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Actriz cubana Miriam Socarrás: “Los besos fuertes me molestan al igual que los desnudos feos”

Espacios televisivos como Siete días, La otra cara, Doble juego, Destino prohibido, El otro, Oh, La Habana, Leyendas de sal, Los aretes que le faltan a la luna , Cuando una mujer, Nuestra mirada, Los colores de la vida, La otra esquina, entre varios más, contaron con su presencia.

Entrevista con la actriz cubana Miriam Socarrás © Facebook/ Miriam Socarrás
Entrevista con la actriz cubana Miriam Socarrás Foto © Facebook/ Miriam Socarrás

Este artículo es de hace 5 años

A mediados de la década de los 80, la Televisión Cubana trasmitía un programa, Siete Días, que dirigido por Guillermo Alemañy, resumía lo mejor de lo trasmitido en la semana.

Lo conducía una mujer, ya madura, envidia de nosotras y fuego para los hombres que la admiraban. ¿Su nombre? Miriam Socarrás, conocidísima presentadora en el show del afamado cabaret de Tropicana además de actriz de la Televisión y el Cine cubanos.

Miriam Socarrás / Ecured

Ahora, tras casi 40 años, me encanta conversar con esta mulata preciosa que parece burlar el tiempo. Con su buen carácter de siempre comienza su historia.

Facebook / Fe de Vida

“Soy habanera, nací el otro día, jajá, en 1941, mulata de un solar de la calle Lamparilla, y después otro en la calle Chacón, el cual demolieron cuando nos visitó el Papa Juan Pablo II porque dicen no tenían valores arquitectónicos. Orgullosa estoy de haber vivido en ellos y de la educación que recibí de mis padres, en medio de tanta humildad.

“Siempre me incliné hacia el arte, en sus diferentes manifestaciones, por lo que bien rápido me incorporo al movimiento de aficionados.

“Con anterioridad, cuando triunfa la Revolución yo apenas tenía 17 años y decido buscar trabajo como mecanógrafa y taquígrafa. ¿Y sabes?... Me decían que llevará una foto en short. Ya sabes lo que mi madre me dijo, ¿verdad?

“Así, con 18 cumplidos, en el mismo 1959, empecé a trabajar en el Instituto Cubano del Petróleo como mecanógrafa cuando nacionalizaron la Shell, la ESO.

“Pero, claro, eso no era lo mío, y comienzo a hacer mis pininos en el teatro aficionado que dirigía Elío Mesa. Sustituí a una instructora de arte, Argelia, porque no les permitían ser profesionales.

“Eso fue en la sala Las máscaras, en el edificio donde estuvo el cruce de Primera entre A y B, en el Vedado y ahí me vio un profesor de actuación mexicano, Rodolfo Valencia, quien estaba contratado por el Ministerio de Cultura en 1961.”

Sonríe Miriam picarescamente, como recordando esa etapa de su vida. (Esta entrevista fue a través de una tele conferencia, cosas de la tecnología que los no tan jóvenes también sabemos aprovechar.)

Pasaría muy poco tiempo, en 1962, la joven y prometedora actriz integraba el elenco del Teatro Musical de La Habana. Allí no se limitó a actuar, sino que recibió clases de canto, ballet, danza, voz y dicción, pantomima, y folklor cubano.

“¡Ay, cómo ha llovido! Todo lo aprendido me sirvió para ser una figura en mi muy amado Teatro Musical, que estaba bajo la dirección de mi amigo y profesor, Alfonso Araújo. Entre las puestas en escena más importantes de esa etapa se encuentran El Solar, dirigida por Alberto Alonso y Pedro Navajas, por Jesús Gregorio”.

Remembranza de un Teatro Musical que se dejó perder, aunque ha habido serios intentos por reconquistarlo, al menos en cuanto a repertorio se refiere (Lizt Alfonso y Amigas es un ejemplo), ya que la instalación se perdió hace ya mucho tiempo.

Posteriormente, integró los grupos Jorge Ánckermann y Teatro Cubano, dirigidos por Tito Junco.

Tropicana, el afamado cabaret bajo las estrellas, en tu vida querida Miriam, ¿qué significó?

“Tropicana cambió mi vida: yo trabajaba en el Teatro Musical y haciendo mi última obra, Pedro Navaja, tomaba un taxi, me cambiaban la ropa tres personas para poder despedir el primer show (eso era de jueves a domingo). Después presentaba el segundo show.

“Imagínate qué corre corre. Desde 1981 hasta 1995 estuve en Tropicana, con cuyos espectáculos realicé giras por la entonces Unión Soviética y España, país éste donde compartí con la genial Concha Velazco en un programa televisivo.”

Pero ahí no te detuviste, pues el cine cubano tiene marcada presencia de Miriam Socarrás.

“Sí, aunque nunca en protagónicos, soy de las que dice que hay caracterizaciones de actores de reparto que resultan indelebles. Mira, aquellos primeros años con el ICAIC fueron agotadores.

Soy de las que dice que hay caracterizaciones de actores de reparto que resultan indelebles

“Estando en Tropicana, apenas un par de horas, y estaban los del ICAIC recogiéndome en la madrugada pues estaba filmando una película sobre la juventud de los 40. La ayuda de mi madre fue significativa, pero no impidió mi divorcio, algo que me entristeció mucho, aunque comprendía que mi exceso de trabajo era inaguantable.”

