La visita oficial a Washington del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, se convirtió este miércoles en una tensa confrontación política que terminó por dinamitar cualquier intento de reconciliación entre ambas naciones.
El anfitrión, Donald Trump, volvió a hacer gala de su estilo confrontativo, preparando una encerrona en el Despacho Oval que dejó atónitos a los miembros de la delegación sudafricana y expuso públicamente acusaciones infundadas sobre un supuesto “genocidio” contra granjeros blancos en Sudáfrica.
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Video, acusaciones y silencio incómodo
Tras una breve bienvenida cargada de frases diplomáticas y apretón de manos, el ambiente en la Casa Blanca cambió radicalmente cuando Trump ordenó “apagar las luces” y proyectó un video en el que se mostraban discursos incendiarios de políticos sudafricanos contra la minoría blanca, así como imágenes de cruces y montículos que, según el mandatario estadounidense, representaban a más de 1,000 agricultores asesinados.
La reacción de Ramaphosa fue inmediata pero serena: “Me gustaría saber dónde es eso, porque nunca lo he visto”.
Acto seguido, matizó: “Permítame aclararlo, porque lo que vieron en los discursos que se pronunciaron no es la política del Gobierno. En Sudáfrica, tenemos una democracia multipartidista que permite a la gente expresarse y a los partidos políticos adherirse a diversas políticas. Y, en algunos casos, esas políticas no coinciden con la política del Gobierno”.
A lo que Trump contestó por qué no los arresta.
Ramaphosa niega el genocidio y defiende su democracia
El líder sudafricano intentó desmontar la narrativa de Trump explicando que la política de su Gobierno es "completamente contraria a lo que aquí se ha dicho, incluso en el Parlamento. Y se trata de un partido minoritario al que se le permite existir en virtud de nuestra Constitución".
Aunque la Casa Blanca publicó en redes solamente fragmentos en que el presidente sudafricano estaba callado, el mandatario sí habló e intentó ofrecer su punto de vista sobre las acusaciones.
A pesar de las aclaraciones, Trump insistió: “Les están quitando la tierra a las personas y, en muchos casos, esas personas están siendo ejecutadas”.
Y añadió que su Gobierno ha recibido a “cientos, miles de personas que intentan entrar en nuestro país porque sienten que van a ser asesinadas y que sus tierras van a ser confiscadas”.
Refugiados blancos sí, otros no
El contraste entre las políticas migratorias de Trump y su reciente excepción humanitaria no pasó desapercibido.
Mientras mantiene virtualmente cerradas las puertas del asilo a decenas de miles de personas de zonas en guerra o en crisis humanitaria, su Administración fletó un vuelo especial recientemente para traer a 59 afrikáners blancos sudafricanos, a quienes se les concedió residencia permanente y permiso de trabajo.
“Acogemos a personas de muchos lugares si creemos que hay persecución o genocidio”, justificó Trump, asegurando que estos individuos escapaban de un “genocidio terrible y descontrolado”.
La decisión fue acompañada por la suspensión total de la ayuda exterior a Sudáfrica -valorada en 350 millones de dólares anuales- y por un decreto presidencial en febrero que acusa al Gobierno de Ramaphosa de “graves violaciones de derechos humanos”.
Elon Musk, golfistas y tensiones geopolíticas
En un intento de calmar las aguas y apelar al gusto de Trump por el golf y los negocios, la delegación sudafricana incluyó a figuras afrikáners prominentes como los golfistas Ernie Els y Retief Goosen, así como al magnate Johann Rupert.
También estaba presente Elon Musk, crítico declarado del Gobierno de su país natal, al que ha acusado de impedirle desplegar el sistema Starlink por leyes de discriminación positiva.
Ramaphosa intentó valerse de estas figuras como prueba de que “no hay persecución étnica”.
“Si hubiera habido un genocidio de granjeros afrikáners, puedo apostar que estos tres caballeros no estarían aquí, incluido mi ministro de Agricultura”, sostuvo.
Fricciones por Gaza y el G20
Otro factor que ha deteriorado la relación bilateral fue la decisión de Sudáfrica de llevar al Estado de Israel ante la Corte Penal Internacional por “actos de genocidio” contra la población palestina en Gaza.
Trump aprovechó la ocasión para recriminarle a Ramaphosa una política exterior “abiertamente antiamericana”.
