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Mientras la población cubana enfrenta largas colas para conseguir alimentos básicos, una plantación estatal de mangos en el centro del país se pierde entre la maleza, el abandono y la desidia gubernamental.
Según denunció la organización independiente Food Monitor Program (FMP) en su cuenta de X, la finca, otrora orgullo agrícola, muestra el fracaso del sistema económico colectivista impuesto por el régimen cubano.
FMP aseguró que, por falta de abono, combustible y fuerza de trabajo, los mangos no fueron recogidos y se pudren en el suelo, a pocos kilómetros de comunidades que sufren inseguridad alimentaria, además de disparar el precio de este producto en los diferentes tipos de mercados.
La organización alertó que este año se perdieron decenas de toneladas de fruta que nunca llegaron al consumidor.
“Las familias se encargan de recoger y apilar el mango que el Estado no recoge, no procesa, no comercializa”, subrayó.
El colectivo recordó que, lo que podría ser una cadena productiva eficiente capaz de abastecer mercados, escuelas y hospitales, se ha transformado en un “sálvese quien pueda” donde campesinos locales tratan de sobrevivir entre la desorganización y el control estatal.
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Pese a su evidente incapacidad para gestionar la tierra, el Estado mantiene bajo su poder grandes extensiones improductivas.
FMP advirtió que el abandono prolongado amenaza el futuro agrícola del país, pues los árboles envejecen sin podas ni injertos, el marabú avanza y la tierra pierde su capacidad de producir.
“El mango, una de las frutas más representativas de Cuba, termina podrido en el suelo mientras las familias pasan hambre”, señaló la organización, subrayando que la falta de voluntad gubernamental y la inmovilidad del aparato estatal son los principales responsables de esta crisis.
En la isla, el régimen de Miguel Díaz-Canel continúa priorizando el control político sobre la productividad, mientras millones de cubanos enfrentan escasez crónica de alimentos, inflación y apagones.
La situación descrita por Food Monitor Program ilustra cómo el fracaso estructural del modelo estatal condena a la agricultura cubana a la improductividad y al pueblo a la miseria.
Pero esta situación, por increíble que resulte en un país donde las personas pasan hambre, no es privativa de la cosecha del mango.
Un campesino alertó que sus cosechas de calabaza en Artemisa, nadie las quería comprar, lo cual llevó a preguntar al gobernante Miguel Díaz-Canel, qué debía hacer con esta producción.
Preguntas frecuentes sobre la crisis alimentaria y agrícola en Cuba
¿Qué está ocurriendo con la producción de mangos en Cuba?
Toneladas de mangos se están pudriendo sin ser recogidas en una plantación estatal en el centro de Cuba, debido a la falta de abono, combustible y fuerza de trabajo. Este hecho refleja el fracaso del sistema económico colectivista impuesto por el régimen cubano, que prioriza el control político sobre la productividad, afectando gravemente la seguridad alimentaria del país.
¿Cómo afecta la crisis alimentaria a la población cubana?
La crisis alimentaria en Cuba ha llevado a la población a situaciones extremas, como cazar aves y gatos para sobrevivir. La falta de alimentos básicos, la inflación y la escasez crónica han empujado a los cubanos a prácticas desesperadas para obtener comida, afectando su salud física y mental y desintegrando los valores sociales.
¿Cuáles son las consecuencias del abandono agrícola en Cuba?
El abandono agrícola en Cuba provoca que los terrenos estatales permanezcan improductivos mientras las comunidades cercanas sufren inseguridad alimentaria. Esto amenaza el futuro agrícola del país, con árboles que envejecen sin cuidado, tierras que pierden su capacidad productiva y un incremento de la pobreza y la miseria en el campo.
¿Qué papel juega el gobierno cubano en la crisis alimentaria?
El gobierno cubano es señalado por su incapacidad para gestionar la producción agrícola y su enfoque en el control político en lugar de la productividad, lo que perpetúa la crisis alimentaria. La falta de voluntad gubernamental para implementar soluciones estructurales e incentivos productivos agrava la situación, condenando al pueblo a la pobreza y al hambre.
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