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Cuba, sumida en la confusión desatada por su mal gobierno

La dictadura pagará caro tanto desprecio a los cubanos, incluido el banquete insulto en San Isidro, y el festival de mentiras y medias verdades en la Mesa Redonda y la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde no hubo ni un solo cuestionamiento a la orientación bajada, pese a las indeseables consecuencias que tendrá para muchos cubanos, incluidos diputados.

Calles en La Habana (Imagen de referencia) © CiberCuba
Calles en La Habana (Imagen de referencia) Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 3 años

El Gobierno anticubano de Raúl Castro, Díaz-Canel y Marrero Cruz desató una ceremonia de la confusión para intentar desviar la atención de las protestas de San Isidro y de artistas e intelectuales, pero solo consiguió angustiar a los cubanos que ya tienen una primera conclusión, a partir de enero sufrirán mayor escasez y el encarecimiento de alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad con la ofensiva neoliberal que los acecha.

La valentía cívica de un grupo representativo de cubanos, la cobardía de la casta verde oliva y enguayaberada que no se atreve a liberar las fuerzas productivas pero, al mismo tiempo, teme un estallido social, y una política de comunicación torpe echaron por tierra las maniobras diversionistas de la mayimbada que ha vuelto a mentar la soga en casa de los ahorcados por el Período Especial en Tiempos de Paz con el fantasma del hambre agitando aún más las turbias aguas cubanas.

La mayoría de los cubanos no se ha tragado el cuento oficial de que la protestas de San Isidro, secundada por artistas e intelectuales, es una acción promovida y financiada por Estados Unidos y, mucho menos, que esos jóvenes talentosos y discriminados sean malas personas; han sido empobrecidos, pero su lucidez y valentía admira a muchos cubanos y ciega a la dictadura.

Cuando la casta verde oliva y enguayaberada supo que había perdido la batalla política -llevan casi 62 años batallando contra los cubanos- pensaron que había llegado el momento de lanzar su ofensiva neoliberal con Raúl Castro Ruz y Miguel Díaz-Canel Bermúdez tocando a degüello la campanita de su Wall Street particular: Un dólar valdrá 24 pesos, hasta próximo aviso; y una hemorragia de decretos y leyes que Marino Murillo había cocinado previamente.

El camarote de los hermanos Marx palidecería de envidia ante la evidente descoordinación del Gobierno cubano, aquejado de falta de liderazgo claro y sensato, erróneo en la pasión suicida de suplantar amargas verdades con entusiasmo y apoyos simulados, como revela su política de comunicación, que semeja el parte médico de un trasplantado cardíaco y donde los dolientes parecen contentos y agradecidos con que los jodan más aún.

Curiosamente, el coronavirus que ha rebrotado con fuerza en el último mes, apenas ocupa la atención de la mayoría de los cubanos, sacando cuentas de cómo podrán sobrevivir a partir de enero, con una unificación monetaria, inflación generalizada y subida de sueldos y pensiones en una economía bajo mínimos y dolarizada porque no quedó otro remedio.

Cuando un gobierno debe asumir una cura de caballo, como la que empezará en enero, debe hacerlo bajo tres principios inviolables: Veracidad, claridad argumental y prudencia. Un pueblo, por muy instruido que sea o parezca, no tiene capacidad para desentrañar la letra pequeña de una riada de Gacetas Oficiales llenas de malas noticias, especialmente, cuando los principales afectados ya vienen de una situación de precariedad y desencanto, como ocurre a la mayoría de los cubanos.

Los Melquiades elegidos para la puesta en escena carecen de credibilidad y de los conocimientos necesarios para asumir tamaña tarea de intentar -una vez más- convencer a la mayoría de los dolientes cubanos que todo lo malo que se anuncia es por su bien y que, en 2021, la economía crecerá entre un 6 y 7%, viniendo del menos 11% cosechado este año, que ha sido malo para la mayoría de los países del mundo, sin llegar al desastre de Cuba, que ya venía en crisis aguda desde el ejercicio anterior.

La reacción popular no se ha hecho esperar frente al tarifazo eléctrico y Murillo mostró reflejos insinuando una revisión para intentar calmar los ánimos, pero revelando que no hay coordinación entre el Partido Comunista y el Gobierno y confirmando que el paquete neoliberal -tantas veces pospuesto- resulta inaplazable porque el comunismo ha provocado la bancarrota de Cuba.

Ni siquiera economistas próximos al Gobierno han bendecido el truco político de la irreal tasa de cambio de 24 pesos por un dólar, que los cubanos calculan estará vigente hasta junio, cuando deje de circular el CUC; aunque algunos analistas conceden menos recorrido a un error -uno más- que acabará pasando factura a los ciudadanos, especialmente a los más empobrecidos.

Como en toda maniobra diversionista ya han salido bardos y otros aguerridos del calvario patrio a evocar la epopeya del Mar Pacífico, abundante flor callejera, con que se fabrica una mermelada gourmet, lástima que el pan, la mantequilla y las carnes rojas hayan traicionado a la revolución, hace muchos años, y brillen por su ausencia, en contraste con esa ocurrencia culinaria de floristería comestible, en fraternal emulación socialista con las piñas, las calabazas de aceras y macetas y el limón como base de la receta universal del barman Díaz-Canel.

La dictadura pagará caro tanto desprecio a los cubanos, incluido el banquete insulto en el empobrecido barrio habanero de San Isidro, y el festival de mentiras y medias verdades en la Mesa Redonda y la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde no hubo ni un solo cuestionamiento a la orientación bajada, pese a las indeseables consecuencias que tendrá para muchos cubanos, incluidos diputados.

Granma, que ya delira, regaló este fin de semana una imagen impagable: El anciano Machado Ventura con mascarilla en función babero, junto al máximo dirigente de la UJC y un titular grandioso: "Hay disposición en las nuevas generaciones para fortalecer la unidad". ¡Que alegría!, pero ¿cuándo se debilitó la unidad?

El vicepresidente Valdés Mesa ha sufrido un ataque de repentismo y ha proclamado: Usemos la semilla, el suelo, el conocimiento y la pericia campesina. Tanta lírica sintetizada hizo temblar a Acopio y la OFICODA.

El teatro, puro teatro desatado en los días finales de 2020 por el tardocastrismo recuerda aquella desgraciada anécdota de una enfermera de un hospital habanero que confundiendo a un fallecido con un paciente, intentaba colocarle una sonda nasogástrica y musitaba: Respira, coopera y traga, que esto es por tu bien...

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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