Salida de peloterito cubano hacia República Dominicana genera debate

¿Decisión arriesgada o inversión de futuro? Es la disyuntiva que han manejado algunos internautas en torno al tema.

El joven pelotero que ha abandonado el país © Collage Facebook/Francys Ramírez
El joven pelotero que ha abandonado el país Foto © Collage Facebook/Francys Ramírez

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El éxodo de talentos del béisbol cubano ha sumado un nuevo capítulo con la salida del joven jardinero Aniel Oscar Ramírez, de apenas 12 años, quien recientemente abandonó Cuba junto a su padre rumbo a República Dominicana.

El caso, divulgado por el periodista especializado Francys Romero, ha reavivado el debate sobre la emigración deportiva infantil, las condiciones del béisbol en la isla y el peso de las decisiones familiares en el desarrollo de los atletas.

Ramírez -natural de Matanzas- integró el equipo Cuba U-10 en noviembre de 2022, cuando representó al país en un torneo en México.

El joven pelotero estará entrenando a partir de ahora en la academia del reconocido entrenador Javier Rodríguez, y podrá ser elegible para firmar con una organización de Grandes Ligas a partir de enero de 2030, año en que cumplirá 16 años.

Romero subrayó, además, que Aniel tiene gran estatura a pesar de su corta edad, lo cual denota su potencial físico.

“Ramírez mide 1.76 y tiene un gran potencial”, indicó Romero, quien también reveló que ya siete jugadores del equipo Cuba U-10 han abandonado la isla desde 2022.


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Fuente: Captura de Facebook/Francys Romero

Aniel Oscar Ramírez Galbán también participó en el XII Panamericano U-12 en República Dominicana y formó parte de la preselección cubana al Panamericano de Panamá en 2024, aunque no asistió por motivos de salud, según informó su madre en el apartado comentarios de la publicación.

Opiniones encontradas: ¿Decisión arriesgada o inversión de futuro?

La salida del niño ha generado una oleada de comentarios en redes sociales.

En ellos se refleja el contraste entre quienes apoyan la decisión como una vía hacia el desarrollo y el éxito profesional, y quienes consideran prematura y arriesgada la emigración a tan corta edad.

Un comentarista calificó la decisión como un “error garrafal del padre”, argumentando que en Cuba aún existe un sistema de formación deportiva más completo:

“Faltan 5 años para poder firmar… todo lo que gasten en él en estos 5 años se lo van a cobrar al final si firma. Con irse un año antes del periodo de firma era más que suficiente”.

Frente a esa postura, otra usuaria defendió el contexto y las dificultades que enfrentan las familias en la isla: “Aquí se llega temprano, hermano”.

El debate académico: ¿Qué pasa con la escuela?

Una de las preocupaciones más repetidas fue la desatención de la formación académica cuando los niños emigran tan temprano para dedicarse exclusivamente al entrenamiento.

Un cubano expresó: “Es muy importante la formación académica llevarla a la par, lo que no sucede con estos atletas que llegan a las academias y no reciben ninguna… La mayoría no llega a 9no grado”.

Otro comentario señaló que la calidad educativa en Cuba también es muy deficiente: “En Cuba después del 11-12 no hay ni profesores, sin contar la alimentación y los implementos deportivos que aquí no existen”.

Una realidad marcada por carencias y oportunidades

A pesar de las posturas encontradas, una gran parte de los comentarios coincidió en que la decisión de emigrar se enmarca en la crisis sistémica del deporte cubano, donde escasean materiales, profesores y hasta oportunidades reales de ascenso competitivo.

“¿Qué futuro hay en esta pelota?”, se preguntó un usuario, subrayando las limitaciones estructurales que enfrentan los entrenadores y atletas en la Isla.

Otro cubano fue más allá: “Muchas veces eres buen atleta y por cuestiones de ‘palanca’… no llegas a ningún lugar. Las oportunidades aparecen no cuando tú las quieres o te planificas, sino cuando aparecen”.

No faltó quien considerara que mientras Cuba no tenga una liga profesional ni vínculos reales con la MLB, el éxodo continuará en todas las categorías.

En medio del debate, el caso de Aniel Ramírez también generó una ola de solidaridad, felicitaciones y buenos deseos, tanto de conocidos como de seguidores anónimos.

Incluso quienes dudan del resultado final, reconocen la dificultad de la decisión y la legitimidad de aspirar a un mejor futuro fuera del país.

Un éxodo sin freno

El caso de Aniel no es el único. En los últimos años, otros peloteritos cubanos de apenas 12 ó 13 años también han salido del país en busca de oportunidades similares. En el listado figurna, entre otros Kendry Enrique Abreu, Mario Serra, Samuel Palencia, Luisban Sánchez, Yosmín Fuentes y Cristian Lías.

Cada historia contribuye a un patrón creciente que marca el presente del béisbol infantil cubano: salir joven, entrenar fuera, y soñar en grande desde muy temprano.

La salida de Aniel Oscar Ramírez es solo un nuevo episodio en una tendencia que se profundiza: familias que apuestan todo por un sueño y se enfrentan a un sistema que no les da alternativas viables dentro de la isla.

El viaje de Aniel no es solo el inicio de una carrera deportiva, sino un espejo de la Cuba actual, donde el talento precoz se enfrenta a decisiones de adultos marcadas por la urgencia, el deseo de progreso y el temor a quedarse atrás.

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