La relación entre Elon Musk y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece haber entrado en una fase de abierta confrontación.
A solo días de abandonar su cargo como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), el magnate tecnológico ha lanzado duras críticas contra la nueva propuesta presupuestaria republicana, a la que tildó de “abominación repugnante”.
Musk no solo condenó el incremento del gasto y del déficit que contempla el proyecto, sino que además advirtió que podría involucrarse activamente en las elecciones legislativas para apoyar a candidatos que desafíen a los republicanos que respaldaron la medida.
De aliado clave a crítico frontal
Musk, que hasta hace pocos días desempeñaba un rol clave en la Casa Blanca como director del DOGE, expresó de forma contundente su rechazo al proyecto legislativo.
“Lo siento, pero ya no aguanto más. Este proyecto de ley del Congreso, masivo, escandaloso y repleto de gastos superfluos, es una abominación repugnante. Vergüenza debería darles a los que votaron a favor: saben que hicieron mal. Lo saben”, escribió en su red social X.
Estas palabras, replicadas por medios de prensa y políticos de ambos bandos, representan una crítica frontal y sin ambages a lo que Trump considera su “Gran y hermoso proyecto de ley” (Big Beautiful Bill), que pretende extender rebajas fiscales, recortar impuestos sobre propinas y horas extra, y aumentar el gasto en defensa e inmigración.
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Choque por el déficit y los recortes sociales
Según Musk, el proyecto “socava el trabajo que está realizando el equipo del DOGE” y alega que está lejos de ser fiscalmente responsable.
En una entrevista concedida hace pocos días a CBS, antes de su salida formal del Gobierno, afirmó: “Francamente, me ha decepcionado ver el enorme gasto público, que aumenta el déficit presupuestario, en lugar de reducirlo”.
Esta semana, el magnate fue aún más allá en sus publicaciones, advirtiendo que el plan presupuestario “aumentará masivamente el ya gigantesco déficit presupuestario a $2.5 billones (!!!) y cargará a los ciudadanos estadounidenses con una deuda aplastantemente insostenible”.
Varios organismos independientes han confirmado estas proyecciones.
La Oficina Presupuestaria del Congreso estimó que el proyecto podría aumentar el déficit en 3.8 billones de dólares en 10 años, mientras que el Modelo Presupuestario Penn Wharton lo sitúa en 2.8 billones.
El Budget Lab de Yale fue más allá: si las disposiciones temporales se hacen permanentes, el coste a largo plazo podría alcanzar 23.7 billones de dólares, elevando la deuda al 200% del PIB para 2055, según revelan medios estadounidenses.
Musk amenaza con intervenir en las elecciones legislativas
A través de X, Musk sugirió que su ruptura con el trumpismo fiscal podría traducirse en acción política directa.
“En noviembre del año que viene, despediremos a todos los políticos que traicionaron al pueblo estadounidense”, escribió a modo de amenaza.
Es un mensaje que podría augurar que el multimillonario empresario piensa utilizar su influencia y su fortuna para apoyar a candidatos rivales en las primarias republicanas.
Esta no es una amenaza menor. Musk invirtió al menos 250 millones de dólares en la campaña de Trump en 2024.
Aunque tras su salida del DOGE anunció que gastaría “mucho menos” en política, dejó abierta la puerta a involucrarse si ve una razón. La controvertida ley parece haberla proporcionado.
Fisuras en el Partido Republicano
La ley fue aprobada por un estrechísimo margen en la Cámara de Representantes: 215 votos a favor y 214 en contra, gracias a la intensa presión de Trump sobre legisladores indecisos.
Sin embargo, el Senado promete ser un obstáculo mayor.
Figuras republicanas como Rand Paul, Josh Hawley y Ron Johnson se han manifestado en contra.
Paul, férreo defensor del equilibrio presupuestario, escribió: “Estoy de acuerdo con Elon. Los dos hemos visto el masivo gasto que hay en el gasto público y sabemos que sumar cinco billones en deuda es un error enorme. Podemos y debemos hacerlo mejor”.
Trump, por su parte, respondió con ataques personales.
En Truth Social, tildó las ideas de Paul de “descabelladas (¡perdedoras!)” y afirmó que “la gente de Kentucky no lo soporta”.
Aún así, no puede permitirse perder más de tres votos en el Senado, donde ningún demócrata planea apoyar el texto.
Consecuencias políticas y económicas
El proyecto, que recorta programas clave de sanidad (como Medicaid), nutrición (SNAP) y educación, ha sido duramente criticado también desde la oposición.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, calificó la propuesta como “horrible en su esencia misma” y afirmó: “Exenciones fiscales para los ultrarricos pagadas con recortes en la asistencia sanitaria de millones de estadounidenses”.
Desde dentro del propio partido republicano, algunos moderados temen un alto coste político.
La senadora Joni Ernst fue confrontada por votantes en Iowa cuando defendió la ley: al advertirle que sin cobertura sanitaria la gente muere, respondió con sarcasmo: “Bueno, todos nos vamos a morir”, lo que causó indignación entre los presentes.
Una fractura irreparable
La relación entre Musk y Trump parece haberse roto definitivamente.
Aunque Musk intentó salir de su cargo como “asesor y amigo”, como dijo en la ceremonia de despedida en el Despacho Oval, sus duras declaraciones reflejan un cambio de postura profundo.
Incluso se especula con que la retirada por parte de Trump de la nominación de Jared Isaacman, cercano a Musk, como director de la NASA, podría haber sido una represalia anticipada.
Mientras tanto, desde la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karoline Leavitt restó importancia al conflicto: “El presidente ya sabe cuál es la postura de Elon Musk sobre este proyecto de ley. Eso no cambia la opinión del presidente”.
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