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Amelia y la maldición del comunismo por todas partes

La dictadura no perdonará su osadía de confirmar que Cuba padece un estado fallido.


Este artículo es de hace 1 año

La dictadura más antigua de Occidente no perdonará jamás a Amelia Calzadilla que haya confirmado su condición de estado fallido, incapaz de garantizar suministros esenciales a los cubanos, que viven rodeados por la maldición del comunismo por todas partes.

Algo tan necesario y cotidiano -como cocinar alimentos- se convierte en un desafío para una familia porque no hay gas en La Habana, en el litoral norte de Mayabeque; que siempre huele a azufre, ni en el Golfo de México; tampoco balitas y los apagones son el pan cotidiano de Cuba, donde se acumulan quejas y reclamaciones del pueblo, que solo sirven para rellenar las secciones de Cartas al director, de Granma y Acuse de recibo, de Juventud Rebelde, magníficos inventarios del desastre.

Amelia Calzadilla ganó el primer round, pero no debe confiarse ni descartar opciones de emigrar para ella y su familia porque ya está en la mirilla de la Contrainteligencia y vivir en Cuba implica delinquir o bordear la legalidad diariamente y la pobreza es el gérmen ideal de ilegalidades; aprovechadas convenientemente por los policías, fiscales y jueces; según quien sea el comisor del supuesto delito o falta.

La casta verde oliva y enguayaberada vive apendejada desde el 11J, obligando a la Contrainteligencia a evaluar constantemente el escenario y, el grito de Amelia, puso en guardia a los cobardes, sabiendo que una riada de madres contra el poder sexagenario es la peor variante posible porque nunca podrán demostrar que están pagadas por la CIA, que tiene otras prioridades, y solo están movilizadas por la rabia de no poder alimentar adecuadamente a sus hijos.

Este lunes saltaba la noticia que más del 70% de las embarazadas de La Habana padece de anemia; incluidas las mujeres que están en sus treinta y cuatro semana de gestación, un dato demoledor sobre las carencias alimentarias de una población mermada por muertes, envejecimientos y emigración; atrapada entre el desasosiego y la propaganda.

La pobreza en Cuba no solo es impuesta y generalizada, sino que -como en la India- va por castas; quien tenga un ventilador de techo y se ponga uñas acrílicas no será una dalit; por tanto no tiene derecho a quejarse porque no está tan mal como esos millones de cubanos excluidos por el comunismo de brahmanes; que pregonan pobreza y humildad, viviendo como Marajahs.

La miseria no es solo una categoría económica, también es un estado mental, como el que padece el tardocastrismo, los medios de comunicación que paga con el dinero de todos los cubanos; siempre prestos a contar miserias ajenas y reacios a contar las autóctonas y esos soldaditos de plomos que, por convicción o conveniencia, emborronan la red, sin el coraje necesario para firmar con su nombre y apellidos y poner su foto; cual gaticas de María Ramos.

El problema de fondo es que la administración de la pobreza impuesta por un estado totalitario obliga a sus súbditos a renunciar a cualquier ventaja material en nombre del futuro luminoso que nunca llega; pero consigue rebajar las expectativas materiales de tal manera, que la tenencia de un estropajo puede ser un agravio comparativo y hasta motivo de denuncia, porque la masa cree que la solución es el igualitarismo ramplón y arremete contra el desigual y casi nunca contra el desigualador.

La mafia comunista solo ha rasgado levemente la piel de una madre coraje, pasado un tiempo, empezará la desestabilización contra ella y su familia; incluso la generación de conflictos matrimoniales e intrafamiliares; contaba Amelia que su papá compartió cueva con el Che en Pinar del Río y que fue militar; pero no cayó en que el 13 de junio de 1989, 33 años antes que ella fuera recibida por el gobierno del Cerro, y dos antes que ella naciera, comenzó la purga saturniana que se llevó a la tumba a Arnaldo Ochoa, Tony de la Guardia, Amado Padrón y Jorge Martínez; poco después cayó José Abrantes Fernández, que jodió su salud por cuidar la vida del comandante en jefe.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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