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Cubanos indignados en una cola del pollo acaban reclamando en la sede del gobierno

Los reclamantes tuvieron que gritarles a los dirigentes para que salieran a atenderlos, y rápidamente acudieron oficiales de la Seguridad del Estado.

Cola del pollo antes de anunciar el cierre de la tienda © Asamblea Municipal del Poder Popular de Mayarí
Cola del pollo antes de anunciar el cierre de la tienda Foto © Asamblea Municipal del Poder Popular de Mayarí

Este artículo es de hace 3 años

Un numeroso grupo de personas residentes en el municipio holguinero de Mayarí protagonizaron una protesta en la sede del gobierno este viernes, luego de que empleados de la tienda en la que llevaban horas haciendo cola para comprar pollo, comunicaran que iban a cerrar el local.

El hecho ocurrió en la Tienda Variedades, perteneciente a la cadena Caribe. Durante todo el día la multitud estuvo aguardando su turno para entrar al establecimiento, el cual contaba solo con un mostrador para la venta. La concentración era de tales dimensiones que en la calle Céspedes el tránsito fue interrumpido.

Según reveló al portal Diario de Cuba un cuentapropista presente en el lugar, el descontento por la demora era grande, pero las cosas explotaron cuando la gerencia de la tienda anunció que cerrarían en su horario habitual, a las 5:00 pm.

“El murmullo era grande y se escuchaba a muchos levantar la voz por encima, quejándose de lo que estaba pasando e incitando a hacer algo. Porque realmente muy poca gente había podido comprar por tanta lentitud y la mayoría se quedaría sin hacerlo después de un día entero de sacrificios, parados al sol”, describió.

“Los policías solo observaban a la gente cómo se iban poniendo nerviosas tras la noticia. Y de pronto alguien gritó: ‘Vámonos para el Poder Popular o para el Partido’, y de momento la gente se mandó desde la cola hasta el gobierno a reclamar. Y fue un buen grupo”, añadió.

Según el relato, ya en el lugar los reclamantes tuvieron que gritarles a los dirigentes para que salieran a atenderlos, y rápidamente se presentaron oficiales de la Seguridad del Estado.

Los demandantes lograron su objetivo: la venta del pollo se extendió tres horas más, para lo cual tuvieron que abrir más puntos de comercialización dentro de la tienda. Incluso trajeron pesas digitales y hasta una carpa de otros mercados, algo que en opinión de muchos se debió haber hecho desde el principio.

Aunque lo sucedido no llegó a ser una manifestación, su connotación fue tal que la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP) de Mayarí se vio obligada a referirse a él en su página web.

Según su reseña, el incidente se limitó a que “un grupo de personas decidió evacuar sus inquietudes” en la sede del gobierno.

“Ante el análisis y el justo intercambio con los que sacrifican también sus horas en la tienda que expende, las autoridades reconocieron con lugar las propuestas y determinaron extender las ventas (de forma excepcional solo ayer) hasta las ocho de la noche, acción que satisfizo a los compradores”, describió la AMPP, antes de aclarar que a partir de este sábado las ventas en las tiendas de la cadena Caribe finalizarán en su horario normal.

Este no es el primer incidente en Cuba en que la presión popular obliga a modificar la decisión de una entidad estatal.

El pasado 8 de agosto, entre 200 y 300 personas residentes en el interior del país, que habían quedado atrapadas en la capital durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus, se enfrentaron a las autoridades y lograron retornar a sus provincias.

El grupo había solicitado a través del Poder Popular un permiso para salir de La Habana hacia sus hogares, y el requisito que les impusieron fue hacerse antes la prueba del COVID-19. Tras obtener los resultados de los test -los cuales dieron negativos-, fueron citados para presentarse en la Escuela Unificada Felipe Poey Aloy, en el municipio Plaza de la Revolución.

Pero según relató a CiberCuba un testigo del suceso, una vez en el lugar se presentó un oficial de la Policía, quien de mala forma y sin ninguna explicación les dijo que tenían que marcharse.

Pese a ser un agente de la ley, nadie se movió. Todos permanecieron allí incluso después de que un funcionario del gobierno se presentó solo para decirles lo mismo que el policía: que debían irse porque no habría guaguas. Ante la resistencia mostrada por los afectados, llegaron varios miembros de la Seguridad del Estado para tratar de impedirles que grabaran lo que estaba pasando.

Finalmente, a las cinco de la tarde, una funcionaria del Estado anunció que se habilitarían cinco guaguas para trasladarlos hacia Camagüey, Santiago de Cuba, Granma, Holguín y Cienfuegos.

“Hemos demostrado que cuando la gente se une, consigue cosas”, recalcó a CiberCuba el testigo del suceso.

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