Mientras Cuba atraviesa una de las crisis más severas de su historia reciente, marcada por apagones diarios, colapso de los servicios básicos, desabastecimiento de alimentos y una aguda escasez de combustible, el gobierno ha decidido destinar sus ya limitados recursos a mantener las tradicionales marchas del Primero de Mayo en todo el país.
Una decisión que, lejos de representar una muestra de vitalidad política, refleja el empeño del régimen en sostener apariencias de respaldo popular, aunque sea a costa de sacrificar lo poco que queda de la ya debilitada economía nacional.
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Ulises Guilarte de Nacimiento, miembro del Buró Político y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), aseguró que estas movilizaciones serán una "jornada victoriosa" que reafirmará el compromiso del pueblo con la revolución.
Las palabras oficiales, sin embargo, contrastan de forma radical con la realidad que vive el ciudadano cubano promedio.
El dirigente anunció que el desfile principal se realizará en la Plaza de la Revolución de La Habana, marcando su retorno después de tres años. Sin embargo, dadas las actuales restricciones económicas, el evento se realizará con "racionalidad y máxima austeridad".
El desfile se organizará por sindicatos y contará con la participación de organismos administrativos "hermanados" con los municipios de la capital, además de la representación de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Según los organizadores, no habrá actos en los municipios. Lo que no se dice es que esta medida busca facilitar el control de asistencia y enviar una imagen más compacta y masiva del "respaldo popular" al régimen, aunque esa imagen se logre a costa del chantaje laboral y académico.
El gobierno indicó que los asistentes deberán movilizarse con medios propios, es decir, usando los vehículos disponibles en sus centros laborales y el "mismo combustible que se utiliza para un día laboral". Una justificación que apenas oculta el sinsentido de dedicar recursos al espectáculo político en medio de una emergencia energética nacional.
Lejos de ser una fiesta espontánea del proletariado, como pretende presentar el discurso oficial, los desfiles del Primero de Mayo en Cuba se perciben por muchos trabajadores como una obligación política.
En las redes sociales, el oficialismo ya promueve etiquetas como #Cuba, #1Mayo, y #CubaVencerá, en un intento por maquillar la realidad: una población agotada, hambrienta y sin esperanzas, forzada a participar en desfiles en nombre de una revolución que no mejora sus vidas.
La asistencia no es voluntaria.
En distintos sectores se han reportado casos de represalias contra quienes deciden no participar. En 2024, trabajadores de los Laboratorios Oriente, en Santiago de Cuba, denunciaron sanciones por no acudir a la marcha: pérdida de beneficios salariales, amenazas de despido y reducciones de sueldo.
Lo mismo ocurre con estudiantes y docentes de centros universitarios, quienes han sido objeto de presiones y advertencias por no marchar "junto al pueblo" en apoyo a un sistema que cada día les ofrece menos. En un país donde las instituciones están marcadas por la obediencia ideológica, la ausencia en estos actos puede ser interpretada como un signo de deslealtad.
El contraste entre el discurso triunfalista del gobierno y la realidad en las calles cubanas no podría ser más evidente.
Mientras los cubanos cocinan con carbón por la falta de gas, pasan horas sin electricidad, hacen colas eternas para conseguir un poco de arroz o pan, y enfrentan un sistema de salud colapsado, el régimen dedica su energía a organizar desfiles con pancartas y lemas que ya pocos creen.
El Primero de Mayo, que en otras partes del mundo es una jornada de lucha, reflexión y reivindicación de derechos laborales, en Cuba se ha convertido en una escenografía impuesta, un desfile de cartón piedra donde no hay espacio para el descontento ni para exigir mejoras. Solo cabe aplaudir y marchar, mientras la Isla se sume más profundamente en la oscuridad.
Preguntas frecuentes sobre las marchas del Primero de Mayo en Cuba y la situación actual del país
¿Por qué el gobierno cubano organiza marchas del Primero de Mayo en medio de una crisis severa?
El gobierno cubano organiza marchas del Primero de Mayo para proyectar una imagen de respaldo popular y unidad, a pesar de la grave crisis económica y energética que atraviesa el país. Esta decisión ha sido criticada por muchos cubanos que consideran que los recursos destinados a estas marchas podrían ser mejor utilizados para aliviar la situación económica y mejorar los servicios básicos.
¿Cómo afecta la participación en las marchas del Primero de Mayo a los trabajadores cubanos?
La participación en las marchas del Primero de Mayo es vista por muchos trabajadores cubanos como una obligación política, más que como una muestra de apoyo genuino. Se han reportado casos de represalias contra aquellos que deciden no participar, incluyendo pérdida de beneficios salariales y amenazas de despido, lo que genera un clima de presión y coerción.
¿Cuál es la situación actual del suministro de combustible en Cuba?
Cuba enfrenta una aguda escasez de combustible, lo que ha agravado la crisis energética y económica en el país. Esta situación ha resultado en apagones prolongados y dificultades para el transporte, afectando gravemente la vida diaria de los cubanos. Las políticas del gobierno en torno a eventos masivos como las marchas han sido criticadas por desviar recursos que podrían aliviar esta crisis.
¿Qué críticas enfrenta el régimen cubano por la organización de eventos políticos en medio de la crisis?
El régimen cubano ha sido fuertemente criticado por destinar recursos a eventos políticos como las marchas del Primero de Mayo, en lugar de abordar los problemas estructurales que afectan al país. Se percibe que estas marchas son maniobras propagandísticas para mostrar un apoyo que no es real, en un contexto donde la población enfrenta carencias de alimentos, medicinas y servicios básicos.
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