Por quinto día consecutivo Roberto García se plantó frente a la embajada cubana en Washington para reclamar que lo dejen regresar a la isla a ver a su hijo.
En una directa transmitida en Facebook, García gritó desesperado en dos idiomas "Let me see my son", "Déjenme ver a mi hijo", pero ningún funcionario de la sede diplomática salió a atenderlo ni a interesarse por su caso.
Este padre cubano de 42 años salió legalmente del país en 2014, pero le impusieron una restricción migratoria que le impide regresar a la isla, por lo cual hace 6 años no ve a su hijo ni a sus familiares en la nación caribeña.
García explicó a CiberCuba que él salió de Cuba de forma legal en 2014 tras obtener los permisos migratorios por reunificación familiar, sin embargo, denunció que después de su salida le impusieron una restricción gubernamental y ahora no puede volver.
Según él, las autoridades cubanas no lo dejan entrar "porque un magnate de Ciego de Ávila pagó para que le pusieran un "stop" y poder quedarse con su casa en Morón".
En su testimonio, García afirma que la sanción en su contra se debe a un caso de corrupción que involucra a un cuentapropista y a las autoridades de la provincia de Ciego de Avila, quienes se apropiaron de su vivienda de manera ilegal.
Afirma que un cuentapropista, dueño del centro turístico privado "Ranchón El Pino Atrevido", se apropió de su casa de forma ilegal y pagó a las autoridades locales para que no lo dejaran entrar a Cuba y así poder disponer de la vivienda.
En 2014 a García le llegó la salida del país y se radicó en Estados Unidos.
"Entonces ese magnate, conocido por sus excesos en Morón y por los constantes sobornos a altos funcionarios locales, pagó a un teniente coronel llamado Hugo, de la Seguridad del Estado, para que me pusieran una "restricción permanente" en Inmigración que me impidiera regresar a Cuba y así poder quedarse con la casa", relató.
Desde entonces ha intentado regresar a Cuba, "pero cada vez que llamo para ver si me quitaron el "stop" me confirman que este sigue vigente".
"Dejé a mi hijo con seis años y en septiembre va a cumplir 12. Yo voy a denunciar esto en todos los lugares", alertó.
Apostado ante la embajada cubana en Washington, García afirma que su caso es producto de una gran violación contra su persona para ocultar un caso de corrupción local que a todas luces muestra la indefensión y la falta de derechos y de garantías que padecen los ciudadanos cubanos.
"Esto es culpa de oficiales corruptos y de un mafioso que tiene a este pueblo amenazado y de rodillas", expresó.
Su manifestación ante la sede diplomática cubana cumple este viernes cinco días sin que nadie haya salido a atenderlo. Él dice que no le interesa la casa, solo pide reunirse con su hijo adolescente.
"Esa gente (los diplomáticos cubanos) no ha sido capaz de salir a recibirme. Llamaron a un policía del Servicio Secreto para enviarme el mensaje de que ellos no me podían atender por el COVID-19 pero hasta ayer el consulado estaba abierto. Lo cerraron el miércoles para no atender mi caso", afirmó.
Actualmente García vive en Tampa pero pidió vacaciones para exigir que le quiten la restricción de viaje y poder regresar a la isla a ver a su hijo ya adolescente.
"No me importa la casa ni me importa nada, solo quiero ver a mi hijo y denunciar que la violación con la familia cubana tiene que cesar", subrayó.
"Si la dictadura respetara el derecho de los ciudadanos cubanos de entrar a su país libremente esos corruptos no pudieran hacer esto que han hecho conmigo. Hay más de 30 000 cubanos en mi situación", señaló.
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