La historia del cine en Cuba está conformada por sus cineastas, sus temas recurrentes y sus personalísimas maneras de entender el séptimo arte, los muchos trabajadores que con nombre propio o desde un digno anonimato lo han hecho posible, sus escenas, guiones y parlamentos emblemáticos, sus bandas sonoras, talentosos compositores y sus personajes emblemáticos y los actores que les han dado vidas.
La siguiente lista, breve y en cierta medida injusta como todas, pretende ser un homenaje a esos rostros femeninos del cine cubano, esas grandes actrices que han poblado de heroínas, villanas, protagónicas o papeles de reparto la historia del cine en la mayor de las Antillas.
1- Raquel Revuelta (1925-2004)
Fundadora, co- creadora y directora del Teatro Estudio, educadora y promotora incansable y primera Presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas del Ministerio de Cultura, tras su reorganización institucional de 1988.
Sus primeros éxitos los cosechó en la Corte Suprema del Arte y La Escala de la Fama: era tan solo una joven adolescente cuando Raquel mostró por primera vez sus dotes para la actuación, la declamación y su pasión por el arte.
Aunque muchos cubanos la recuerdan por sus actuaciones en Lucía (1968), Cecilia (1982), Un hombre de éxito (1986), todas del director Humberto Solás; su carrera en la gran pantalla la comenzó en el año 1950 con el filme Siete muertes a plazo fijo e incluyó una docena de títulos.
Memorables son sus caracterizaciones para el teatro, dentro de las que destacan Ana Fierling de Madre Coraje o su Laurencia de Fuenteovejuna.
Con similar éxito, y en claro testimonio de una época áurea en la actuación en Cuba, Revuelta conquistó también la pantalla chica con Un romance cada jueves, Gran teatro del sábado, Un tranvía llamado deseo, El dulce pájaro de la juventud, Doña Bárbara (1977),entre otros.
En reconocimiento a su carrera como actriz y como defensora y promotora del arte en Cuba, fue premiada en 1997 con el Premio Coral por el conjunto de su obra, otorgado por el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano y el Premio Nacional de Teatro en reconocimiento a la obra de toda una vida, conquistado junto a su hermano Vicente Revuelta en 1999, año en que se instituyó el reconocimiento.
2- Daisy Granados (1942)
Su actuación para Memorias del Subdesarrollo (1968) sea probablemente una de las más conocidas por los cubanos. Su caracterización de la Cecilia (1982) de Humberto Solás, su Concha de Plaff (1988) de Juan Carlos Tabío, su protagónico en las Profesías de Amanda (1999) de Pastor Vega y otros tantos también en la pantalla chica, han puesto siempre en evidencia que junto a su exótica, criolla y cubana belleza coexiste un talento y una enorme capacidad para desdoblarse.
Premios en festivales de cine, eventos nacionales e internacionales (Brasil, Puerto Rico, Colombia, España) reconocen la trayectoria de la Gradados.
3- Eslinda Nuñez (1943)
Su personaje de Lucía (1968) de Humberto Solás, una de sus primeras incursiones en la gran pantalla, significó no solo la consolidación de su carrera como actriz sino una gloriosa entrada dentro de la galería de personajes femeninos de la historia del cine en Cuba.
Una prolongada y prolija carrera con más de una veintena de títulos (Memorias del subdesarrollo, Cecilia, Amada, Capablanca, Viva Cuba, entre otros) respaldan que sea considerada una de las grandes actrices cubanas de todos los tiempos y que haya sido justamente galardonada con el Premio Nacional de Cine en el año 2011.
4- Mirtha Ibarra (1946)
Graduada de Literatura Latinoamericana, Mirtha Ibarra comenzó sus pasos en la actuación en el teatro.
Aunque hizo caracterizaciones para la televisión, se le conoce fundamentalmente por sus personajes para la gran pantalla. Su debut en el cine lo hizo por la puerta ancha. Tenía 28 años cuando formó parte del elenco de La última cena (1976) del director Tomás Gutiérrez Alea. Daba inicio así a una gran lista de trabajos, dentro de los que destacan Se permuta (1983), Adorables mentiras (1991), Fresa y chocolate (1993), Guantanamera (1995), El cuerno de la abundancia (2008).
5- Susana Pérez (1952)
Como el resto de las féminas que incluimos, no necesita demasiada presentación entre el público cubano. No importan el sexo, la edad, la procedencia o el nivel de estudios: decir a un cubano Susana Pérez es hacerle rememorar uno de sus tantos personajes para el teatro, la televisión o el cine.
Rosas a crédito (1983), Sol de batey (1985), Un bolero para Eduardo (1986) junto a más de una veintena de títulos para la televisión cubana; al igual que Clandestinos (1987), Pon tu pensamiento en mí (1996), Amor vertical (1997) y otros tantos para el cine y sus papeles para teatro, programas humorísticos e infantiles son algunos de los muchos trabajos que esta cubana de cadencioso hablar y mirada profunda ha obsequiado a sus fieles seguidores.
Sus casi impecables dicción y pronunciación la han llevado también a la radio, el doblaje, la locución y la conducción de programas.
