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Mantienen desnuda en prisión a opositora Lizandra Góngora por negarse a usar uniforme reglamentario

Su esposo denunció las torturas y el trato inhumano que una oficial de la prisión ejerce contra la presa política.


Este artículo es de hace 1 año

Las autoridades de la prisión de El Guatao mantienen desnuda a la presa política Lizandra Góngora, quien está plantada, por lo que se niega a usar el uniforme e ingerir los alimentos del penal

“Lizandra está encuera en una celda, se metió cinco días sin comer. En estos momentos está encuera sin una ropa, la ha visto todo el mundo, la sacaron encuera del destacamento donde ella estaba”, denunció Ángel Delgado, esposo de la opositora, luego de visitarla en esta cárcel ubicada en el municipio La Lisa, en La Habana.

Su esposo describió las torturas y el trato inhumano que una oficial de la prisión ejerce contra la presa política

“La cogieron por el pelo, la mayor Yasnay la cogió por el pelo. Le pusieron un par de esposas, Yasany le apretó tanto las esposas, que se las dejó marcadas en las manos”, afirmó.

Además, comentó que “la tienen pasando frío, la dejaron 5 días sin comer y en su taquilla tenía sus alimentos. Le dijeron que no se los podían dar porque se había perdido la llave”.

Ángel Delgado asegura que Lizandra tiene la boca cuarteada, se deshidrató y tuvieron que llevarla a ingresar con la presión baja.

La activista Lizandra Góngora fue acusada de desórdenes públicos, sabotaje, robo con fuerza y sentenciada a 14 años de cárcel por su participación en las protestas del 11 de julio. Góngora salió a manifestarse en Güira de Melena y se encuentra detenida desde esa fecha.

Madre de cinco hijos, estuvo en desaparición forzada poco después de su arresto y ha recibido anteriormente vejaciones y maltratos en prisión.

La Fiscalía Militar de Artemisa, que llevaba el caso de la activista, mantuvo en un limbo legal a Góngora desde su detención en julio, sin dar a conocer la petición por sus presuntos delitos hasta mediados de marzo.

En junio, la Seguridad del Estado intentó internarla en el hospital psiquiátrico de La Habana, conocido como Mazorra, bajo falsos argumentos de problemas mentales.

Desde que ingresó en la prisión de mujeres El Guatao, la Fiscalía la estuvo presionando para que se declarara culpable de los delitos, pero ella defendió su inocencia.

En agosto, el Tribunal Supremo Popular de Cuba ratificó la condena de 14 años de privación de libertad a la activista.

Poco después de conocer la decisión, la activista manifestó que la larga condena en su contra demuestra el temor del régimen hacia los opositores en el país.

“Me condenaron a una sentencia de 14 años de privación de libertad y no voy a negar que estoy triste porque extraño a mis mambisitos, pero no me siento vencida y menos derrotada, me siento más fuerte y más llena de odio contra estos terroristas”, expresó en su mensaje.

“Las guerreras como yo no se rinden por tan poca cosa, con esa condena me demostraron que ellos me temen más a mí que yo a ellos”, agregó.

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