Elon Musk ha puesto punto final a su breve pero intenso paso por el gobierno de Estados Unidos, marcando el cierre de una etapa que combinó promesas audaces, enfrentamientos internos y una frustración creciente con la burocracia federal.
El multimillonario, director ejecutivo de Tesla, SpaceX y la red social X, deja atrás su rol como "Empleado Especial del Gobierno" en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una estructura creada por Donald Trump para reducir el tamaño del Estado.
Un adiós abrupto y sin ceremonias
La salida de Musk fue confirmada en la noche de este miércoles por un funcionario de la Casa Blanca en declaraciones citadas por la agencia Reuters.
Sin previo aviso y sin despedida formal con Trump, el empresario comunicó su decisión mediante una publicación en X.
“A medida que mi tiempo programado como Empleado Especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al Presidente @realDonaldTrump por la oportunidad de reducir el gasto innecesario", escribió el magnate.
"@DUX La misión sólo se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno”, añadió.
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Aunque el fin de su mandato estaba previsto para el 30 de mayo, su desvinculación habría sido precipitada tras unas declaraciones televisivas en las que criticó duramente el proyecto de ley fiscal promovido por el propio Trump, según revela la prensa estadounidense.
“Me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gasto, francamente, que aumenta el déficit presupuestario, no solo lo reduce, y socava el trabajo que está haciendo el equipo de DOGE”, expresó a CBS News.
No obstante, en las últimas horas el propio Musk retuiteó una publicación que advierte que no se va disgustado con el presidente -aunque digan lo que digan- sino que simplemente su tiempo acabó.
"En los próximos días, los medios tradicionales intentarán convencerlos de que el presidente Trump y Elon Musk ya no son amigos y que por eso Musk se fue. Lo que no les dirán es que Elon era un Empleado Gubernamental Especial, con un límite de 130 días de servicio, y que ese periodo termina mañana", dice el texto del que se hizo eco.
De aliado incondicional a voz incómoda
Durante los primeros meses del mandato de Trump, Musk fue una figura dominante en Washington: visible, combativo y disruptivo.
En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de febrero, apareció blandiendo una motosierra roja metálica. “Esta es la motosierra de la burocracia”, proclamó, entre vítores.
DOGE prometía reducir drásticamente el gasto público. Musk afirmaba que podía recortar al menos 2 billones de dólares.
Según sus propios datos -no verificados por Reuters- DOGE había ahorrado 175.000 millones hasta la fecha.
Una cifra que palidece frente a las expectativas iniciales. Sin embargo, con el paso de los meses, su protagonismo decayó.
“La situación de la burocracia federal es mucho peor de lo que pensaba”, dijo a The Washington Post.
“Es una batalla cuesta arriba intentar mejorar la situación en Washington D. C., como mínimo”, añadió en declaraciones recogidas por el citado medio estadounidense.
Conflictos internos y oposición creciente
Su gestión en DOGE no estuvo exenta de polémicas. Se enfrentó con varios miembros del gabinete, entre ellos Marco Rubio (Secretario de Estado), Sean Duffy (Transporte) y Scott Bessent (Tesoro).
También insultó públicamente a Peter Navarro, asesor comercial de Trump, llamándolo “imbécil” y “más tonto que un saco de ladrillos”.
La animadversión de Musk hacia la fuerza laboral federal fue explícita: predijo una “ola de despidos voluntarios que celebramos” al revocar el teletrabajo instaurado durante la pandemia.
Sin embargo, sus métodos despertaron resistencia. Trump mismo recordó en marzo que las decisiones sobre personal correspondían a los secretarios de departamento, no a Musk.
Sus esfuerzos de recorte se toparon con obstáculos legales. Varios tribunales bloquearon decisiones de DOGE, generando cuellos de botella administrativos, aumento de costos y fuga de talento.
Decepcionado con la política y foco en sus empresas
Musk comenzó a distanciarse de Washington al advertir que debía reenfocarse en sus compañías.
A ello se sumaron algunos desencuentros con el presidente estadounidense en torno a algunos temas, como los aranceles.
“Creo que probablemente pasé demasiado tiempo en la política”, dijo esta semana a Ars Technica.
“Fue simplemente una cuestión de distribución de tiempo”, añadió.
En una publicación reciente en X afirmó: “De vuelta a trabajar 24/7. Debo concentrarme totalmente en X/xAI y Tesla”.
En paralelo, SpaceX realizó un vuelo de prueba del cohete Starship, que si bien explotó tras una fuga, Musk calificó como una “gran mejora”.
Luciendo una camiseta con el lema “Occupy Mars”, reafirmó su prioridad empresarial.
Promesas incumplidas, tensiones geopolíticas y cuestionamientos éticos
Musk prometió donar 100 millones de dólares a la operación política de Trump, pero el dinero no ha llegado.
Tampoco gustaron sus críticas a un contrato millonario otorgado a una empresa rival para un centro de datos en Abu Dhabi, en el que su compañía xAI no fue incluida.
Durante una cena con el emir de Qatar en el Palacio Lusail, Musk quedó relegado a un papel secundario. Una imagen que contrasta con su antiguo estatus de “primer amigo” del presidente.
Asimismo, preocupó a Trump una sesión informativa confidencial sobre China que Musk recibiría en el Pentágono, según The New York Times.
Aunque Trump evitó referirse directamente al empresario, el desencanto era palpable.
¿Qué sigue para DOGE?
El legado de Musk en DOGE es ambivalente. Bajo su liderazgo, el gobierno federal recortó cerca del 12 % de su plantilla civil, según Reuters.
No obstante, su enfoque agresivo y conflictivo generó más fricciones que reformas profundas. Aunque su salida es efectiva, varios colaboradores cercanos, como Steve Davis y Antonio Gracias, permanecen activos en la administración.
“La misión DOGE se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno”, reiteró Musk en su despedida.
Pero si se mantendrá esa misión sin su figura al mando, aún está por verse. Por ahora, el empresario más rico del mundo regresa al sector privado, convencido de que su influencia política ha tenido un costo demasiado alto para él y sus empresas.
Preguntas frecuentes sobre la salida de Elon Musk del gobierno de Trump
¿Por qué Elon Musk dejó su cargo en el gobierno de Trump?
Elon Musk dejó su cargo en el gobierno de Trump porque su periodo como Empleado Especial del Gobierno llegó a su fin. Aunque hubo especulaciones sobre desacuerdos con Trump, Musk aclaró que su tiempo en el gobierno estaba programado para terminar y que ahora se enfocará en sus empresas como Tesla y SpaceX.
¿Qué logró Elon Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE)?
Durante su tiempo en el DOGE, Musk prometió recortar el gasto público en 2 billones de dólares, aunque solo se verificaron ahorros de 175.000 millones. Su enfoque agresivo generó tanto avances en la reducción de la burocracia como conflictos internos y resistencia legal.
¿Qué críticas enfrentó Elon Musk durante su gestión en el gobierno?
Musk afrontó críticas por su enfoque agresivo y autoritario en los recortes de personal, lo que provocó tensiones con miembros del gabinete y acciones legales contra sus decisiones. Además, su intento de eliminar el teletrabajo y su predicción de despidos masivos no fueron bien recibidos.
¿Cómo afectó la relación de Elon Musk con Trump su salida del gobierno?
A pesar de las especulaciones, Musk y Trump mantienen una relación cordial. Ambos han declarado públicamente su respeto mutuo, y Musk retuiteó mensajes aclarando que no hay conflictos personales con Trump, sino que su salida se debió al fin de su periodo programado.
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