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Johana Tablada de la Torre, subdirectora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, volvió a encender las redes con un mensaje tan extenso como agresivo contra el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.
En su diatriba —publicada en sus redes sociales y plagada de ataques personales— Tablada de la Torre no solo acusó a Rubio de “fascista”, “bandido” y “verdugo”, sino que lo calificó directamente de “inepto”.
El problema, claro, no estuvo en el insulto, sino en la ironía. Porque si hay una palabra que los cubanos repiten con unanimidad casi patriótica para describir al gobierno de Miguel Díaz-Canel, es precisamente esa: inepto.
Basta recordar los comentarios tras los apagones nacionales del año pasado, cuando el propio presidente intentó mostrarse optimista en medio del colapso eléctrico. Las redes estallaron en burlas y rabia: “corrupto, bruto, inepto e ineficiente”, le escribían los usuarios, hartos de excusas y consignas.
Desde su llegada al poder en 2018, el adjetivo se convirtió en sinónimo del gobernante designado por Raúl Castro y, por extensión, del aparato que lo sostiene.
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Por eso, cuando Tablada de la Torre decidió soltar el mismo epíteto contra Rubio, el pueblo no tardó en detectar el "fallido". Si alguien encarna la ineptitud en la Cuba actual, no está en Washington, sino en Palacio.
El mensaje de la funcionaria, de más de mil palabras, se presentó como un alegato contra la “guerra económica” de Estados Unidos, pero se leyó más bien como un capítulo más de su desahogo personal contra el cubanoamericano que lidera actualmente el Departamento de Estado.
Tablada de la Torre acusó a Rubio de manipular la política exterior estadounidense, de sabotear barcos, amenazar pueblos y hasta de dominar al secretario de Defensa. A mitad del texto, entre referencias a la Biblia, teorías de conspiración y viejas consignas de la “revolución”, apareció la joya retórica: “Rubio es el verdadero inepto”.
La frase tuvo el efecto contrario al que la diplomática imaginó. En vez de un golpe a Washington, provocó carcajadas en redes cubanas y entre el exilio. Muchos la interpretaron como un lapsus freudiano: una confesión involuntaria de lo que los cubanos piensan hace rato sobre sus propios dirigentes.
El tono de la publicación reveló además el agotamiento del discurso oficial. Las referencias al “bloqueo criminal” y a la “asfixia imperial” suenan cada vez más huecas frente a una realidad donde el desabastecimiento, los apagones y la migración masiva ya no pueden explicarse con el enemigo externo.
Mientras Tablada de la Torre repite los mantras de hace medio siglo, los cubanos sobreviven a base de remesas, inventos y una paciencia que se agota al ritmo de los apagones.
Su fijación con Marco Rubio —a quien menciona casi obsesivamente desde hace años— parece ser el último recurso de un aparato que necesita enemigos para justificar su fracaso. En lugar de diplomacia, ofrece diatribas; en lugar de diálogo, insultos.
Pero lo más llamativo fue que, en su intento de ridiculizar al senador, la embajadora nombrada por Díaz-Canel terminó apropiándose del insulto más popular de los cubanos contra el líder de la llamada “continuidad”.
Porque si hay algo que los cubanos detectan de inmediato es la metedura de pata oficialista. Y cuando Tablada de la Torre escribió “el verdadero inepto”, millones supieron que el adjetivo había buscado un blanco equivocado y encontrado al referente ineludible.
En un país donde los hospitales se apagan, las epidemias florecen, los precios se disparan y los jóvenes emigran, el término tiene dueño exclusivo. El “inepto” no está en Washington ni en Miami... Está en La Habana, sonriente, grabando mensajes optimistas mientras el país se cae a pedazos.
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