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Movimiento de retroexcavadoras en la Tribuna Antiimperialista hace sospechar su final

El lugar, totalmente abandonado, fue durante más de una década sede de masivos actos políticos en los que enardecidos oradores gritaban sus panfletos antinorteamericanos.

Tribuna antiimperialista José Martí © CiberCuba
Tribuna antiimperialista José Martí Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

La presencia de una excavadora trabajando en la Tribuna Antiimperialista José Martí de La Habana ha hecho pensar a muchos que el sitio está viviendo sus últimos días.

Una publicación del realizador audiovisual Sebastián Milo en su cuenta de Facebook, en la que se puede ver el equipo removiendo las estructuras de concreto junto a los mástiles desnudos, ha generado comentarios de que la instalación se está demoliendo definitivamente.

‘El ocaso del protestódromo’, tituló Milo su post, aludiendo al objetivo de la instalación, que durante más de una década fue sede de masivos actos políticos en los que enardecidos oradores gritaban sus panfletos antinorteamericanos.

“Un sitio histórico: ahí agarré mi primera neumonía chillando por Elian, ¡jejeje!”, recordó la joven Lidia Soca Medina.

Por su parte, el realizador de televisión Tony Alfonso Roque escribió, calificó su demolición como “una de las pocas cosas buenas de los últimos tiempos”.

“Era una ofensa para la diplomacia y el sentimiento de hermandad que por más de un siglo unió a ambos pueblos”, escribió.

La Tribuna Antiimperialista José Martí, totalmente abandonada, fue uno de los tantos caprichos de Fidel Castro que implicó un elevado gasto de recursos materiales y horas de trabajo.

En 2017 las penetraciones del mar que causó el huracán Irma la afectaron sobremanera, situación que empeoró con la actuación de la población, que se llevó de allí materiales de construcción como baldosas, instalaciones eléctricas y hasta los marcos de las puertas.

La Tribuna comenzó a construirse el 15 de enero de 2000 a solicitud expresa de Fidel Castro. La obra se concluyó en 80 días de trabajo ininterrumpido, en los que laboraron 1.988 obreros, técnicos, arquitectos e ingenieros de varias provincias en jornadas intensas.

La prioridad que Fidel Castro le dio a la tarea implicó la utilización de recursos materiales y humanos que se habían asignado a otras obras sociales programadas, lo cual provocó disgusto en numerosas personas que sufrían problemas constructivos en sus casas.

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