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Carlos Manuel Álvarez denuncia el carácter discriminatorio y clasista del Gobierno cubano para reprimir

“Un muchacho pobre y negro, que apenas tuvo la posibilidad de estudiar, sigue preso y es el protagonista de esta historia", recalcó el escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez en referencia al rapero Denis Solís

Denis Solís y Carlos Manuel Álvarez © Facebook / Denis Solís. Captura video Facebook / Carlos Manuel Álvarez
Denis Solís y Carlos Manuel Álvarez Foto © Facebook / Denis Solís. Captura video Facebook / Carlos Manuel Álvarez

Este artículo es de hace 3 años

El escritor y periodista independiente Carlos Manuel Álvarez compartió una reflexión sobre la represión del régimen cubano, incidiendo en el carácter discriminatorio y clasista conque esta violencia se despliega por parte de las instituciones y fuerzas de seguridad del estado.

Luego de su detención ayer lunes, en la que estuvo sometido a un interrogatorio plagado de los típicos chantajes y maniobras de los esbirros para quebrar la voluntad de las personas, Carlos Manuel comprobó una vez más que el trato hacia él era distinto al de otros activistas que también están siendo asediados por haber participado en las acciones del Movimiento San Isidro (MSI) o en las protestas frente al ministerio de cultura el 27N.

“No podemos olvidar quién es el protagonista de esta historia”, recalcó Álvarez en referencia al rapero Denis Solís, cuyo proceso injusto, amañado y arbitrario, desencadenó las acciones de solidaridad llevadas a cabo por el MSI y diversos actores de la sociedad civil cubana, a pesar de las cuales, Solís permanece en prisión de máxima seguridad, condenado por un delito fabricado de desacato, supuestamente probado en un juicio sumario a puertas cerradas.

“Un muchacho pobre, un muchacho negro que apenas tuvo la posibilidad de estudiar sigue preso y es el protagonista de esta historia. No lo podemos olvidar”, insistió el joven intelectual cubano. En una conexión directa desde su cuenta de Facebook, Carlos Manuel desveló detalles del trato recibido por los agentes de la seguridad del estado que le interrogaron, sus estrategias para sonsacarlo y los argumentos utilizados para amedrentarle, haciendo parecer que le persuadían.

En su caso, los interrogadores intentaron hacerle desistir de su activismo haciéndole ver que lo trataban diferente, con más consideraciones de las habituales, en virtud de sus estudios, de su preparación, así como por la reputación profesional de sus padres, ambos médicos reconocidos y apreciados en Cárdenas.

“Intentaron remover algún residuo sentimental hablándome de mis estudios preuniversitarios en la escuela vocacional de Matanzas. Llevaron a un agente joven que había estudiado allí; pero todo eso no me movió un pelo”, contó el director de la revista de periodismo literario El Estornudo. Según Carlos Manuel, los represores le dejaron ver la consideración que les merecía con frases como estas: “Sabes quienes somos y cómo podemos actuar. Pero contigo no vamos a ser así, vamos a portarnos bien”.

Este trato distinto al que recibiría un opositor o activista de origen humilde o sin estudios es lo que le ha llevado a sentir la necesidad de compartir una reflexión sobre lo profundamente clasista y racista que es la maquinaria represora y, por extensión, el régimen cubano. Una realidad esta que ha sido denunciada en varias ocasiones por el Comité Ciudadano para la Integración Racial (CIR) y por otras organizaciones, colectivos y activistas contra el racismo.

“Como la economía está devastada, se establece una jerarquía clasista por el nivel de instrucción. Es por eso que Mariela Castro usa el término marginal desde una lógica oligárquica, lógica de casta” que comparte, entre otros, con Abel Prieto.

Carlos Manuel citó el caso más reciente de la resonancia de esta ideología a través del monopolio informativo del régimen: el artículo publicado en el periódico Trabajadores. “Es por eso que Paquito el de Cuba, periodista burro e iletrado donde los haya, llama ‘La cara culta de San Isidro’ a un libelo sobre no sé qué proyecto de los Perugorría, en franca oposición al San Isidro negro que está abriendo las líneas de la Cuba futura”.

“Y es por eso que mis interrogadores de ayer mencionaban todo el tiempo que mis padres eran médicos y que yo había estudiado en la Vocacional (oigan, que no es Oxford, era una escuela cayéndose a pedazos, nada más) para hacerme saber que por esas razones no me trataban peor”, remarcó el periodista independiente.

El joven escritor señaló otras dicotomías presentes en las prácticas represivas del régimen cubano. No solo en razón del nivel de instrucción o el color de la piel, sino en razón de los núcleos de población donde discrepar tiene distintos precios. En ese sentido, señaló la diferencia abismal que existe “entre disentir en la ciudad, en la metrópolis y disentir en zonas rurales o pequeños municipios, campos y pueblos, donde las personas son más vulnerables y susceptibles del castigo de las autoridades”.

No es lo mismo reprimir a Carlos Manuel que a Adrián Rubio, apuntó el periodista subrayando las diferencias que puede haber entre ellos. No es lo mismo publicar en medios de prensa internacionales y ser conocido como lo es Álvarez, que tener la poca visibilidad que tiene un joven de 18 años como Adrián Rubio, huelguista de hambre en la sede del MSI que había sido detenido esta mañana mientras salía de su casa a buscar el pan, para ser liberado horas más tarde.

“Son la gente del municipio, los obreros, los campesinos (los ciudadanos que serían la base productiva de este país, si este país produjera), quienes peor la pasan y a quienes más reprimen cuando deciden oponerse a la doctrina del poder político. Así es el clasismo en el socialismo real”, sentenció el intelectual al que, de momento, le han retirado el operativo de vigilancia ostensible que sufría, al igual que muchos otros activistas, a las puertas de su casa.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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