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El gobierno cubano, a través de la Federación Cubana de Béisbol (FCB), obtuvo en 2025 más de 2,3 millones de dólares por contratos de sus peloteros contratados en ligas extranjeras, un flujo de ingresos que evidencia la mercantilización del talento deportivo bajo control estatal y las prioridades cuestionables en el uso de los fondos.
Según el periodista deportivo oficialista Pavel Otero, la FCB recibe entre un 10 y un 20 % por cada atleta contratado en el extranjero.
Este porcentaje, recalcó, no se descuenta del salario de los peloteros, sino que es pagado directamente por los clubes contratantes a la Federación, dejando intactos los ingresos de los atletas.
Por ejemplo, un jugador que reciba 500 mil dólares genera un pago adicional a la FCB correspondiente al porcentaje acordado, sin tocar su salario.
El desglose de los 2,3 millones de dólares recaudados revela un destino mayoritariamente administrativo y operativo, con gastos que incluyen:
565.256 USD en vestuario de la Liga Élite y la Serie Nacional.
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297.619 USD en pelotas para todas las categorías.
35.400 USD en zapatillas de entrenadores y árbitros.
11.095 USD en cuotas de garantía y membrecías.
3.000 USD en zapatillas para el Mundial sub-12.
74.062 USD en ropa de árbitros y 7.453 USD en la del Campeonato Nacional de Softbol.
62.577 USD en bates de madera y 14.222 USD en guantillas de bateo.
539.412 USD en ropa para la próxima Liga Élite y Serie Nacional, encargada con anticipación.
536.900 USD en boletos aéreos y gastos logísticos de 17 eventos internacionales.
119.000 USD en superficies de juego, implementos y premiaciones de Béisbol 5.
210.000 USD en pelotas KENKO para el béisbol infantil.
98.000 USD en aparatos y habilitación del gimnasio de primer nivel del Estadio Latinoamericano.
Además, existen gastos pendientes destinados a luminarias para cuatro estadios, más implementos deportivos, gimnasios, jaulas de bateo y máquinas de pitcheo, así como aportes a otros deportes con menor financiación.
Este esquema evidencia cómo el régimen se beneficia directamente de la movilidad internacional de sus atletas, un mecanismo que ha sido criticado como una forma de explotación económica y control sobre el talento deportivo.
En 2019, la FCB firmó un acuerdo que permite contratar peloteros y entrenadores en el extranjero, excluyendo expresamente a la Major League Baseball (MLB), debido a las restricciones impuestas por la administración estadounidense bajo el embargo y al hecho de que la FCB sigue siendo parte del aparato estatal.
En 2018, un acuerdo similar firmado durante el gobierno de Barack Obama basado en una supuesta autonomía de la FCB permitía la contratación de jugadores cubanos en Estados Unidos.
Pero la administración de Donald Trump lo canceló meses después, argumentando que la Federación estaba controlada por el Estado y que los contratos con MLB requerían licencias especiales del Departamento del Tesoro.
La medida estadounidense buscaba evitar que el régimen cubano utilizara a los jugadores como peones económicos, un señalamiento reforzado por funcionarios como John Bolton y el senador Marco Rubio, quienes denunciaron que estos contratos equivalen a un "rescate" estatal de los atletas, legalizando lo que consideraron tráfico de personas.
El caso pone en evidencia un contraste: mientras los peloteros cubanos generan millones para la Federación y, por ende, para el gobierno, la inversión directa en desarrollo social y condiciones de vida de los deportistas y ciudadanos es limitada, reflejando prioridades cuestionables y un sistema que prioriza los ingresos del Estado sobre el bienestar de los atletas.
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