Niño vende pastillas de pollo en Santiago de Cuba para sostener a su familia

Con solo nueve años, vende pastillas de pollo en las calles de Santiago para alimentar a su familia. En Cuba, la infancia se pierde entre el hambre, el abandono y la miseria que ya se volvió rutina.

Calle Enramadas (Imagen de referencia) © CiberCuba
Calle Enramadas (Imagen de referencia) Foto © CiberCuba

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Nada lastima y compadece más que ver un niño "luchando" por sobrevivir. En Santiago de Cuba, un pequeño de apenas nueve años fue visto vendiendo pastillas de pollo concentrado en plena calle Enramadas para ayudar a mantener a su familia, una escena que expone crudamente la normalización de la pobreza infantil en el país.

La denuncia fue realizada este domingo por el activista Yasser Sosa Tamayo, quien compartió en Facebook el testimonio y las imágenes del menor, describiendo el momento como “doloroso e insoportable”.

Captura Facebook / Yasser Sosa Tamayo

En su publicación, el activista narró que el niño, con la ropa desgastada y las manos temblorosas, ofrecía las pastillas como quien reparte esperanza, pero en realidad estaba vendiendo su infancia.

El menor le contó que vive con su madre y sus hermanitos, y que él mismo hace “inversiones” con el dinero que recibe.

A sus nueve años, ya calcula ganancias y mueve monedas como si fuera adulto, ante un país que, según Sosa, se ha acostumbrado a mirar sin ver.


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El activista, que habitualmente denuncia la realidad invisible de Santiago de Cuba, expresó sentirse conmovido e impotente por lo que presenció, y señaló que, mientras se celebran discursos y actos oficiales, muchos niños en Cuba se están vaciando de infancia “gota a gota, moneda a moneda”.

"Esto es un niño de 9 años vendiendo su infancia en la calle. Cada moneda que él suma es un sueño que se pierde. Cada adulto que mira sin actuar es parte de esta tragedia", dijo Sosa con crudeza en la sección de los comentarios.

La escena, que ha generado numerosas reacciones en redes sociales, pone en evidencia el abandono institucional y la falta de mecanismos de protección real para los menores en situación de vulnerabilidad.

Una persona que responde al nombre de Alma Infante dijo: "Hace dos días, muy alarmada, le preguntaba a mi madre si yo había vivido tan de prisa toda mi vida, que nunca antes me había percatado cómo en las calles de mi ciudad, los niños, incluso en horarios escolares, buscan maneras de conseguir dinero. Rostros infantiles donde no encuentras una luz de esperanza, miradas perdidas y anhelantes de poder ganar algunos billetes para poder comer, tal vez, una sola vez en el día".

Además, subrayó: "He sufrido en las calles imágenes que solo conocía de la televisión. Escenas que existían en otras realidades y de las cuales mi país se enorgullecía que no ocurriera aquí. Niños parqueadores, niños vendedores, niños mendigos... Estas son verdades que aterran...".

Laritza Labori recalcó: "Hace tres años atrás vi un pequeño vendiendo confituras en la Alameda y lloré de tristeza, de dolor, ante lo que mis ojos estaban presenciando. Es indignante la situación, la vida de miseria a la que han llevado el país éstos ineptos dictadores".

En Cuba, donde cada vez más familias dependen del trabajo informal o infantil para sobrevivir, este caso no es una excepción, sino parte de una realidad cada vez más extendida.

Sosa es un activista que ha destacado en los últimos años por denunciar la realidad incómoda, y más que ello, ha desarrollado iniciativas en beneficio de las personas que más padecen la crisis económica.

En Cuba, el trabajo infantil se ha convertido en una secuela visible de la crisis económica y migratoria.

Cada vez son más los menores que asumen tareas propias de adultos, como la venta ambulante de alimentos, la carga de mercancías o la recolección de desechos, muchas veces en condiciones inseguras y sin supervisión.

Historias como la de dos hermanos que venden caramelos en las calles de La Habana para ayudar a su abuela se han vuelto comunes. Estos niños, que también confeccionan pulseras tras regresar de la escuela, buscan con dignidad y esfuerzo contribuir al sustento familiar.

Desde Camagüey, otro caso conmovió a la opinión pública: un niño de diez años recorre en una bicicleta vieja las calles vendiendo tamales.

Vive con sus abuelos porque sus padres emigraron o planean hacerlo, y cada moneda que gana es parte de un esfuerzo por sostener lo básico.

También en Santiago de Cuba, la denuncia ciudadana alertó sobre la situación de un padre y sus dos hijos pequeños que venden maní y recogen latas en la vía pública.

La menor, de apenas seis años, cargaba un saco de latas, y quienes observaron la escena se movilizaron para ofrecer ayuda.

Este tipo de imágenes, que antes se asociaban con otras realidades latinoamericanas, se han normalizado en la isla, pese a las restricciones legales contra el trabajo infantil.

En zonas urbanas como La Habana, el fenómeno también se intensifica. Niños que venden pan, frutas o piden limosna son cada vez más visibles.

Preguntas frecuentes sobre la pobreza infantil y el trabajo infantil en Cuba

¿Por qué un niño de solo nueve años vende pastillas de pollo en Santiago de Cuba?

El niño de nueve años vende pastillas de pollo concentrado en las calles de Santiago de Cuba para ayudar a mantener a su familia. Esta situación refleja la normalización de la pobreza infantil en Cuba, donde muchas familias dependen del trabajo informal o infantil para sobrevivir debido a la crisis económica.

¿Qué señala el activista Yasser Sosa Tamayo sobre la infancia en Cuba?

Yasser Sosa Tamayo denuncia que, mientras se celebran discursos oficiales, muchos niños en Cuba están perdiendo su infancia debido a la pobreza y la falta de mecanismos de protección. Sosa resalta la impotencia y conmoción ante la realidad de los menores que asumen responsabilidades económicas para el sustento familiar.

¿Cuál es el impacto del trabajo infantil en Cuba según el Food Monitor Program?

El Food Monitor Program alerta sobre el aumento del trabajo infantil en Cuba, especialmente en el sector alimentario. La crisis económica está empujando a más niños a trabajos informales, lo que limita su desarrollo y los expone a riesgos. Esta situación vulnera los derechos fundamentales de la infancia en el país.

¿Cómo afecta la crisis económica a los niños y adolescentes en Cuba?

La crisis económica, junto con el envejecimiento poblacional y la migración, ha obligado a muchos niños y adolescentes cubanos a trabajar informalmente para ayudar a sus familias. La pobreza infantil se ha convertido en una realidad cotidiana, afectando su educación, desarrollo y bienestar general.

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