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Cuba pierde, sea sí o no

Atendiendo a los perfiles de una mayoría de votantes envejecidos que rechazan -por tradición y convicción- el reconocimiento de derechos selectivos a homosexuales y a que mucha población activa, más tolerante, está emigrada y privada de voto; lo normal es que el texto fuese rechazado.


Este artículo es de hace 1 año

El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez no desperdicia oportunidad para mostrar su infantilismo político; convirtiendo el referendo sobre el Código de las Familias en un plebiscito sobre el comunismo de compadres; pese que su aprobación o rechazo no cambiarán nada en Cuba.

En vísperas del simulacro, Díaz-Canel aseguró que "¡Votar sí, es decir sí por la unidad, por la revolución, por el socialismo, y es decir sí por Cuba!”, ya en plena jornada electoral, simuló comprensión ante cubanos que emitieran un voto de castigo a su desastrosa gestión.

Si antes de hablar, el mandatario hubiera mirado a Chile, habría evitado la aguda politización del caso, pero todo Peter Pan necesita reafirmarse en cada acto, por mero instinto de supervivencia.

Atendiendo a los perfiles de una mayoría de votantes envejecidos que rechazan -por tradición y convicción- el reconocimiento de derechos a homosexuales y a que mucha población activa, más tolerante, está emigrada y privada de voto; lo normal es que ganara el no.

Un análisis de contenidos sobre la campaña por el sí, revela el viejo truco de ensalzar la excepción frente al justo y necesario reconocimiento de derechos humanos, civiles y políticos de la mayoría de los cubanos, sabedores que el estado totalitario no dudará en pasar por la piedra a gays y lesbianas, incluidos los de recámara, que osen apartarse de la disciplina del CENESEX.

Raúl Castro Ruz, conocedor que la Magdalena no está para tafetanes, rehuyó hacer declaraciones a la prensa, que versionó su charla mañanera con vecinos de La Rinconada sobre la principal preocupación de los cubanos en las últimas horas, el huracán que este lunes impactará la isla por algún punto de la costa sur occidental; empobreciéndola aun más.

Ian ha venido como anillo al dedo al Buró Político, que retrasó el cierre de colegios para que la Seguridad del Estado y sus factores en cuadras y barrios presionaran a los remisos a votar y ahora podría diferir la comunicación de los resultados del plebiscito un día o dos, atendiendo a la enésima tragedia natural, que desnudará aun más la inclemente pobreza de Cuba.

La compañera Alina Balseiro, trémula y pálida, estará autorizada a informar sobre la enésima victoria de la casta verde oliva y enguayaberada; a la que vale igual un sí, barniz temporal de apertura y el no, refuerzo emocional de la hambreada militancia veterana, que considera a los invertidos, desviados y lacra social y el gobierno usaría la desaprobación popular como base para recomponer bateas con la cúpula católica y otras denominaciones religiosas homofóbicas; aun cuando llevan penitencia en sus pecadores.

La oposición, que ha intentado verificar parcialmente el proceso, usando mecanismos legales de la dictadura, debió explicar a los votantes que un papeletas anuladas, con rechazos groseros al presidente, no suma para el no; es simplemente un sufragio nulo; aunque la suma de estos, con los emitidos en blanco y los noes, podría ser termómetro de Cuba.

Si la Asamblea Nacional es depositaria de la soberanía popular y ya aprobó abrumadoramente la nueva legislación, ¿qué necesidad había de gastar los escasos recursos disponibles en una pantomima made in San Nicolás del Peladero; cuando la nación agoniza?

La prensa pagada por el partido comunista ha dejado varias perlas en el camino a la perdición de Cuba, que vale la pena citar, como muestras de incesante decadencia y cretinismo estatal:

"No son solo las duras condicionantes económico-sociales o de otra naturaleza las que pesan sobre la conciencia de cada cubano en edad de ejercer su derecho a votar. También lo hace la incesante artillería de una guerra político-comunicacional que quisiera convertir el de este domingo en un plebiscito de carácter político, en vez de en un referendo de significaciones humanas trascendentales", Ricardo Ronquillo en Cubadebate, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

La obediente UPEC es una de las mejores unidades de morteros al servicio de la dictadura que abolió la libertad de prensa, pero -esta vez- su jefe consiguió retratar a Díaz-Canel y a si mismo, pretendiendo atacar a quienes hacen exactamente lo mismo que él y sus jefes, en sentido inverso.

"Sea cual sea el resultado del referendo popular por un nuevo Código de las Familias este domingo, todo cuanto hemos leído, escuchado en los últimos meses, sin dudas nos ha sensibilizado para comprender y respetar. En todos y todas hay un denominador común, la necesidad del amor, del afecto. Para garantizar el derecho a recibirlos, nació esta legislación", Daily Pérez Guillén en Cubadebate.

Pérez es una mina, Rogelio Polanco debería elevarla a musa eterna de la patria, conmueve su honestidad reconociendo que la revolución, toda ternura, ha tardado 63 años en alumbrar una legislación que garantice el derecho de cubanos a recibir amor y afecto. Gracias, Daily.

"En plazas y parques de varias ciudades numerosas personas permanecían en un ambiente de fiesta aguardando por la información del Consejo Electoral Nacional (CEN), cuyos datos sobre la votación se retrasaron debido a la extensión de los horarios de cierre de los colegios motivada por intensas lluvias en varias localidades", cable de Prensa Latina.

La escena parece sacada del final de Desayuno con diamantes, cuando Audrey Hepburn, ebria y empapada en agua, comienza a llamar a su gato y exclama: ¡tu también me abandonas! ¿Qué estarían celebrando esos aguerridos cubanos bajo la lluvia y en víspera de un destructivo ciclón? Raro entusiasmo en un pueblo culto, patriota y comprometido con el ideario de Fidel.

El tardocastrismo ofrece sus mejores piruetas cuando simula, como ha ocurrido con el doloroso parto del Código de las familias, vendido como una pugna entre liberales del Perico y conservadores de Menocal, pese a que solo se trata de falsedad bien ensayada, estudiado simulacro para reforzar el predominio del estado totalitario sobre las familias, la libertad y el amor.

Aunque Miguel Barnet, ese cimarrón insobornable, se haya ido quedando, cuando descubrió que Fidel estaba de visita en Júpiter y, unos traidores, aprovecharon su ausencia para implantar la UMAP, el quinquenio gris y los ataques a jovencitos con actitudes elvispreslianas y feminoides.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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