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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este viernes que los ataques por tierra en Venezuela “van a empezar a suceder”, marcando el inicio de una nueva fase en la llamada Operación Lanza del Sur, una campaña militar y de inteligencia destinada, según Washington, a desmantelar redes de narcotráfico en el Caribe y Sudamérica.
“Ahora estamos empezando por tierra, y por tierra es mucho más fácil. Eso va a empezar a suceder. No vamos a permitir que esa gente destruya a nuestra juventud, destruya a nuestras familias”, declaró Trump desde la Casa Blanca, según CNN.
El mandatario no ofreció detalles sobre el alcance ni los objetivos de las incursiones, pero fuentes del Pentágono confirmaron que las fuerzas estadounidenses ya están posicionadas para operaciones rápidas dentro y alrededor del territorio venezolano.
El anuncio se produce apenas dos días después de que el presidente acusara al régimen de Nicolás Maduro de “permitir que miles de criminales salgan de Venezuela hacia Estados Unidos” y de “exportar asesinos”.
Según datos citados por el propio Trump, “11,888 homicidas” habrían ingresado a territorio norteamericano desde Venezuela como parte del flujo migratorio irregular.
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“El tráfico de drogas por mar ha bajado un 92 %, y comenzaremos a lograr lo mismo por tierra”, aseguró entonces, en alusión al éxito de las operaciones navales que han destruido 23 embarcaciones sospechosas y causado la muerte de al menos 87 presuntos narcotraficantes desde septiembre.
Colombia podría ser el siguiente objetivo
Durante la rueda de prensa del viernes, Trump amplió el alcance de su mensaje al lanzar una advertencia directa a Colombia, país tradicionalmente aliado de Washington en materia de seguridad.
“Colombia está produciendo mucha droga. Tienen fábricas de cocaína […] así que más le vale espabilar o será el siguiente. Espero que me esté escuchando”, dijo el mandatario, visiblemente irritado, en un mensaje implícitamente destinado al presidente colombiano Gustavo Petro.
Las declaraciones fueron interpretadas como una advertencia pública de posibles operaciones en territorio colombiano, lo que elevaría la tensión en toda la región.
Analistas consideran que el mensaje de Trump redefine el alcance geopolítico de la ofensiva, transformando una campaña inicialmente dirigida contra Venezuela en una estrategia hemisférica de intervención selectiva bajo el paraguas de la “guerra contra las drogas”.
Maduro bajo asedio
El gobierno venezolano respondió a las declaraciones calificándolas de “amenaza imperialista”. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ordenó a las Fuerzas Armadas “mantener máxima alerta de combate” y aseguró que “cualquier agresión al territorio venezolano recibirá una respuesta contundente”.
En paralelo, la Cancillería venezolana denunció ante la ONU que Washington está “utilizando el discurso antidrogas como pretexto para una intervención militar” y pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha manifestado que “Maduro no es un presidente, sino un criminal acusado por un gran jurado en Nueva York”, recordando la acusación de 2020 por narcoterrorismo presentada en el Distrito Sur de Manhattan. “No es una opinión, es un indictment indiscutido”, subrayó.
Escalada y consecuencias
La Casa Blanca asegura que la ofensiva busca neutralizar a individuos y redes criminales, no atacar a Estados soberanos.
Sin embargo, los despliegues militares y la retórica presidencial apuntan a una regionalización del conflicto, con Cuba y Nicaragua expresando apoyo al gobierno de Maduro y advirtiendo que “cualquier agresión a Venezuela será una agresión a toda América Latina”.
Con tropas estadounidenses desplegadas a menos de 200 millas de las costas venezolanas, el Caribe vive el momento de mayor tensión militar desde la invasión de Panamá en 1989.
Trump, sin embargo, se muestra desafiante: “Sabemos dónde viven los malos. Los encontramos en el mar, y pronto los encontraremos en tierra”.
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