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Un trágico accidente ocurrido en el municipio Niceto Pérez, provincia de Guantánamo, cobró la vida de una joven de apenas 22 años y dejó en estado crítico a su acompañante.
Ambos viajaban en una motorina que fue impactada violentamente por un ómnibus, luego de que una carreta de bueyes se interpusiera en la vía.
De acuerdo con la página Miguel Noticias, que reportó el hecho en Facebook, el siniestro ocurrió cuando los dos jóvenes circulaban en la pequeña motocicleta eléctrica y fueron embestidos, tras la maniobra brusca que desató la irrupción de la carreta.
El choque resultó fatal para la chica, a la que usuarios en el post identificaron como Yeni Sarmiento, residente en el consejo popular de Vilorio, en Niceto Pérez.
El joven que iba con ella tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital provincial, donde permanece reportado de gravedad.
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La información fue compartida inicialmente por una seguidora identificada como Chiquitica Bella, lo que refleja nuevamente la dependencia de las redes sociales y de testigos directos para conocer lo que sucede en el país.
Hasta el momento, ninguna autoridad estatal ha emitido un parte oficial sobre el siniestro, ni se han ofrecido detalles de la investigación.
Este tipo de accidentes, cada vez más frecuentes en Cuba, revelan la compleja y peligrosa realidad de la transportación en la Isla: la coexistencia de ómnibus, vehículos ligeros, motorinas, bicicletas y hasta carretas de tracción animal en carreteras en mal estado, con poca señalización y sin las medidas de seguridad necesarias.
La tragedia de Niceto Pérez se suma a una larga lista de accidentes en los últimos meses que han cobrado vidas jóvenes y generado alarma en la población.
Familias destrozadas, comunidades enlutadas y una ciudadanía cada vez más consciente de la precariedad de las vías y la ausencia de políticas públicas efectivas para reducir estos riesgos.
En Cuba, los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte, y la combinación de infraestructura deficiente, exceso de improvisación en el transporte y el silencio de las instituciones solo aumenta la percepción de inseguridad vial.
Mientras tanto, los allegados de la joven fallecida y los familiares del sobreviviente luchan con el dolor de una desgracia que, como tantas otras, pudo evitarse en un país donde el asfalto se mezcla con los bueyes y donde los ciudadanos se ven expuestos a peligros constantes cada vez que salen a la carretera.
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