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Nuevo periodismo cubano: sin notas sí hay paraíso

Si confundes tu opinión con la de quien te paga y crees que eres la voz del pueblo, esto no es lo tuyo y además eres un 'peligrito' social.

Alma Mater de la Universidad de La Habana. © CiberCuba
Alma Mater de la Universidad de La Habana. Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Cuba ha decidido cambiar las reglas del juego. Ya no hace falta tener las mejores notas para optar a la carrera de Periodismo. Basta con pasar las pruebas de aptitud, que siempre han existido, con un 90 (sobre 100) de promedio, haber superado las asignaturas de Español e Historia con más de 95 en décimo y onceno grados del preuniversitario y aprobar con al menos 60 los exámenes de ingreso a la universidad (Matemáticas, Historia de Cuba y Español).

Eso significa que las pruebas de aptitud, que se celebrarán el próximo sábado 17 de noviembre en La Habana, a las 8:00 a.m., serán determinantes para entrar en la Facultad de Comunicación. Los examinadores deberían ser expertos en Recursos Humanos con buen ojo clínico y estar de vuelta del más allá para poder afinar la puntería y que no les den gato por liebre.

Todo depende de lo que quiera el Gobierno de Cuba. Lo más inteligente sería formar reporteros que ayuden en el proceso social que se vive lento, muy lento, pero irreversible. A ellos corresponderá devolver la credibilidad a una prensa que en los últimos meses ha dado señales de cambios discretísimos, pero a la que le costará mucho tiempo, quizás la eternidad, sacudirse el desprestigio provocado por la borrachera de consignas, planes y objetivos cumplidos que no se corresponden con la escasez que hay a pie de calle ni con el nivel de vida del cubano que trabaja para el Estado y no tiene familiares fuera del país.

Pero con esas pruebas de aptitud también se corre el riesgo de elegir futuros soldados de la propaganda y comunistas confesos. En mi opinión, formarlos es tirar el dinero, arriesgarse a seguir haciendo frente al alto índice de bajas de aficionados a desfiles de las antorchas y performances trasnochados que luego se marchan a rincones recónditos y no tienen valor ni para colgar una foto en Facebook por temor a que algún damnificado los identifique.

Si los futuros periodistas cubanos no tienen que ser buenos en Matemáticas (sólo se exigen calificaciones decentes del Pre en Español e Historia), me pregunto quién cuestionará los presupuestos del Gobierno, quién escribirá sobre economía; quién revisará las estadísticas que avisan de tendencias persistentes contrarias al desarrollo del país.

Eso es hoy por hoy un talón de Aquiles de la prensa cubana, en la que se habla de sobrecumplimientos de planes sin hacer alusión a la esencia de cualquier comparación: el punto de referencia. No saben sumar, restar o dividir y eso es como el que no está acostumbrado a limpiar y no ve la mierda.

Hace 20 años las pruebas de aptitud consistían en un test de actualidad informativa, una redacción y una entrevista oral. La planilla con los datos personales incluían un apartado para los "hijos de", en el que había que hacer público el centro de trabajo de los padres. Curioso, en una sociedad que se desgañita repitiendo que todos tenemos los mismos derechos y deberes, aunque en la práctica se intenta separar el grano de la paja.

En este caso del acceso a la carrera de Periodismo, veo con preocupación un signo más de rebaja de exigencias en el sistema cubano de enseñanzas y eso no es bueno ni para los que están estudiando ahora ni para los que tenemos títulos universitarios de la Isla porque a la larga desprestigia a unos y otros.

Pasó con la relajación de las exigencias para entrar a la Lenin y la decisión de no exigir el año pasado el B1 de inglés a los graduados universitarios como se hace en toda Europa. Con esas resoluciones, las únicas que se salvan son las estadísticas con que el Gobierno cubano saca pecho. Todos los demás perdemos.

Sin embargo, me alegra que con este bajón de requisitos se le quite a la carrera de Periodismo el halo mágico que conserva (en todo el mundo) quizás encumbrado por el cine y la televisión. Los jóvenes necesitan saber que éste es un oficio duro que cuando se hace por vocación, mata (de hambre, de frío, de asco, de soledad o en la guerra). Intentas dejarlo y el Periodismo no te deja, porque ser periodista es como ser El novio de la muerte.

Quienes vivimos de esto y con 18 años sabíamos que era esto lo que queríamos y podíamos ser, hoy sólo tenemos consejos para quienes sueñan nuestro sueño: si quieres una vida cómoda, el Periodismo no es para ti. Si te gusta quedar bien, el Periodismo no es para ti. Si no sabes sumar, restar, multiplicar ni dividir, esto no es para ti. Si bajas la cabeza y dices que sí a todo, déjalo; si piensas más en ti y en tu familia que en el derecho a informar, ni lo intentes. Si confundes tu opinión con la de quien te paga y crees que eres la voz del pueblo, esto no es lo tuyo y además eres un peligrito social.

En Cuba ya no se puede ocultar lo que pasa en las calles. Hay móviles en todas partes y es ridículo seguir condenando a informadores independientes por usurpación de funciones. No podemos negar la realidad: el canal amplifica el mensaje y los canales (prensa, radio y televisión) están en manos del Estado cubano. El Gobierno puede seguir optando por hacer las cosas a su modo y el resultado seguirá siendo el mismo. A la falta de credibilidad se suman fallos de bulto que mellan la calidad de la información. La inmensa mayoría de los periodistas de la prensa oficialista no sabe qué es noticia ni cómo montar un buen reportaje.

En los últimos tiempos ha habido reporteros estatales que han recopilado muchísima información y han hecho un buen trabajo si se compara con lo que se venían haciendo hasta ahora, pero al final los megarreportajes terminan siendo un compendio de fulano dijo y mengano señaló y lo peor, la gente afectada no tiene voz. Son buenos periodistas que no saben lo que quieren. Lo tienen todo, pero no saben qué hacer y la granada les revienta entre las manos.

Eso no pasa porque sí sino porque no tienen claro lo que tienen que hacer o sencillamente porque no hacen o no les dejan hacer. La prensa independiente se está ganando los frijoles y las detenciones escabulléndose por canales alternativos. La información fluye y así será en la sociedad globalizada que rechazan los comunistas cubanos y Donald Trump.

Formar periodistas es una labor que sólo está pagada cuando al menos uno de los miles que pasan por tus manos llega más lejos y con más fuerza que tú.Ser periodista no es compartir un vídeo con una frase en Twitter. Para eso no hace falta ir a la universidad. La comunicación es un arma y si está cargada, puede matar o ayudarte a salvar vidas. Depende de cómo la uses.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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