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Abel Prieto insiste en llevar la soga a casa del ahorcado

Prieto no sabía cómo agradecer su nombramiento como Presidente de Casa de las América.

Abel Prieto Jiménez © Cuballama
Abel Prieto Jiménez Foto © Cuballama

Este artículo es de hace 4 años

El impostor Abel Prieto Jiménez -empeñado en agradecer a la casta verde oliva la botella de Casa de las Américas- acaba de cometer un acto fallido porque no sabe envejecer y posee una rara habilidad para mostrar en público su incapacidad; a sus 69 años debía elegir el discurso reflexivo en vez de ese afán juvenil ridículo de aparentar lo que nunca podrá ser, aunque conserve melena setentera y verbo estrambótico e inconveniente para los intereses de sus jefes.

Las prioridades de Cuba no pasan por su infeliz recordatorio de la persecución de homosexuales y rockeros; pero este muchachón tardío sigue empeñado en desviar la atención de censuras y persecuciones actuales como la de Luis Manuel Otero Alcántara, el Decreto 349 o la reciente dimisión como diputado a la Asamblea Nacional de Ángel Adán Robles.

Abel Prieto pretende ser el Azul añil del tardocastrismo; intentando blanquear lo empercudido, aunque -paradójicamente- su pasión arqueológica consiga trastear en gavetas con cucarachas que resultan muy incómodas para el poder y, especialmente dolorosas para extraños y compañeros de viaje.

Su labor en Casa de las Américas exige dedicación plena al pastoreo intensivo de la intelectualidad regional aliada de La Habana y -en ningún caso- ponerse a abrir frentes innecesarios porque el propio Fidel Castro asumió su responsabilidad en la persecución de homosexuales en sus cien horas con Ignacio Ramonet.

La estatua de John Lennon en La Habana fue un claro guiño de Castro a aquellos que, el 13 de marzo de 1963, definió como "pepillos vagos, hijos de burgueses, que andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos; algunos de ellos con una guitarrita en actitudes elvispreslianas, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides por la libre".

Huelga recordar el peso específico de una frase de Fidel Castro Ruz a Abel Prieto Jiménez, que una vez se inquietó por una supuesta broma del comandante en jefe preocupado por la cantidad de intelectuales y artistas que se iban de Cuba. Si un chiste podría tener consecuencias, que pasaría cuando hablaba en serio.

Pero el error de bulto de Prieto Jiménez se acentúa al pretender usar la discriminación de homosexuales en el ejército británico, hasta el año 2000. ¿Pretende insinuar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias, sacudidas por algunos escándalos gays, son o fueron como el British Army? Este adolescente de casi 70 años se mete en cada lío que conmueve su osadía.

Alguien que se pretende intelectual y deseoso de participar en el debate cubano podría, por ejemplo, fijar su postura sobre la dolarización y pobreza, las expulsiones de profesores universitarios, la emigración del capital humano creado por la revolución, el racismo, la crisis del béisbol, etcétera, etc.

Ya sabemos que Cuba es país de poca memoria, pero sorprende este desvarío del compañero Presidente de Casa de las Américas que no debe aún tenido tiempo de leerse aquel artículo de su padre, Abel Prieto Morales, en la revista Bohemia (1969, nro. 113), a la que corresponde el siguiente párrafo:

"En cuanto a la profilaxis familiar, los psicólogos, psquiatras y educadores están de acuerdo en que es muy simple: Que el padre se comporte como tal y que la madre tenga dentro del hogar el lugar que le corresponde. Por muy ocupado que estén ambos siempre deben ofrecerle (a los hijos) un equilibrio emocional que evite toda posible desviación de los instintos. En el caso de la mujer sola, ya sea divorciada, viuda o abandonada, si se despoja de todo rencor y actúa con inteligencia, no hay peligro alguno de propiciar el germen de la homosexualidad". ¿Mariela tu habías leído esta joyita del machismo leninismo?

Un hijo no tiene responsabilidad alguna en los actos de sus progenitores; pero teniendo el techo de vidrio, el compañero Abel Prieto debía atenderse esa manía recurrente de cantinflear porque no es la primera vez que hace el ridículo: "En los cubanos no hay un solo chiste que aluda a la Revolución, ni a delaciones ni a presos de conciencia, ni a personajes escindidos, más bien apuntan a las carencias o a la emigración de forma benevolente, perdonadora, sin rencor ni hiel".

A Pánfilo le ha salido un duro competidor.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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