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Plan Jaba hasta noviembre en Cuba por si Biden toca la flauta

Todo pasa por las elecciones norteamericanas.


Este artículo es de hace 3 años

El tardocastrismo acaba de reiterar su apuesta decidida por ganar tiempo político con un ordenado Plan Jaba hasta noviembre, rogando a la Virgen de la Caridad del Cobre y al espíritu invicto del Comandante en Jefe que el candidato demócrata Joe Biden gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

La Mesa Redonda de este jueves fue una puesta en escena con los ingredientes habituales de la dieta del Palacio de la Revolución: Combate, satisfacción contenida porque el coronavirus se apresta a saludar el próximo 26 de julio con menos de cuatro mil 500 enfermos de COVID-19, evocación al Altísimo de Birán, maniobras de distracción con el calendario a cumplir para la reanimación del moribundo y el anuncio de La semana del Llantén, con el desfile de ministros por el espacio.

Cubanos adentrinos y afuerinos, observadores del insight, creyeron atisbar los aretes que le faltan a la Luna, guardados en el Buró Político; sin darse de cuenta que la reaparición del General de Ejército Raúl Castro Ruz era solo el primer ensayo de la primera ópera-bolero: Para que son esos plazos traicioneros; traicioneros porque me condenan y me llenan de desesperación...

Los tecnócratas verde oliva han diseñado el show con su alfil Marrero Cruz dando las buenas noticias, Díaz-Canel hablando catibías sin buñuelos y el ministro Alejandro contando que tiene un conejo amaestrado, que se llama Plan y saltará dichoso por los inescrutables caminos de la agricultura urbana, suburbana y familiar; los apagones y que -tras su tratamiento con Interferón, exclamará: ¡Esto no es fácil!

Machado Ventura parece alejado porque en los días previos al teatro, puro teatro; se disfrazó de Tejedor y vagó sin rumbo y sin aliento entre las vacas esqueléticas de Las Tunas, y se tragó el azúcar crudo y el agua sin mascar de cuanta cooperativa y granja agropecuarias encontró a su paso, pero solo se trata de otro brindis por los zonzos, pues sigue dirigiendo el partido comunista con mano de hierro y cuidando los negocios de sus hijos, que son unos linces.

El General de Brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja ha estado haciendo cuentas y tiene reservas para llegar a abril de 2021, cuando su exsuegro se convertirá en un jarrón chino y se desencadene la batalla final por la sucesión de Fidel Castro Ruz, que era insustituible, salvo que lo sustituyamos entre todos, como advirtió Raúl y nadie escuchaba.

La pugna entre el clan de Gallito Ronco y la banda del Arroz con frijoles se ha congelado por la terca realidad que impone la crisis estructural de la economía cubana, que aplazará nuevas inversiones turísticas; pero ambos contendientes se observan de reojo porque se han quedado daos, para alivio temporal de Raúl Castro Ruz y Miguel Díaz-Canel Bermúdez que tienen saturadas sus cuentas de fracasos consecutivos.

Suspender las compras virtuales ha sido un pequeño triunfo de los burócratas del Partido Comunista de Cuba (PCC) azorados por el malestar provocado en la mayoría de la población la existencia de tres clases sociales: La mayimbada, la Oficoda y los cubanos que manejan dólares.

El grupo verde oliva que administra el mercado interno también se ha apuntado un gol de rebote porque el cierre temporal de las tiendas digitales concede todo el protagonismo a las agromercados, placitas y carretilleros en el suministro de la dieta cotidiana de los cubanos.

Para el próximo Plan Jaba, el tardocastrimo cuenta con dos ventajas: Acreditada experiencia en el manejo de la pobreza y su convencimiento de que el establishment norteamericano no apostará a desestabilizar a Cuba, que no consigue librarse del espíritu burlón de Virgilio Piñera y quienes mandan tienen miedo, mucho miedo a una Primavera Árabe provocada por la ausencia de arroz, frijoles, carne de puerco y boniato, esa vianda dulce que amarga al profesor Juan Triana Cordoví.

El segundo semestre de 2020 será apasionante en Cuba, territorio libre en América, que no puede vivir sin la Casa Blanca y sin las remesas y recargas de la maltratada y solidaria emigración porque la revolución consumió las reservas monetarias de la república, arruinó la base económica del país, incluido hasta el último granizadero y dilapidó la ayuda generosa y ¿desinteresada? de la Unión Soviética.

La próxima semana, los cubanos deberán permanecer atentos a la Mesa Redonda, donde ministros desgranarán contenidos de la estrategia de resistencia a base de Llantén, Bejuco ubí, y Marabú porque el Cundeamor quedará reservado a los turistas extranjeros que desafíen al imperialismo en sus narices.

Lo único malo es que no habrá carnavales que serían una oportunidad única para mostrar al mundo todo lo que hacen los cubanos para superar esos corrientazos que nos ponen a prueba, como llamó el presidente Díaz-Canel, a lo que se barruntaba en septiembre de 2019, cuando el desplome de Venezuela anunció un segundo Período Especial en Tiempos de Paz.

Trump ha cerrado el cuadro para jugar a triple play: Venezuela, Nicaragua y Cuba, que ha optado, cobardemente por aplazar las necesarias reformas al resultado electoral en Estados Unidos, en vez de reformar la economía, generando zonas de prosperidad que faciliten una transición pacífica a la democracia, basada en la reconciliación nacional y la justicia.

El miedo es tan humano como la valentía; una pena que la casta verde oliva y de guayaberas de hilo desconfíe tanto de un pueblo noble, instruido, capaz y empobrecido por delirios comunistas de quienes se proclaman continuadores de la nada, cuando saben que la nada, nada inspira.

La ventaja de liderar una transición democrática radica en poder negociar tácticas, límites y estrategia; la desventaja de montar el muerto del Capitán del Titanic, es que chivo que rompe tambor con su pellejo paga y en chilindrón acaba.

Cuba no merece ese atajo de burócratas asustados, obedientes y sordos con la consigna de moda a flor de labios, aunque los cubanos nos hayamos separado después de aquel error que al pasado volcamos (...) y fue imposible hablar y todo quedó igual por nuestra cobardía...

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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