La última cosecha de papa en Isla de la Juventud no solo fue un revés productivo, sino ante todo una consecuencia directa de la improvisación, pues se apostó por una variedad nueva, sin comprobar su adaptación a las condiciones locales, y se descartó sin razón una semilla que ya había demostrado rendimientos estables y exitosos.
Osmar Enrique Garcés González, uno experimentado agricultor del territorio, lo vivió en carne propia. En su finca La Reina, al norte de La Fe, pasó de obtener 24,5 toneladas por hectárea con la variedad Naima en la cosecha anterior, a apenas siete toneladas este año con la nueva semilla. La cifra, lejos de ser un caso aislado, se repitió entre otros productores, informó el periódico oficial Victoria.
“Ocurrió lo que nadie imaginaba. Los resultados estuvieron muy lejos de lo esperado y esto afectó grandemente el suministro a la población, abastecimiento que no se pudo completar. A no pocos núcleos no pudimos llegarles ni siquiera con una primera vuelta de papas”, reconoció Garcés.
Incluso, agregó, se disponía del paquete tecnológico completo: fertilizantes, productos químicos y biológicos, “más un tiempo ideal para el cultivo de la papa, como ocurre pocas veces; sin embargo, no llegamos siquiera a la mitad de lo que se esperaba. Se pusieron todos los huevos en una misma canasta, se arriesgó todo a una variedad desconocida y nos llevamos el chasco que ya usted ve”.
Sin embargo, ni Garcés ni el resto de los productores recibieron una explicación oficial. “Explicaciones… ninguna”, resumió. Lo único claro es que el cambio de semilla fue una decisión vertical, impuesta desde fuera, sin diálogo con quienes están en la tierra.
Los resultados están a la vista: falló la variedad y el pueblo pagó las consecuencias. En este sentido, Garcés recomendó que a la hora de seleccionar una semilla se tengan en cuenta los rendimientos anteriores con una variedad que se adaptó bien.
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“No hacemos nada con estar cambiando de semilla, debemos mantenernos con una variedad y que sea la que predomine. Lo otro puede quedar como experimento, no estoy en contra, pero en áreas limitadas, no a nivel de toda la Isla”, puntualizó.
La lección que deja este panorama es clara: la producción agrícola no puede planificarse desde un buró, ni depender del capricho de introducir variedades nuevas sin validación previa. Poner “todos los huevos en una sola canasta”, y más aún si es desconocida, no es innovación, es irresponsabilidad cuando el experimento cuesta la comida del pueblo.
A pesar de contar con un clima favorable para el cultivo, la cosecha de papa 2024-2025 en la provincia de Villa Clara fue un rotundo fracaso, una evidencia más de la persistente mala gestión de recursos económicos y agropecuarios en Cuba, pese a la supuesta pretensión del gobierno de alcanzar la soberanía alimentaria.
La papa, considerada tradicionalmente “la reina” entre las raíces y tubérculos en la isla, ha perdido su corona en medio de un sistema agrícola desorganizado, con responsabilidades diluidas, ineficiencia crónica y un sistema de distribución y control ineficaz. La diferencia entre el precio oficial de 11 pesos la libra y los 150 o 200 pesos (o más) que se vende en el mercado informal lo demuestra.
En Cuba, el tubérculo se ha convertido en símbolo, y su llegada cada año representa la esperanza de un plato más completo, una alternativa económica, un respiro frente al arroz y los granos. Pero lo que debe ser una garantía alimentaria se ha transformado en síntoma de la pobreza y el desamparo institucional.
El más reciente intento de sembrar papa en Guantánamo terminó en una cosecha malograda, con rendimientos mínimos y parte del alimento perdido, mientras que la siembra en Ciego de Ávila comenzó con un panorama similar al de campañas anteriores, marcado por atrasos, falta de recursos y condiciones climáticas adversas.
En Sancti Spíritus la llamada “papa de balance nacional”, destinada a garantizar una distribución equitativa, fue víctima de problemas productivos, desorganización institucional y decisiones políticas sin respaldo técnico, lo que generó una nueva ola de incertidumbre y malestar entre la población.
La venta en Santiago de Cuba generó tensiones al limitarse a tres libras por persona, evidencia de la profunda crisis alimentaria, donde productos básicos como este llegan a la población de forma racionada y en cantidades mínimas, incapaces de satisfacer la demanda.
Preguntas frecuentes sobre la crisis de la producción de papa en Cuba
¿Por qué fracasó la última cosecha de papa en Isla de la Juventud?
La cosecha de papa en Isla de la Juventud fracasó debido a la imposición de una nueva variedad de semilla no adaptada a las condiciones locales. Esta decisión, tomada sin consulta a los productores, resultó en una drástica disminución de los rendimientos, afectando el suministro a la población. Este es un ejemplo más de cómo la improvisación y las decisiones políticas sin respaldo técnico afectan la producción agrícola en Cuba.
¿Cómo ha impactado la mala gestión agrícola en la escasez de papa en Cuba?
La mala gestión agrícola en Cuba ha llevado a una escasez crítica de papa, aumentando su precio en el mercado informal de 150 a 200 pesos por libra. Esta situación es el resultado de una serie de decisiones erróneas, como la introducción de semillas no probadas, el descontrol en la distribución y la ineficiencia crónica del sistema agrícola. Todo ello ha convertido la papa, un alimento esencial, en un símbolo de la pobreza y el desamparo institucional en el país.
¿Qué consecuencias tiene la crisis de la papa para la población cubana?
La crisis de la papa en Cuba ha llevado a una distribución racionada y limitada, con cantidades insuficientes para satisfacer la demanda. Esto se traduce en malestar entre la población, que enfrenta la escasez de productos básicos y precios desorbitados en el mercado informal. La situación evidencia la incapacidad del sistema para garantizar la seguridad alimentaria de la población, convirtiendo la papa en un reflejo del fracaso estructural del sistema agrícola cubano.
¿Qué lecciones deberían aprenderse de los recientes fracasos en la producción de papa en Cuba?
La principal lección es que la planificación agrícola no debe realizarse desde un buró sin considerar las condiciones locales ni la experiencia de los productores. La introducción de semillas no validadas, la falta de diálogo con los agricultores y la gestión centralizada han demostrado ser ineficaces. Es esencial implementar una planificación basada en la adaptación al entorno y en el uso eficiente de los recursos para evitar repetir los fracasos del pasado.
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