Las ciudades de Cuba, en general, tienen perros callejeros que han sido abandonados por sus dueños que ya no quieren cuidarlos o porque no tienen comida o porque están enfermos. En ocasiones hay personas con especial sensibilidad que los recogen o que, sin acogerlos en sus domicilios, les dan comida. Es por ello que en muchas de las discusiones del proyecto de Constitución se planteó la necesidad de que se mencionara el tema de la protección a los animales pero el asunto solo quedó recogido en un artículo muy general que se refiere a la protección de la flora y la fauna.
Estos animales abandonados tienden a reproducirse sin control, y por tanto. si no hay una acción sistemátida del departamento de Zoonosis de salud pública esta población aumenta y estos animales abandonados son más propensos a contraer y transmitir enfermedades.
Un ejemplo es el de Artemisa. El periódico El Artemiseño señala que en el primer semestre de 2018, se habían reportado 436 personas lesionadas por perros callejeros sin dueños. Cuando una persona es mordida por un animal desconocido debe ser vacunada preventivamente contra la rabia pues no se puede realizar el control del animal agresor.
En la provincia se han reportado 10 focos de rabia animal, dos ocurrieron en caninos: uno en Bauta y otro en Candelaria. Según un informe de salud en la provincia: “Durante 2017 se mantuvo alto el riesgo de transmisión de rabia debido al incremento de personas lesionadas (1 099) por animales. Igual sucedió con los tratamientos antirrábicos, aplicados en un 6,4 por ciento (%). El perro resultó la especie más lesionadora, responsable del 96 % de los reportes. Y el 38 % (420) de los lastimados fueron niños. “Asimismo, creció la rabia animal, de cinco focos en 2016, a seis en 2017: tres en San Antonio, dos en San Cristóbal y otro en Candelaria. Uno fue un canino”.
El Programa Nacional de Control de Rabia establece el saneamiento de más del 50 % de la población canina sin dueño, para disminuir el riesgo de transmisión pero este propósito no se cumple en la provincia porque no existen sistemas de captura adecuados para estas funciones, y porque los centros de observación canina no tienen las condiciones adecuadas, ha declarado la subdirectora provincial de Higiene y Epidemiología. Hoy son insuficientes los equipamientos para el
traslado de los perros capturados en la calle.
Los medios de captura y traslado de los caninos que están usando incumplen con las normas de bienestar animal, pues los capturados deben estar separados por jaulas individuales para evitar daños físicos por riñas y contagios de enfermedades. La provincia ha recibido en forma de préstamo el carro de captura de La Habana pero esto es insuficiente para las necesidades de todos los municipios.
Además, Artemisa solo cuenta con un Centro de Observación Canina, que está en mal estado constructivo, en San Cristóbal. Eso provoca la violación de las normas para la captura pues no se ofrece un destino final adecuado a los animales. Es imprescindible mejorar las condiciones de este centro de aislamiento.
“En el centro de observación canina el perro permanece 48 horas. Si el animal es reclamado por su dueño, lo vacunamos, se le aplica una multa al dueño y se le devuelve; si no hay reclamación en ese término, el animal se sacrifica con el uso de estricnina”, explica la funcionaria.
La falta de carros de captura y la deficiente actividad de saneamiento canino figuran entre los problemas mayores encontrados en la reciente visita del Ministerio de Salud Pública y no se preve la solución de los mismos por parte de los órganos del Poder Popular. Las enfermedades que sufren los perros callejeros pueden ser muy variadas, muchas coexisten en un mismo animal. La estancia en basureros, el ambiente hostil de la calle y el hambre y la desnutrición, entre otras causas, los hacen particularmente vulnerables a todo tipo de padecimientos. Muchas de esas enfermedades son transmisibles al hombre; de ahí que su proliferación constituya un gran riesgo para la salud.
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