La activista Saily González Velázquez se refirió a la invitación que hicieran las autoridades de la isla a los emigrados que quisieran invertir en el país y dijo que el gobierno no sabe cómo salir de la crisis.
La emprendedora cubana dijo a CiberCuba que hay muchísimas trabas, que pasan por la comunicación, el transporte y el difícil acceso a Internet, pero que también tienen que ver con la formación. “Ni iniciativas formadoras, ni iniciativas de consultoría fueron aprobadas en ese catálogo de actividades permitidas”, agregó.
González Velázquez también señaló la gravedad de esta cuestión, pues le piden a los cubanos que emprendan y creen pero no les ofrecen oportunidades para la superación que requieren muchas de estas actividades económicas.
Asimismo argumentó que el inversionista extranjero se tendría que enfrentar a trabajadores con poca o ninguna capacitación, lo cual sin dudas resulta un obstáculo para el desarrollo de cualquier negocio. “Esta insistencia del gobierno cubano en decirle a las personas de fuera que vengan a invertir, solo señala una cosa y, es que ellos realmente no tienen idea de cómo resolver la crisis que han causado”, apuntó la activista.
En otro momento, sus palabras hicieron referencia a la escasez de recursos que tendría que enfrentar un emprendedor, pues si no hay pollo para la alimentación familiar, mucho menos lo habrá para quien necesite este producto en su negocio.
Hasta octubre pasado González Velázquez poseía su propio restaurante en la ciudad de Santa Clara. Desde 2016 manejaba esta iniciativa, conocida como “Amarillo B&B’, hasta que las autoridades del régimen la obligaron a cerrarlo como represalia por sus actividades de oposición.
“Amarillo nació, creció y hoy ‘descansa’ bajo los dictámenes de un sistema que no es capaz de permitir que las empresas no incurran constantemente en ilegalidades para su funcionamiento (le conviene que así sea para poder penalizar por cualquier motivo a aquellos empresarios que lo desafían). No permitiremos que un sistema legal injusto manche nuestras ganas de hacer”, comentó en aquel momento.
De igual manera, el 15 de noviembre, cuando pensaba marchar por la libertad de derechos en Cuba, el gobierno organizó un deslucido acto de repudio en las proximidades del hogar que comparte con su madre. Entre las amenazas y ofensas de casi 30 personas, la activista insistió en que ella en que que nadie le pagaba por hacer activismo. "Este país es una fábrica de disidentes", expresó González.
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