6- Isabel Santos (1961)
Versátil al punto de ser casi impredecible. Isabel Santos empezó a hacerse de un nombre dentro del público cubano desde muy joven, y desde ese momento se ha caracterizado por tener una de las carreras más estables y exitosas en Cuba, con apariciones estelares en la pantalla chica en programas como Algo más que soñar (1984-85), Día y noche, Pasión y Prejuicio (1992-93), Un bolero para Eduardo (1986), La Botija (1990), Conflictos (1991) y otros tantos.
Su Nereyda de Clandestinos (1987) con emblemática es cena junto al parlamento de Luis Alberto “la voy a entregar viva” forman parte de ese acerbo cultural común, de las vivencias y segmentos de cultura que aglutinan y comparten los cubanos.
Y si este papel en el cine no fuera suficiente motivo para incluirla, Isabel también ha formado parte de los elencos de Se permuta (1983), Adorables mentiras (1992), Vidas Paralelas (1992), La vida es silbar (1998), Miel para Oshún (2000), Los dioses rotos (2008) y recientemente la exitosa Vestido de novia (2014).
7- Luisa María Jiménez (1962)
Polémica, sensual y a atrevida, a la vez que cercana y cándida. Merece su inclusión dentro de los rostros del cine cubano por sus papeles en Se permuta (1983), Venir al mundo (1989), Santa Camila de La Habana Vieja (2002), Rosa la China (2002), Barrio Cuba (2005) y otros, pero para muchos cubanos sus grandes personajes han sido para teleseries y telenovelas cubanas.
Eso hace que para buena parte sus admiradores sea la actriz de La Botija (1990), de Tierra Brava (1997), o la eterna Tojosa de Sol de Batey (1985) y la Mariela de El Naranjo del Patio (1991).
8- Broselianda Hernández (1964)
Su belleza poco clásica y su fuerza interpretativa han hecho de ella una imprescindible dentro del séptimo arte y el teatro en Cuba. De sus papeles para la televisión sobresalen sus personajes en Cuando el agua regresa a la tierra (1993) y Las honradas (1990).
Más de una decena de largometrajes, igualmente, dan fe de la gran actriz que es: Bajo Presión (1989), Cosas que dejé en La Habana (1997), Nada (2000), Barrio Cuba (2005), Una rosa de Francia (2006), entre otros muchos.
Su prolija y rica carrera en el teatro, que la llevan a ser considerada por algún segmento de la crítica como una de las mejores actrices del panorama actual en la isla, incluye actuaciones con las compañías Buscón, Buendía y, más reciente y establemente con El Público.
9- Jacqueline Arenal (1968)
Consagrada en el cine por su protagónico en El siglo de las Luces (1992), también fue elenco de Plaff (1992) y Miradas (2001).
Su caso es también el de muchas actrices cubanas cuya consolidación ocurrió en la pantalla chica, aunque luego su carrera, tanto en Cuba como en Colombia donde reside actualmente, ha dado muestras de su versatilidad y amplio abanico interpretativo.
Su Verena en Tierra Brava (1997) consiguió nombrar catarros, apodos y convertirse en la villana que todas las noches gustosamente los televidentes cubanos dejaban entrar en sus hogares. Para muchos, en cambio, será siempre la Mariana de De tu sueño a mi sueño (1991) o la Dra. Marcia de Si me pudieras querer (1998).
10- Laura de la Uz (1970)
Su debut en la gran pantalla, para el filme de Fernando Pérez Hellow Hemingway (1990), tuvo lugar cuando era aún una estudiante y contaba con 22 años, y sirvió para presentarla como la gran actriz que su extensa, sólida y versátil carrera ha mostrado.
Numerosos premios nacionales como CARICATO, Coral e internacionales como ACE (Cronistas de Espectáculos de Nueva York), Cinema Mundo (Brasil) y dos nominaciones a los premios Platino de cine y muchos más, reconocen una decena de trabajos para la televisión, otros tantos para el teatro y cerca de la treintena de cortos o largometrajes para la gran pantalla.
Madagascar (1993), Amores (1994), Historias clandestinas de La Habana (1996), El cuerno de la abundancia (2008), Boleto al Paraíso (2009), Y, sin embargo… (2012), Amor crónico (2012), Siete Días en La Habana (2012), La película de Ana (2012), Vestido de novia (2014), Espejuelos oscuros (actualmente en producción), entre otros, justifican por qué merece ser considerada una de las mejores actrices cubanas de las últimas décadas, de obligada inclusión en repertorios e historia del cine.
11- Silvia Águila (1971)
La eternamente joven Silvia consigue mantener la frescura de sus interpretaciones iniciales y una espontaneidad que la hacen moverse con similar soltura en cine, en televisión o el teatro.
Su primer papel para el cine Amor Vertical (1997) y sus emblemáticas escenas en el ascensor y en la cuna, le hicieron entrar con ruido pero sin estridencias en la historia del cine y la preferencia de un público, que desde sus comienzos pudo ver en ella a una actriz que no se pone cercos ni encasillamientos. Malhabana (1999), ¿La vida en rosa? (2004), Los dioses rotos (2008), Conducta (2013) y otros muchos hablan de su larga, estable y rica carrera en la gran pantalla.
(Imágenes tomadas de Internet)
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