Alertan sobre consumo entre jóvenes de estos medicamentos sin supervisión médica



El consumo de testosterona y Viagra sin supervisión médica entre jóvenes cubanos preocupa a especialistas por los riesgos de salud.

Cubanos caminando por La Habana (Imagen de referencia) © CiberCuba
Cubanos caminando por La Habana (Imagen de referencia) Foto © CiberCuba

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El consumo de testosterona y Viagra sin supervisión médica se ha convertido en una práctica cada vez más extendida entre jóvenes cubanos, que las utilizan para ganar masa muscular o mejorar su desempeño sexual, pese a los riesgos que advierten los especialistas.

El tema fue abordado por la periodista María Isabel Perdigón en un texto publicado por el Periódico Guerrillero bajo el título “La fuerza prestada”, donde describe cómo este fenómeno se ha ido colando “entre rutinas, de boca en boca y detrás de las ganas desesperadas de ‘llegar rápido’”.

Según la autora, “cada día aumenta el número de muchachos que toman testosterona sin supervisión médica para ganar volumen muscular, y Viagra para mostrarse ‘más eficaces’ con las mujeres”. Ambas sustancias, advierte, “no fueron creadas para ellos, pero se han convertido en parte de una moda silenciosa, peligrosa y profundamente reveladora”.

El texto relata que esta práctica se propaga “en conversaciones entre series de pecho, en susurros entre amigos, en la cultura del ‘yo también’ que invade a muchos hombres que no quieren quedarse atrás”. Varios jóvenes, dice, lo hacen “por presión, otros por inseguridad”, hasta que el consumo se convierte “en un secreto a voces”.

Uno de los testimonios citados es el de un joven que empezó a usar testosterona para acelerar sus progresos físicos. “Cada semana se miraba en el espejo esperando cambios mágicos. Los vio, sí, pero también notó que el cuerpo es sabio y cobra caro cada abuso”, escribió Perdigón. El muchacho confesó: “Me veía mejor, pero me sentía peor”, tras sufrir granos dolorosos, insomnio y cambios de humor.

Sobre el uso del Viagra, la periodista advierte que “se ha convertido en una especie de ‘amuleto’ entre muchachos que creen que la potencia sexual define su valor como hombres”. Muchos, añade, “lo toman como si fuera un caramelo azul, sin entender que trabaja sobre un sistema tan delicado como el cardiovascular”.


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El reportaje señala que algunos jóvenes incluso mezclan la pastilla “con alcohol”, o la usan “para estar seguros aunque no haya necesidad”. En varios casos, los efectos adversos incluyen “taquicardias o una presión que sube de tal forma que los asusta, pero nadie lo dice en voz alta, porque admitir miedo parece peor que admitir el consumo”.

Los especialistas de salud consultados alertan que “el uso indiscriminado de testosterona puede afectar el corazón, alterar el metabolismo, dañar el hígado, reducir la fertilidad y causar cambios emocionales impredecibles”. En el caso del Viagra, subrayan que “no está diseñado para jóvenes sanos, menos aún para usarse como juguete o argumento de masculinidad”.

Para Perdigón, detrás de esta conducta hay un trasfondo social y emocional: “Hay una sensación de vacío alimentada por modelos irreales que llegan por internet, por la presión social de una masculinidad desfigurada”. En ese contexto, “mientras más silencioso es ese dolor, más fuerte se hace el deseo de compensarlo con sustancias”.

El gimnasio, añade, se ha convertido para muchos en “el único lugar donde sienten control, donde pueden convertirse, aunque sea por un rato, en la versión que les gustaría ser”. Pero cuando el progreso natural no llega “al ritmo de sus angustias, aparece la tentación de empujar el cuerpo más allá de lo sensato”.

La periodista cierra su texto con un llamado a la reflexión: “La fuerza verdadera no sale de una jeringuilla ni de un comprimido azul. La potencia real no depende de un frasco escondido en el bolsillo del short”. Y concluye: “Quizás lo que hace falta no es prohibir ni regañar. Es acompañar, escuchar, explicar. Ayudar a entender que el gimnasio es un lugar para transformar —sí—, pero no para destruir”.

La advertencia recuerda otros casos recientes. En abril de 2024, un cubano fue multado en el aeropuerto de Madrid por llevar en su equipaje 234 pastillas de Viagra sin receta médica. Durante el decomiso, un agente de la Guardia Civil comentó que “es un tema recurrente en viajeros procedentes de Cuba”, mientras el pasajero alegó que las usaba “por problemas médicos”.

Preguntas frecuentes sobre el consumo de testosterona y Viagra entre jóvenes cubanos

¿Por qué algunos jóvenes cubanos consumen testosterona y Viagra sin supervisión médica?

El consumo de testosterona y Viagra entre jóvenes cubanos se debe principalmente a la presión social y a los ideales de masculinidad que se difunden a través de internet. Los jóvenes buscan ganar masa muscular rápidamente y mejorar su desempeño sexual, sin comprender los riesgos asociados a estas prácticas. Además, la falta de acceso a una educación adecuada sobre salud y los modelos irreales propagados por los medios contribuyen a esta tendencia.

¿Cuáles son los riesgos de consumir testosterona y Viagra sin supervisión médica?

El uso indiscriminado de testosterona puede causar serios problemas de salud, como afectaciones al corazón, alteraciones del metabolismo, daño hepático, reducción de la fertilidad y cambios emocionales. En cuanto al Viagra, su consumo sin necesidad puede generar efectos adversos como taquicardias y problemas de presión arterial, ya que actúa sobre el sistema cardiovascular.

¿Qué impulsa a los jóvenes a consumir estas sustancias de manera irresponsable?

Detrás del consumo de testosterona y Viagra sin supervisión médica por parte de jóvenes cubanos, existe un trasfondo social y emocional. La presión por cumplir con un ideal de masculinidad, la falta de educación en salud y la influencia de modelos irreales vistos en internet juegan un papel importante. Además, muchos jóvenes sienten que el gimnasio es el único lugar donde tienen control sobre sus vidas, lo que los lleva a buscar resultados rápidos y a caer en el uso indebido de estas sustancias.

¿Cómo se relaciona la escasez de medicamentos con esta problemática?

La escasez de medicamentos en Cuba es parte de un contexto más amplio de crisis sanitaria que afecta al país. La falta de acceso a medicinas básicas y anticonceptivos ha obligado a la población a buscar alternativas peligrosas para resolver problemas de salud. En este entorno, el mercado negro de fármacos se ha intensificado, contribuyendo a la disponibilidad y el consumo no regulado de sustancias como testosterona y Viagra.

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