
Vídeos relacionados:
El asesinato de Ángel Luis Mercantety Quiñones en Santiago de Cuba ha adquirido un cariz aún más perturbador.
El principal acusado, José Luis Fernández Torres, no solo enfrenta cargos por este crimen brutal, sino que podría estar vinculado a otras desapariciones en la zona, lo que ha desatado temores de estar ante un posible asesino en serie.
El investigador y profesor cubano Julio César González Pagés ha aportado datos reveladores sobre el perfil del presunto homicida.
Según publicó en Facebook este martes, el asesino, originario de Holguín y trabajador del sector educativo, “tenía una marcada afición por novelas de crímenes y por los libros de la autora Agatha Christie”.
Más allá del crimen por el que fue arrestado, los hallazgos en su vivienda han generado serias sospechas.
En el lugar se encontraron recipientes con grasa humana que, según testimonios de vecinos citados por el propio investigador, no corresponderían a los restos de la víctima identificada.
Lo más leído hoy:
“La posibilidad de estar en presencia de un asesino en serie no se descarta”, advirtió González Pagés.
“Esperemos que los equipos de forenses e investigadores puedan llegar a una conclusión que les devuelva la tranquilidad a las personas que viven en ese territorio y que ahora perdieron el sueño con esta historia”, añadió.
Desapariciones sin resolver y vecinos inquietos
Según una investigación independiente del portal Periódico Cubano, colaboradores en el territorio confirmaron la desaparición de otro hombre que residía en el mismo edificio que José Luis Fernández Torres. De acuerdo con estos reportes, el vecino lleva al menos dos meses sin dar señales de vida, y sus familiares en La Habana han asegurado que no se encuentra en la capital ni han logrado establecer contacto con él.
Lo inquietante es que -según las citadas fuentes- el desaparecido solía visitar con frecuencia la vivienda de Fernández para “beber y compartir”.
Esta coincidencia ha sembrado el miedo en el vecindario, donde muchos temen que su caso esté relacionado con los restos humanos hallados en el apartamento del acusado.
Hasta el momento, las autoridades cubanas no han emitido declaraciones oficiales sobre esta línea de investigación, ni han confirmado si existen otras víctimas además del jubilado asesinado.
Detalles macabros del crimen
La investigación preliminar estableció que el 21 de agosto, durante una discusión por deudas y bajo los efectos del alcohol, Fernández golpeó a Mercantety con un tubo hasta causarle la muerte.
Posteriormente lo desmembró, arrojó partes del cuerpo en un arroyo y en un contenedor de basura, y conservó otros fragmentos en su domicilio.
La escena descubierta por las autoridades fue espeluznante: dos refrigeradores con restos humanos, una jarra con grasa, pomos con carne frita y una bolsa con costillas.
Estos elementos han hecho surgir hipótesis sobre posibles prácticas de canibalismo, aunque dichas teorías no han sido confirmadas oficialmente.
Fue el hallazgo de la cabeza de la víctima en un basurero, el 26 de agosto, lo que permitió vincular directamente el crimen con Fernández Torres y proceder a su detención.
Un perfil que despierta alarma social
Fernández Torres, de 60 años, tenía vínculos laborales con el sistema educativo cubano. Según se ha conocido, se esperaba que comenzara a trabajar en una Escuela Especial al inicio del nuevo curso escolar.
Este dato ha provocado una profunda alarma entre quienes lo conocían y en la comunidad en general, dado que se trataba de un individuo con acceso a menores y con una imagen pública de normalidad.
La gravedad del caso, sumada a las evidencias que apuntan a otros posibles crímenes, ha generado un debate creciente sobre la seguridad ciudadana y el manejo de los delitos violentos por parte del Estado.
La falta de información oficial y el hermetismo de los medios estatales solo profundizan la incertidumbre.
Archivado en: