como “la persona encargada por el Estado acreditante de actuar con ese carácter ante el Estado receptor”, usando el singular de forma explícita. Por su parte, el artículo 14 clasifica a los jefes de misión en tres categorías —embajadores, ministros y encargados de negocios— pero no contempla que puedan coexistir múltiples jefes de misión en una misma sede.
En la práctica diplomática internacional, esta disposición implica que solo uno de los funcionarios puede estar oficialmente acreditado como embajador ante el país receptor. En este caso, es Martínez Enríquez quien ostenta esa condición ante el gobierno mexicano, mientras que Tablada de la Torre, pese a tener el rango interno de embajadora, ocupa el cargo de segunda jefa de misión, equivalente funcionalmente a una ministra consejera dentro de la embajada.
En este caso, sin embargo, no se trata de una coincidencia aislada, sino de un patrón repetido en la carrera diplomática de Tablada de la Torre y Martínez Enríquez . Ambos coincidieron entre 1996 y 2000 en la Sección de Intereses de Cuba en Washington D.C., donde desempeñaron cargos diplomáticos de nivel medio.
Años más tarde, entre 2013 y 2017, fueron designados como embajadores en Portugal (Tablada de la Torre) y España (Martínez Enríquez), respectivamente, lo que les permitió estar físicamente cerca, pese a estar asignados a misiones distintas.
Estos antecedentes permiten observar que, dentro de la estructura diplomática cubana —fuertemente centralizada y controlada por el Partido Comunista—, las designaciones no siempre responden a criterios técnicos o institucionales convencionales, sino que también incorporan elementos de confianza personal, lealtad ideológica y vínculos estrechos con el poder político.
México: Un destino clave para el régimen
La embajada cubana en México es una de las misiones diplomáticas más estratégicas del régimen de La Habana. No solo por los profundos vínculos históricos y políticos entre ambos gobiernos, sino por el papel que juega México en temas migratorios, cooperación médica, comercio, operaciones financieras e incluso mediación diplomática ante terceros países.
El contexto actual, marcado por el aumento del éxodo cubano, la inestabilidad regional y las negociaciones migratorias entre La Habana, México y Washington, exige una misión diplomática experimentada y totalmente alineada con la narrativa oficial del régimen.
Desde esta perspectiva, el nombramiento conjunto de Martínez Enríquez y Tablada de la Torre puede interpretarse como una jugada de confianza estratégica, más allá de sus implicaciones formales. Ambos tienen trayectorias extensas, lealtades firmes al sistema y experiencia previa en escenarios complejos.
Dos perfiles simbólicos del aparato diplomático cubano
Martínez Enríquez, hasta ahora director general de América Latina y el Caribe en el MINREX, ha sido una de las voces más visibles de la diplomacia oficial en la región. Su discurso ha estado marcado por un tono ideologizado y por la defensa sistemática del sistema cubano ante organismos multilaterales.
En 2018 respondió con dureza a la OEA, calificando de “vulgar calumnia” las acusaciones de que ciudadanos cubanos participaban en actos de represión en Venezuela. Más recientemente, en julio de 2025, cuestionó abiertamente a Washington, acusando a Estados Unidos de “presionar al régimen cubano desde la Habana y Miami” con políticas que buscan aislar a la isla en el hemisferio.
Por su parte, Tablada de la Torre ha protagonizado múltiples declaraciones controvertidas desde su cargo como subdirectora general para Estados Unidos. En meses recientes ha justificado la acumulación de basura en La Habana, minimizado la crisis alimentaria, y reiterado ataques a la oposición, al exilio cubano y a la política estadounidense.
Ambos representan el modelo de diplomacia oficialista del régimen: cerrada a la autocrítica, agresiva en su retórica internacional y profundamente alineada con el discurso de resistencia ideológica frente a Occidente.
También ha tildado de “vergonzosa” la política de EE.UU. hacia Cuba y acusó a sus diplomáticos de intentar “dividir al pueblo cubano” mediante contactos con la sociedad civil, durante una visita oficial a Washington en 2025.
En otra declaración, minimizó el impacto del éxodo migratorio y culpó al “bloqueo y la manipulación mediática” de la percepción internacional sobre la situación en la isla.
Asimismo, defendió públicamente la recomendación del ayuno intermitente como una “opción saludable”, en pleno contexto de escasez alimentaria, lo que generó fuertes críticas tanto dentro como fuera del país.
Consolidación de poder diplomático en manos de una familia
Más allá del simbolismo de pareja, la designación conjunta de Tablada y Martínez en México refuerza una dinámica de concentración de poder dentro del cuerpo diplomático cubano, donde la confianza del Partido y la fidelidad ideológica pesan más que el mérito técnico.
En un contexto de crisis económica, descontento popular y creciente presión internacional, el régimen parece apostar por figuras incondicionales que garanticen control político en sedes clave.
La misión en México no será un simple traslado diplomático: será un centro de operaciones en medio de una región clave para el futuro de Cuba.
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