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Detenida el 11J: Marisol Peña Cobas pasó 34 días durmiendo en el piso y sin ver la luz del sol

"Lo que vivimos no se lo deseo ni a mi peor enemigo", dijo entre lágrimas.


Este artículo es de hace 2 años

La activista cubana Marisol Peña Cobas, detenida en Camagüey tras las protestas masivas del pasado 11 de julio, fue excarcelada este domingo luego de pasar más de un mes detenida.

Entre lágrimas, la disidente contó lo que vivió durante su encierro.

“Fueron 34 días durmiendo en el piso… estuve mucho tiempo sola en una celda donde no podía ni caminar… yo vengo a ver la luz del sol hoy”, reveló.

La ola represiva contra los manifestantes no tiene precedentes en la historia reciente de Cuba. La asociación independiente Cubalex ha enlistado ya a 843 personas que fueron detenidas durante o después de los sucesos que estremecieron la isla el 11 y 12 de julio. En esa lista, Peña Cobas aparece en el puesto 520.

Las fuerzas represivas del gobierno cubano han aprovechado para castigar a los activistas que militaban en organizaciones disidentes o habían participado en otras protestas, como es el caso de Marisol, detenida junto con su esposo José Luis Acosta y Ediyersi Santana (del Partido Libertario Cubano) y Humberto Galindo (de la Unidad Camagüeyana).

Los opositores fueron detenidos en sus casas el 12 de julio, a la mañana siguiente de las protestas, en operativos con decenas de agentes del Ministerio del Interior –entre individuos de civil del Departamento de Enfrentamiento a los Delitos Contrarrevolucionarios, oficiales de patrullas de la Policía Nacional Revolucionaria y Tropas Especiales.

Todos permanecieron aislados en celdas de las instalaciones de la Seguridad del Estado, conocida como Villa María Luisa, en el reparto Garrido.

Como ha ocurrido con la totalidad de los detenidos devueltos a sus casas tras el 11J en Camagüey, los cuatro activistas salieron de los calabozos con medidas cautelares y reclusión domiciliaria. En el caso de ellos, la medida se les otorgó tras haberlo solicitado sus abogados, pues todos se encuentran aún acusados del delito de “desorden público” (capítulo I del título IV del Código Penal cubano), con sanciones que van desde la multa hasta cinco años de prisión.

Peña refirió haber estado encerrada durante los 34 días en una celda de 1 metro de largo por 1.70 metros de ancho, en donde no podía caminar, solo permanecer acostada, y que tuvo que hacerlo en el suelo por la suciedad del colchón que se le asignaba. A su celda no llegaba la luz solar, que refiere solo haber visto cuando la trasladaban a la enfermería del lugar. Tampoco se les permitía tener contacto entre ellos.

En Cuba, según organismos legales y de derechos humanos que han tratado de contabilizar los detenidos, quedan centenares de personas en prisión por haber participado en las protestas, así como algunos desaparecidos, de los que no se tiene ninguna información fiable desde el 11 de julio.

En la provincia de Camagüey siguen encarcelados, entre otros, el activista Bárbaro de Céspedes (en la prisión de Cerámica), detenido tras pedir en una directa por Facebook que los cubanos salieran a la calle, el joven cuentapropista Ángel Véliz Marcano y el opositor Virgilio Mantilla, condenado a nueve meses de prisión por el supuesto delito de desacato, tras haber incitado a protestar desde la puerta de su casa, en el poblado de Céspedes.

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