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Guaguas crematorios y cincuenta pesos por paquete de la Yuma

La mayoría de los cubanos vive bajo agresión permanente del gobierno.


Este artículo es de hace 1 año

Las guaguas belgas circulando en modo crematorio por La Habana y multas de 50 pesos por cada paquete que reciba un cubano desde el extranjero, incluida la ayuda humanitaria, son las penúltimas agresiones del tardocastrismo contra la mayoría de los cubanos, que aun no entiende los motivos de tanta injusticia.

Cualquier técnico sensato sabe que un vehículo consume menos combustible si circula con el aire acondicionado encendido y las ventanillas cerradas, pero la racionalidad también se fue de Cuba y los afortunados que consigan subirse a una de las guaguas belgas, concebidas para prestar servicio en clima continental europeo, deberán asumir que, por el mismo precio, tienen transporte y sauna.

El caso de los paquetes clama al cielo porque, sin mejorar el servicio de manipulado y entrega, el gobierno se saca una nueva tasa de 50 pesos por cada envío, incluidos los humanitarios, que deberá abonar el afortunado receptor de un salve en medio de la crisis general del comunismo; que antes había gravado los mismos envíos con cinco dólares estadounidenses per cápita (125 pesos, al cambio oficial); que suman 175 pesos por paquete.

Las primeras víctimas de prohibir el uso del aire acondicionado en las guaguas donadas por Bélgica son los propios guagüeros, poniendo en peligro la seguridad vial y de los pasajeros por la intensa fatiga que supone trabajar bajo el encanto y los colores del verano habanero; y tan sacrificados choferes no tendrán más remedio que acudir a la instalación de miniventiladores o aliviarse con abanicos y pencas; además de disponer de una pequeña colección de camisas para poder cambiarse cada uno o dos días, según la disponibilidad.

El tardocastrismo miente sin recato en todos los ámbitos y ahora se ha sacado del saco de mentiras que, al ser las guaguas de origen belgas, sus equipos de aire acondicionado no son aptos para su uso en el Ceribe y, por tanto, habrá que modificarles las herméticas ventanillas para aliviar la olla a presión rodante. Falso, los aires acondicionados valen para cualquier clima, siempre que se respeten las normas técnicas de explotación y mantenimiento, pero si asi fuera, ¿quién aceptó la donación a sabiendas del notable hándicap para el clima cubano?

Los principales perjudicados por la nueva e injusta multa de 50 pesos por cada paquete recibido, serán los cubanos más empobrecidos por el comunismo, que no tuvo más remedio que autorizar la libre importación de alimentos, medicinas y artículos y medios de aseo; tras meses negando lo evidente y acusando de mercenarios a quienes, racionalmente, proponían un alivio sensato.

El transporte es uno de los desastres comunistas más lesivos para la mayoría de los cubanos que, hasta para trabajar, sufren vicisitudes de todo tipo, como muestran las paradas de ómnibus en horas previas y posteriores a las jornadas laborales; aunque ya el presidente Miguel Díaz-Canel evita la payasería demagógica e inútil de detener la caravana de BMW blindados para que pocos proletarios suban a tan magníficas máquinas; como hizo en octubre de 2019, con su flota de Mercedes Benz.

La distribución de paquetería nacional e internacional, vital para muchas familias cubanas, es pasto de robos, retrasos y maltrato perpetuos; y no se trata de las consecuencias del coronavirus, como pretenden justificar los troveros del Quibú; sino de la ineficiencia crónica del comunismo, dentro de su esquema de reparto de pobreza, como técnica de sometimiento de masas.

La casta verde oliva y enguayaberada no padece la necesidad de tener que viajar en las guaguas belgas sin aire acondicionado y, los paquetes que recibe del extranjero, entran por vía expedita, como corresponde al rango VIP de los martirizadores de Cuba, donde los servicios públicos fueron suplantados por la desidia y el maltrato.

Desde hace doce quinquenios, en Cuba impera la dictadura del proletariado; contradictoria disfunción política porque quienes peor viven son, precisamente, los proletarios; víctimas de una minoría incapaz de vivir sin maldecir al capitalismo; pero necesitadas de regalías como las guaguas belgas y el tráfico constante de mercancías desde Estados Unidos.

¡Qué maldición habrá caído sobre los cubanos para merecer tanto desprecio y maltrato, a manos de unos rufianes ineptos!

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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