¿Qué filmes en los que has intervenido te han dejado huellas?

“Todo lo que tú toques, en lo que pongas tu empeño, te deja huellas; así que, Un día de noviembre, 1981; Cecilia, 1982; Patakín ,1985; Plaff y Papeles secundarios, 1990; Reina y Rey, 1994; Zafiros, Locura Azul y Amor vertical, 1997, La noche de los inocentes 2009; Habanastation 2011, entre otras, te marcan para toda la vida”.

Miriam Socarrás fue premio compartido a la mejor actuación secundaria en cine por la película Reina y Rey, Concurso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC.

Tu vida es una fuente inagotable de anécdotas.

“Te puedes imaginar que en tantos años tengo muchas; mi vida entera. Por ejemplo, conocí a Francis Ford Coppola, el director de El Padrino; me senté con él mientras su también famosa hija Sofía tocaba las maracas que le habían comprado. Estaba sentada en las piernas del padre, era incansable. Este encuentro se lo debo al cineasta cubano Gerardo Chijona.

“Otro hecho trascendental y negativo ocurrió cuando el gran escritor colombiano Gabriel García Márquez llevó al actor estadounidense Robert Redford a Tropicana y ¿quién te dice? ¡apagón! Nada, cosas que suceden a cualquiera. Jajá. Ahora me río, pero aquel día quería que la tierra me tragara.

“Traté de explicarles que estaban tratando de resolver el problema pero sólo los escuché decir: el arte tiene un precio y así se marcharon por donde mismo habían venido.”

Pero como dije en la presentación de nuestra charla, no sólo Tropicana y el séptimo arte animaron tu vida profesional.

“Para la televisión he trabajado mucho. Espacios como Siete días, La otra cara, Doble juego, Destino prohibido, El otro, Oh, La Habana, Leyendas de sal, Los aretes que le faltan a la luna , Cuando una mujer, Nuestra mirada, Los colores de la vida, La otra esquina, entre varios más, contaron con mi presencia”.

Precisamente en La otra esquina, sé que viviste un momento un tanto inesperado. Para los que no tuvieron el placer de ver esta telenovela, dirigida por Ernesto Fiallo, les cuento que tu personaje, una mujer sola pero ávida de amor a la tercera edad, enamora por así decirlo, a su vecino, interpretado por ese extraordinario actor que es Enrique Molina, recién cumpliendo sus 70 años de hermosa vida.

¿Qué pasó?

“Ay niña, ¡tú te enteras de todo! Rodando una escena muy simpática, nada menos que haciendo el amor con Molina, él me pide agua. Me levanté, me puse un ropón transparente arriba del que tenía puesto y ¡zas!…me dijo: 'Miriam haz el acting de que te vas sin ropón! ¿Te imaginas a los 77 años hacer algo semejante, que de joven jamás hice y con un actor con el cual nunca había trabajado?

“Yo morí de pena. Jajá. Nada, pero la escena salió. Algo semejante pero al revés, me sucedió con Alexis Valdés en un filme. A él le daba pena. Se desarrollaba la escena en uno de los almacenes del mercado de Cristina; yo me tomé un buchito de ron y le brindé a él, porque ambos estábamos tensos: yo, mayor; él, joven y no nos conocíamos.

“¡En fin! Anécdotas que sufrimos los actores. Por eso me encanta tener esta edad: los besos fuertes me molestan al igual que los desnudos feos. Me espantan su utilización en el cine latinoamericano; todo lo contrario, amo al francés con sus insinuaciones.”

Mi querida amiga, es que realmente nuestros caracteres no son muy parecidos que digamos…Jajá. Y hablando de caracteres, dime algo de tu familia. Ya sé que están paseando mucho, haces muy bien; ahora mismo andas por Chile.

“Me casé en 1971 con mi profesor de artes plásticas y escenógrafo del Musical con el que descubrí a Picasso, a Víctor Manuel, Portocarrero.

“Un año después traje a este mundo a mi sol, perdón, a mi niño Mauricio. Cumplí mi mayor anhelo: ser madre. Tengo un nieto, Imanol, que es mi luna, jajá; mi hijo se fue en el 93 para la tierra de su padre, Asturias, por lo que gracias a mi nieto nunca he estado sola. Se llevan sólo 16 años. Mauricio tiene 46, Imanol, 30.

“Te puedo asegurar que mi matrimonio y los nacimientos de mi hijo y nieto han sido los momentos más anhelados de mi vida. Estoy orgullosa de mi carrera profesional pero mi hijo y mi nieto son las cosas más importantes para esta cubana”.

¿Qué me dices de tus artistas favoritos?

“Internacionalmente, la francés Isabelle Yasmina Adjani y el británico Jeremy Irons; cubanos, Isabel Santos y Enrique Molina. Hablando de actrices acaba de llegar Verónica Lynn, grande entre las grandes de la actuación cubana, y Jeny, una joven de talento, quienes vienen a estrenar un filme.

Miriam Socarrás y Enrique Molina / Facebook-Amanda Rodriguez Gonzalez

“Así que se completó mi alegría en este bello país y con tan lindos amigos. Gracias a Cibercuba por darme la posibilidad de que sepan un poquito más de mí.”

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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