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Centenares de cubanos permanecen detenidos en el centro conocido como Alligator Alcatraz, en Florida, sin información clara sobre su situación migratoria y bajo amenazas constantes de deportación, según testimonios obtenidos por CiberCuba durante una entrevista realizada a través de llamadas telefónicas con familiares.
De acuerdo con los relatos, en el lugar habría entre 700 y 800 cubanos recluidos en promedio, muchos de ellos trasladados desde distintos estados del país.
Los detenidos aseguran que no han recibido explicaciones oficiales sobre su estatus legal ni sobre los pasos a seguir en sus casos.
“Nos dicen que no vamos a pisar la tierra americana”, relató uno de ellos en llamada con nuestro medio.
Denunció, además, amenazas de traslado a la base naval de Guantánamo, a México o incluso a países de África.
Abel Ducanses Ceballos, quien está detenido desde el 5 de diciembre, afirmó que "las condiciones son infrahumanas: no hay derecho a la vida. Estamos encerrados en jaulas, no le importamos a nadie. El agua potable, que es lo más imprescindible, parece agua de charco; es un asco", subrayó.
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Dijo que viven en jaulas que albergan a 32 personas.
"Dormimos en literas. Nos bañamos y nos lavamos la boca solo tres veces a la semana. El lugar huele asqueroso y hay brotes de sarna. Parecemos animales: con el pelo largo, con barba, sin condiciones mínimas de higiene. Lo único que ha pasado es que estamos respondiendo como animales a un trato animal", señaló.
Por su parte, Endy Castillo, lleva 28 días detenido aunque ha vivido 20 años en Estados Unidos, dijo que "casi nadie ha cometido delitos desde hace mucho tiempo, y aun así esto es como un campo de concentración. No existen condiciones humanas para vivir. Esto es una celda de castigo", subrayó.
Comentó que reciben "tres comidas al día: a las 5 de la mañana, a las 12 del mediodía y a las 5 de la tarde. La comida llega fría y es el mismo sándwich toda la semana. El agua no se puede tomar", expresó.
"El médico solo te atiende después de 72 horas. Cuando llegas, todo el mundo está enfermo y no hay medicamentos. No podemos reclamar nada. El lugar está cerrado a dos millas a la redonda. Esto es completamente inhumano", denuncian.
"Estamos en jaulas, como en un campo de concentración. Si hay un incendio, morimos todos, porque no hay extintores. Hay tres inodoros por jaula y, si alguien necesita hacer sus necesidades, los demás tienen que darse la vuelta. La temperatura está fija en 35 grados, nos mata de frío y tenemos que dormir con la colcha encima", señaló.
Otro recluso afirma que lleva 98 días recluido en Alligator Alcatraz y, aunque debían liberarlo a los 90 días, nada ha pasado.
"Fui trasladado por Luisiana y Misisipi, y después me regresaron aquí. Nadie ha venido a verme ni me han explicado qué va a pasar conmigo. Quieren mandarme a México, pero yo no quiero ir a México", explica.
"Lo peor es el hacinamiento, uno encima del otro, sin aseo y con una comida pésima. Mi familia en Cuba no ha podido hablar conmigo; hasta ahora estoy totalmente incomunicado", comenta apurado porque se les acaban los 15 minutos de llamada que le permiten.
Entre los detenidos hay casos especialmente sensibles. Algunos ni siquiera hablan español, ya que llegaron a Estados Unidos siendo niños durante el éxodo del Mariel.
Uno de ellos afirmó haber vivido 40 años en EE.UU., mientras otro señaló que lleva 32 años en el país, al que llegó con apenas 12 años de edad.
Los testimonios coinciden en que cada día llegan nuevos detenidos procedentes de distintos estados, lo que ha incrementado la incertidumbre dentro del centro. También denunciaron dificultades para el acceso a asistencia legal, asegurando que no todos los abogados logran entrar para representarlos.
CiberCuba continuará dando seguimiento al caso y que transmitirá entrevistas en directo, en las que las esposas de los detenidos se comunicarán por teléfono con ellos para visibilizar sus denuncias y la realidad que enfrentan dentro del centro de reclusión.
Las familias exigen información clara, acceso a abogados y respeto al debido proceso, mientras crece la preocupación por el destino de cientos de cubanos que aseguran estar atrapados en un limbo migratorio.
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