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En medio de la crisis económica y la creciente inseguridad que golpea a los cubanos, un gesto de solidaridad en Santiago de Cuba ha devuelto la esperanza a una familia humilde y conmovido a toda una comunidad.
El periodista independiente Yosmany Mayeta relató en su perfil de Facebook la historia de Odelkis Baró Mustelier, una joven de 30 años que decidió donar una bicicleta a Yoeldis Zayas Suárez, un padre de familia de la barriada de Altamira, tras conocerse públicamente que había perdido la suya en un robo dentro de la iglesia donde también reside.
Zayas utilizaba la bicicleta como su único medio de transporte y herramienta de trabajo: cargar pan en la madrugada y venderlo para garantizar la alimentación de sus dos hijas pequeñas.
Sin embargo, el lunes denunció que desconocidos forzaron la puerta del templo y se llevaron el vehículo, que ya estaba cargado con una caja de pan lista para la jornada.
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“Sospecho que pudieron ser vecinos del barrio, pero no sé decir quién”, declaró la víctima, quien ofreció incluso una recompensa económica para recuperarla.
El robo no solo dejó a este padre sin su medio de sustento, sino que también provocó indignación entre los vecinos de Altamira, alarmados porque el hecho ocurriera dentro de un espacio religioso, considerado por muchos como un lugar seguro.
Varios residentes denunciaron que los robos en la ciudad son cada vez más frecuentes y que la inacción de las autoridades alimenta un clima de impunidad y desprotección ciudadana.
Fue entonces cuando la historia dio un giro inesperado. Conmovida por el testimonio difundido en redes, Odelkis Baró decidió entregar su propia bicicleta a Zayas.
“Desde niña fui muy pobre, mi madre tenía que vender caramelos y maní en las fiestas para mantenerme a mí y a mi hermana. Este muchacho me recordó a mi madre, luchando honradamente para llevar comida a la casa. No quiero que esas niñas pasen hambre solo porque su papá no tiene una bicicleta para vender pan”, confesó al entregar el vehículo.
El gesto de Odelkis no solo resolvió una necesidad material inmediata, sino que se convirtió en una enseñanza para la comunidad.
“Hoy yo puedo ayudar, mañana quizás ese mismo chico me dé la mano a mí. Hay que ayudar de corazón, sin esperar nada a cambio. El dinero no vale más que las acciones buenas y un corazón limpio”, expresó.
En un país donde la mayoría de las familias sobreviven con lo mínimo y donde el dinero se ha convertido en prioridad absoluta, este acto de desprendimiento fue recibido como una lección poderosa.
“Que esto sea una enseñanza para nosotros los cubanos. No nos matemos entre nosotros mismos. Ayuda a tu amigo, a tu vecino si lo necesita. En la unión está la fuerza. Las acciones valen más que cualquier cosa”, recalcó Odelkis, agradecida también por las bendiciones recibidas de quienes conocieron su historia.
Gracias a su acción, Yoeldis Zayas podrá seguir trabajando y garantizar el sustento de sus hijas. Para la comunidad, este episodio se ha convertido en un recordatorio de que, incluso en los tiempos más duros, la empatía y la solidaridad siguen vivas en Cuba.
Los gestos de apoyo comunitario se repiten en distintos rincones del país. Hace unas semanas, un niño que limpiaba parabrisas en La Habana recibió una bicicleta de regalo, detalle que no solo alivió sus recorridos diarios, sino que también significó un símbolo de esperanza para su familia.
Meses atrás, vecinos de Camagüey entregaron otra bicicleta a un niño que vendía tamales para ayudar en su hogar. La comunidad se unió en un acto que reflejó cómo la solidaridad surge incluso en los escenarios más precarios.
De igual manera, en Sancti Spíritus, un activista convirtió un obsequio en un mensaje de esperanza, resaltando que, pese a la crisis, todavía existen cubanos dispuestos a compartir lo poco que tienen.
Estos ejemplos, sumados al gesto en Santiago de Cuba, muestran que la solidaridad persiste como un valor esencial en medio de la escasez, la inseguridad y las dificultades económicas que marcan la vida diaria en la isla.
Preguntas frecuentes sobre la solidaridad y la inseguridad en Santiago de Cuba
¿Cómo un gesto de solidaridad cambió la vida de un padre en Santiago de Cuba?
Un gesto de solidaridad en Santiago de Cuba permitió que Yoeldis Zayas Suárez, un padre de familia, pudiera recuperar su medio de sustento. Odelkis Baró Mustelier, conmovida por la historia de Zayas, le donó su bicicleta después de que la suya fuera robada. Este acto no solo ayudó a Zayas a seguir trabajando, sino que también inspiró a la comunidad a valorar la empatía y el apoyo mutuo.
¿Cuál es la situación de inseguridad en Santiago de Cuba?
La inseguridad en Santiago de Cuba ha aumentado, con robos cada vez más frecuentes en la ciudad. Los ciudadanos han expresado su frustración por la falta de acción efectiva por parte de las autoridades, lo que ha generado un ambiente de impunidad. Casos como el de Yoeldis Zayas, cuyo medio de transporte fue robado, son un reflejo de la creciente preocupación por la seguridad en la región.
¿Qué acciones están tomando los ciudadanos ante la falta de respuestas institucionales a la delincuencia?
Ante la falta de respuestas efectivas de las autoridades, muchos ciudadanos en Cuba han optado por tomar la justicia en sus propias manos. Los vecinos a menudo se organizan para capturar a los ladrones y compartir información en redes sociales para prevenir delitos. Este fenómeno refleja la desesperación y la necesidad de protección comunitaria en un entorno donde la acción policial es percibida como insuficiente.
¿Cómo influye la crisis económica en el aumento de la delincuencia en Cuba?
La crisis económica en Cuba ha exacerbado la delincuencia al crear condiciones de necesidad extrema. La escasez de recursos y la falta de oportunidades laborales han empujado a algunos a recurrir al delito como medio de subsistencia. Esta situación ha generado un clima de inseguridad y desconfianza entre los ciudadanos, quienes sienten que las autoridades no están respondiendo adecuadamente a sus preocupaciones de seguridad.
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