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Periodista Camila Acosta: "Me pusieron un acta de advertencia por incitación para delinquir"

Dos oficiales del Ministerio del Interior desnudaron a la comunicadora y le decomisaron 19 mascarillas con una inscripción contraria al decreto 350, que limita la libertad de expresión en la Isla

Periodista independiente Camila Acosta, en una imagen de archivo. © Camila Acosta / Facebook
Periodista independiente Camila Acosta, en una imagen de archivo. Foto © Camila Acosta / Facebook

Este artículo es de hace 3 años

La periodista independiente Camila Acosta ha compartido en una directa de Facebook los pormenores de su detención en La Habana. Lo hizo este viernes en torno a las diez de la noche, casi dos horas después de que fuera puesta en libertad, tras ser trasladada a las once de la mañana desde el Parque Central, donde se encontraba en ese momento, a la Estación de Infanta y Manglar, en El Cerro por negarse a entregar su teléfono a agentes del Ministerio del Interior, que fueron grabadas por la comunicadora.

De la unidad policial, Camila Acosta salió con un acta de advertencia por "incitación para delinquir". La Seguridad del Estado le encontró en el bolso 19 mascarillas con una inscripción contraria al decreto ley 350, que limita la libertad de expresión en la Isla. Los agentes relacionan estos nasobucos con el rumor de una convocatoria de manifestación que se estaría organizando en La Habana.

También la acusaron de receptación y la multaron con 60 pesos en moneda nacional. La sanción la fundamentan en la disposición legal 141, 4ch, que considera como infractores a quienes "adquieran mercancías u otros objetos con el propósito de revenderlo para obtener ganancia. En los casos leves, a los que se refiere ese inciso del artículo 4, la legislación cubana contempla 40 pesos de multa y el decomiso de lo intervenido.

Obligada a desnudarse

Una vez en la Estación de Policía de Infanta y Manglar, las oficiales del Minint llevaron a Camila Acosta al cuarto donde duermen los policías de guardia y en el que sólo había dos literas. Allí, cuenta la periodista, la obligaron a quitarse la ropa y los zapatos y a quedarse en ropa interior. Luego le revisaron el pecho para comprobar que no llevaba nada escondido en el ajustador. Se trata, según explica la comunicadora, de vejaciones a las que son sometidas habitualmente las mujeres activistas y disidentes en Cuba, pero por la que ella nunca había pasado.

Las oficiales del Minint que detuvieron a Camila Acosta no pararon ahí. La periodista independiente asegura que luego volcaron sobre uno de los colchones del cuarto donde la retuvieron el contenido de su bolso y le requisaron 160 CUC, medicamentos, documentos personales y una memoria flash.

Para decomisarle el dinero la acusaron de receptación y de recibir pagos de "gusanos contrarrevolucionarios del exilio". Pero la periodista cree que en realidad "están pidiendo a gritos los dólares de esas personas".

Para requisarle los 160 CUC, los agentes de la Seguridad del Estado se basaron en un envío que realizó en abril a Camila Acosta un amigo suyo de Miami que, según ellos "era contrarrevolucionario".

"¿Hasta cuándo van a seguir con esas mentiras? ¿Pagarnos por decir lo que pensamos? ¿Por ejercer la libertad de expresión? Simplemente ejercemos nuestro derecho", dijo la periodista independiente.

Pero lo que de verdad llamó la atención de las agentes del Minint fue el hecho de que Camila Acosta llevara encima 19 mascarillas protectoras del coronavirus con la inscripción "No al decreto 370", en alusión a la normativa conocida como "Ley azote", contra la que se presentaron 3.500 firmas en la Asamblea Nacional, pidiendo su derogación.

Fue en este punto en el que las agentes de la Seguridad centraron el interrogatorio, repitiendo sus preguntas intermitentemente con el propósito de saber quiénes eran los destinatarios de esos nasobucos y si guardaban alguna relación con una supuesta manifestación que se está organizando en La Habana. La periodista asegura que les respondió con la verdad: amigos que, como ella, se oponen al decreto-ley 370, y que han sido multados por incumplirlo.

Camila Acosta denuncia además que un oficial de la Policía llamado Yuniel Hernández Rodríguez, el investigador que lleva su caso y el responsable de evaluar qué tipo de sanción aplicar a la activista, también le estuvo preguntando sobre las mascarillas. Mientras él la interrogaba, una mujer vestida de civil grababa la escena con una cámara.

Al reparar en ella, la periodista decidió no seguir respondiendo a las preguntas de los oficiales por entender que estaban filmando un interrogatorio sin su autorización.

La periodista sospecha que estas grabaciones puedan ser utilizadas para montarle un caso y difamarla en la prensa oficialista como le hicieron al opositor cubano José Daniel Ferrer.

"Es una desfachatez a la cara. Yo no estaba cometiendo ningún delito. Yo estaba parada en un parque y simplemente me detuvieron. Los cubanos tenemos que alzar nuestras voces, seguir denunciando. No podemos permitir que esto nos siga sucediendo", señaló.

Tras dejarla en libertad, los agentes de la Seguridad del Estado llevaron a Camila Acosta hasta la dirección que consta en su carnet de identidad pese a que ellos saben que ella no vive ahí y que sus familiares ya se mudaron de esa vivienda. La comunicadora cree que de esta forma intentan justificar su deportación a la Isla de la Juventud, de donde ella procede.

Al bajarse de la patrulla policial, delante de tres señoras que presenciaron la escena, Camila Acosta pidió a una de ellas que le dejara utilizar su teléfono celular para avisar de que la fueran a buscar y la mujer le denegó la ayuda. Esta anécdota, comenta la comunicadora, es reflejo del miedo que sienten los cubanos y le llevan, a veces, a cuestionarse si tiene sentido luchar contra el gobierno. Pero ella misma se responde que lucha, en primer lugar, por ella y por defender las ideas en las que cree.

Camila Acosta está convencida de que este tipo de presiones buscan que abandone el periodismo independiente y que se vaya del país. "No voy a hacer ni lo uno ni lo otro". Tampoco, dijo, va a pagar la multa que le pusieron por protestar contra el decreto 350.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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