La crisis del sistema eléctrico cubano ha dejado de ser una contingencia para convertirse en una rutina asfixiante.
El sábado 21 de junio, la Unión Eléctrica (UNE) reportó un déficit máximo de generación de 1,880 MW, una de las cifras más altas desde que comenzaron los registros sistemáticos, solo superada por el récord histórico de 1,901 MW del pasado 23 de abril.
Esta situación ha llevado a muchos cubanos a describir la realidad energética del país como un "laberinto sin salida".
La UNE informó que durante todo el sábado y la madrugada del domingo el servicio estuvo afectado, atribuyendo el empeoramiento a una demanda superior a la prevista y la salida imprevista de la unidad 1 de la CTE Santa Cruz.
Para este domingo, la empresa estatal estimó una disponibilidad de apenas 1,820 MW frente a una demanda de 2,958 MW en la mañana, y una afectación de hasta 1,750 MW para el horario pico nocturno.
La población, sin embargo, ya no recibe estos datos como información, sino como una rutina humillante. Los comentarios en redes sociales reflejan un malestar que supera el enfado: “No se puede aguantar más”, “Es una tortura diaria”, “Cada día es peor que el anterior”, repiten cientos de voces en las publicaciones de CiberCuba y en los propios canales oficiales de la UNE.
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Una usuaria comentó: “Han normalizado esta situación. No queremos más justificaciones, queremos soluciones. Vivimos una crisis permanente e inhumana”. Otros apuntaron a la desigualdad en la distribución del servicio: “Unos con corriente y otros con múltiples apagones... tres años sin resolver nada”.
En sus redes sociales, el periodista oficialista José Miguel Solís publicó un ranking con los mayores apagones, donde destaca que cinco de los doce peores déficits de la historia ocurrieron en abril y tres en junio de 2025. Este sábado 21 se anotó como el segundo peor día de todos los tiempos en cuanto a apagones, confirmando la tendencia al colapso.
“Estamos colapsados hace rato”, comentaron usuarios desde Matanzas, Granma, Camagüey y Guantánamo, donde se reportaron afectaciones de hasta 24 horas seguidas sin electricidad, interrumpidas solo por “alumbrones” de una o dos horas.
El descontento popular ha escalado de la crítica al sarcasmo y la desesperanza. “Si vamos por más, que sea por más oscuridad”, ironizó un usuario. Otro propuso que el Consejo de Estado se reúna sin aire acondicionado: “Si piden resistencia, que resistan con nosotros”.
Mientras tanto, crecen las denuncias sobre la falta de transparencia y las dudas sobre la veracidad de los partes diarios de la UNE. “Cada día entra una unidad, pero salen dos. Es el mismo circo”, escribió una usuaria. Las promesas oficiales de mejora han sido sistemáticamente desmentidas por la realidad.
Con la llegada del verano, las condiciones empeoran: calor sofocante, mosquitos, alimentos que se echan a perder, niños y ancianos sin poder dormir. “No es vida”, repiten una y otra vez los cubanos, mientras la UNE recita partes técnicos que ya nadie cree. “Esto ya no es un borde de colapso”, sentenció un comentarista. “Ya estamos en él”.
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