Además, tras la expulsión en marzo del embajador sudafricano en Washington, Ebrahim Rasool, declarado persona non grata, Estados Unidos ha cancelado su participación en la cumbre del G20 que tendrá lugar este noviembre en Johannesburgo.
“Creo que, sin Estados Unidos, (la cumbre) realmente no es muy importante porque ya no es la misma reunión”, declaró Trump durante el encuentro con Ramaphosa.
La encerrona final
A pesar de los intentos por mantener un tono cordial, incluyendo bromas del presidente sudafricano como “siento no tener un avión que darle”, en alusión al lujoso avión que Qatar regaló recientemente a Trump; a lo que el mandatario estadounidense contestó: "Se lo aceptaría".
El mandatario estadounidense repitió múltiples veces que los afrikáners están siendo “ejecutados” y que “los granjeros no son negros”, y rechazó las explicaciones legales sobre la ley de expropiaciones sudafricana de 2024, que permite confiscar terrenos sin compensación para corregir desigualdades heredadas del Apartheid.
Ramaphosa, visiblemente incómodo pero firme, cerró su intervención pidiendo a Trump que “escuche sus historias, su perspectiva”.
Pero la realidad es que lo que debía ser un intento de reconciliación terminó como otro episodio más del estilo combativo y unilateral que ha caracterizado la diplomacia trumpista.
Política exterior a ritmo de batallas diplomáticas
La visita de Ramaphosa a Washington confirma que bajo el liderazgo de Trump la política exterior de Estados Unidos sigue guiándose por intereses ideológicos, personales y raciales, y que la Casa Blanca puede transformarse en un campo de batalla diplomático donde el invitado corre el riesgo de ser vilipendiado públicamente.
La encerrona a Ramaphosa no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia reiterada por parte del presidente Trump.
Apenas tres meses antes, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, también fue víctima de una escena similar en el Despacho Oval.
En aquel entonces, Trump protagonizó una bronca monumental que acabó con la expulsión de Zelenski de la Casa Blanca en plena discusión televisada.
El líder ucraniano intentaba recabar apoyo para la guerra contra Rusia, pero se encontró con una confrontación pública que terminó en humillación diplomática. Lo ocurrido con Ramaphosa confirma que las visitas a Washington durante la segunda presidencia de Trump pueden convertirse en verdaderos campos minados para los mandatarios extranjeros, incluso aquellos que llegan armados con propuestas de cooperación, aliados estratégicos y gestos de buena voluntad.
Preguntas frecuentes sobre la confrontación entre Trump y Ramaphosa
¿Por qué Donald Trump acusó al gobierno de Sudáfrica de genocidio contra los granjeros blancos?
Trump acusó al gobierno sudafricano de un supuesto "genocidio" contra los granjeros blancos, basándose en discursos de políticos sudafricanos y en la ley de expropiación de tierras sin compensación. Sin embargo, estas acusaciones fueron rechazadas por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, quien afirmó que no hay persecución sistemática contra los afrikáners.
¿Cómo respondió Cyril Ramaphosa a las acusaciones de Trump?
Ramaphosa negó las acusaciones de genocidio y defendió la democracia de Sudáfrica, afirmando que las políticas de su gobierno no coinciden con las de los partidos minoritarios que promueven discursos de odio. Ramaphosa insistió en que no hay persecución étnica y que los crímenes mencionados por Trump no son una política estatal.
¿Qué medidas tomó Trump en respuesta a la situación en Sudáfrica?
Trump suspendió la ayuda exterior a Sudáfrica y firmó un decreto acusando al gobierno sudafricano de violaciones de derechos humanos. Además, permitió la entrada de afrikáners blancos como refugiados en Estados Unidos, justificando que escapan de un "genocidio".
¿Cómo se relaciona la política migratoria de Trump con su trato a los afrikáners sudafricanos?
Trump mostró una doble vara en su política migratoria al permitir la entrada de afrikáners blancos mientras restringe el asilo a otras nacionalidades. Esto ha sido criticado por políticos y activistas que consideran que hay otros grupos con mayores necesidades humanitarias.
¿Qué impacto ha tenido este conflicto en las relaciones entre Estados Unidos y Sudáfrica?
El conflicto ha tensado significativamente las relaciones diplomáticas entre ambos países. La suspensión de la ayuda exterior y las acusaciones de Trump han deteriorado la relación bilateral, y la visita de Ramaphosa a Washington terminó en confrontación en lugar de reconciliación.
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