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El periodista argentino Nacho Montes de Oca, especializado en defensa y conflictos internacionales, publicó un extenso y alarmante hilo en X en el que desmenuzó el colapso logístico, financiero y moral que enfrenta Rusia para sostener su guerra imperialista en Ucrania.
Entre los puntos más graves, destacó que Vladimir Putin ya no está pagando a muchos de sus soldados, incluyendo mercenarios extranjeros como los cubanos, quienes están siendo víctimas de una cadena de abandono, precariedad y silencio.
Miles de cubanos han sido reclutados desde 2023 por intermediarios rusos —algunos con el conocimiento tácito de las autoridades cubanas— para servir en la invasión. Las promesas iniciales de salarios en rublos, residencia temporal y beneficios sanitarios han terminado en un escenario donde los pagos se retrasan meses o simplemente no llegan.
Montes de Oca advirtió que, tras los recortes y el caos administrativo que impera en Rusia, los heridos leves ya no reciben compensación alguna y solo se paga a quienes quedan gravemente incapacitados.
Un decreto de Putin, firmado en noviembre de 2024, limitó los pagos por heridas: de los tres millones de rublos prometidos (unos 39,000 dólares), muchos soldados solo reciben entre 1,300 y 13,000 dólares, si es que reciben algo.
Cubanos desaparecidos, heridos y sin respaldo
El periodista también señaló que una cifra creciente de mercenarios extranjeros desaparecen sin dejar rastro, ya que Rusia evita recoger cadáveres o registrarlos oficialmente.
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La razón es cínica pero efectiva: un desaparecido no figura como baja militar y, por lo tanto, no obliga al Estado a pagar compensaciones ni genera protestas.
“Un cubano muerto en combate puede pasar a la lista de desaparecidos, y dado que fue reclutado haciendo abuso de su pobreza, es poco probable que su familia tenga recursos para iniciar una causa judicial en Rusia”, advirtió Montes de Oca.
Esto coloca a los cubanos —junto a otros reclutas pobres de países como Nepal, Mali o la República Centroafricana— en la categoría de desechables. No existen en las estadísticas oficiales, ni en los homenajes patrióticos rusos; y sus familias, muchas veces sin acceso a internet o representación legal, no tienen cómo reclamar lo que les deben.
Rusia no da abasto: Hospitales colapsados y motines de heridos
El desamparo de los mercenarios no es una excepción, sino parte de un patrón que afecta incluso a los soldados rusos.
Montes de Oca documentó que hospitales como el Burdenko, el más importante para veteranos, colapsaron en 2023, y que ahora se derivan pacientes a las regiones más pobres del país.
Incluso soldados heridos están siendo devueltos al frente por falta de camas y tratamiento. Otros, como ocurrió en junio de 2025 en Novosibirsk, protagonizaron motines ante la falta de atención médica y demoras en los pagos.
Las cifras son escalofriantes: unos 140,000 soldados sufren trastornos de estrés postraumático, y hasta 200,000 presentan lesiones permanentes, lo que representa una carga económica y social que el Kremlin intenta disimular, incluso a costa de esconder a los muertos.
El espejismo del dinero fácil
El caso de los cubanos revela una tragedia aún más cruel: muchos fueron reclutados por necesidad extrema.
Con un salario promedio en Cuba que ronda los 13 dólares mensuales, la posibilidad de ganar 2,000 o 3,000 dólares al mes en Rusia parecía una salida. Pero la realidad los atrapó en una guerra brutal, sin entrenamiento, sin garantías y sin derechos.
Para Putin, el uso de mercenarios cubanos es funcional: son baratos, prescindibles y no generan presión interna. Para Cuba, su muerte es una estadística incómoda que no se menciona.
Y para sus familias, el silencio estatal es tan doloroso como el vacío que deja su desaparición.
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