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La ciudad de Santiago de Cuba enfrenta una de las peores crisis de agua en años, con embalses clave por debajo del 20 por ciento y una población mayoritariamente dependiente de un sistema colapsado que apenas puede sostener el abasto en medio de una sequía prolongada que afecta al sureste de la provincia desde inicios de 2025.
El municipio cabecera es el más afectado con sus presas a solo 17,8 % de llenado. No obstante, el acumulado general en los 16 embalses del territorio administrados por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos alcanza el 65% de llenado, confirmaron autoridades del sector hidráulico.
El problema radica en que el 89% de los 470 millones de metros cúbicos acumulados en total se encuentra en presas lejanas como Carlos Manuel de Céspedes (Contramaestre) y Protesta de Baraguá (Mella), lo que dificulta su traslado hacia la capital provincial, explicó el periódico oficial Sierra Maestra.
Los embalses Gilbert, Charco Mono y Gota Blanca -este último agotado desde abril- están prácticamente secos, con menos del 20% de su capacidad. Solo el Parada mantiene niveles algo más estables, lo que ha obligado a bombear agua desde la presa Céspedes mediante el Trasvase Mogote, para evitar que Gilbert se agote completamente.
Aun así, el sistema no da abasto para una ciudad con una población mayoritariamente dependiente del deteriorado sistema Quintero.
Ludmila Rodríguez Barroso, directora de Aguas Santiago, reconoció que el 80% de la ciudad depende del Quintero, cuya red está plagada de salideros, válvulas defectuosas y robos masivos de metrocontadores, con más de 4.000 unidades sustraídas.
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Se intenta aliviar la situación mediante inversiones en rebombeo, pozos de la Refinería y la desalinizadora de Boca de Cabaña, pero el panorama sigue siendo crítico.
A esto se suma una flota de camiones cisterna reducida a menos de la mitad: apenas 12 de los 30 equipos están operativos en la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, lo que obliga a depender del apoyo de pipas de otros organismos para atender comunidades vulnerables. Sin embargo, la respuesta sigue siendo insuficiente frente a la magnitud de la crisis.
Con ciclos de distribución cada vez más largos, zonas enteras sin servicio estable y medidas paliativas que no resuelven el fondo del problema, los santiagueros sobreviven entre la desesperación y el abandono.
La escasez de agua, lejos de ceder, se agrava día a día, mientras las promesas oficiales suenan tan vacías como los embalses.
En Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país, amplios sectores acumulan más de dos meses sin recibir el líquido vital. En días recientes, la propia Rodríguez reconoció que “no hay agua y no hay pronóstico” de cuándo podrá estabilizarse el servicio.
Señaló que solo una de las cinco conductoras del sistema Quintero está operativa. Esto ha limitado la entrada de agua a apenas 900 o 1,000 litros por segundo, muy por debajo de lo requerido para mantener un ciclo de distribución estable.
Sectores como Altamira, Van Van, Versalles, El Caney, Boniato y El Cristo se encuentran entre los más afectados. Algunas zonas acumulan más de 60 días sin recibir servicio por tubería, dependiendo exclusivamente de carros cisterna.
En varias comunidades del municipio de San Luis, en la oriental provincia, acceder al agua es como “cruzar el Niágara en bicicleta” debido a la sequía, infraestructura colapsada y cobros ilegales por pipas, lo cual lleva a miles de personas a sobrevivir sin pleno disfrute de un derecho humano básico.
La crisis del agua en Cuba continúa deteriorándose, con situaciones alarmantes en varias provincias.
La presencia de animales vivos en el agua que llega a las viviendas de Sancti Spíritus ha generado una ola de indignación en redes sociales, donde residentes denuncian la aparición de gusarapos, lombrices, caracoles y hasta peces saliendo de las tuberías supuestamente destinadas a agua potable.
En Guantánamo, el principal embalse del territorio está prácticamente seco, dejando a la población sin garantías de abasto y generando un escenario de emergencia en medio del verano.
En la capital, la escasez de agua se ha visto agravada por la inestabilidad eléctrica, lo que afecta directamente el bombeo y distribución en los barrios más populosos.
Miles de hogares en Matanzas carecen de suministro estable debido a la rotura simultánea de bombas de agua, mientras las autoridades intentan contener la situación con reparaciones parciales y distribución mediante pipas.
A nivel nacional, las cifras son contundentes: más de medio millón de cubanos sufren afectaciones por la sequía, con provincias como Las Tunas y Holguín enfrentando cortes prolongados en el suministro.
Preguntas frecuentes sobre la crisis de agua en Santiago de Cuba
¿Qué está causando la crisis de agua en Santiago de Cuba?
La crisis de agua en Santiago de Cuba es causada principalmente por una severa sequía, combinada con la infraestructura colapsada y la mala gestión del sistema de distribución de agua. El sistema Quintero, que abastece a la mayoría de la población, ha reducido significativamente su capacidad debido al bajo caudal en las fuentes principales, como las presas Gota Blanca y Gilbert, y las roturas de equipos de bombeo empeoran la situación.
¿Cuántas personas están afectadas por la escasez de agua en Santiago de Cuba?
En Santiago de Cuba, más de 300,000 personas están sufriendo afectaciones severas en el suministro de agua potable debido a la intensa sequía y los problemas de infraestructura. A nivel nacional, se estima que alrededor de un millón de cubanos enfrentan dificultades diarias con el acceso al agua.
¿Qué medidas se están tomando para enfrentar la crisis de agua en Santiago de Cuba?
Para intentar paliar la crisis, se han implementado medidas como la instalación de equipos de bombeo adicionales, algunos alimentados con energía solar, y la reparación de sistemas y eliminación de salideros. Sin embargo, estas acciones no han logrado aliviar significativamente la situación, y la población sigue enfrentando restricciones severas en el acceso al agua.
¿Cuánto tiempo han estado sin agua algunas comunidades en Santiago de Cuba?
Algunas comunidades en Santiago de Cuba, como Songo-La Maya, han esperado hasta 85 días para recibir el servicio de agua. En otras áreas, los ciclos de distribución se extienden hasta más de 60 días sin suministro, lo que obliga a los residentes a depender de camiones cisterna para cubrir sus necesidades básicas.
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