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La Federación Cubana de Béisbol y Softbol (FCBS) celebrará su asamblea anual este jueves y viernes, vista por muchos como una oportunidad clave para debatir el estado actual del deporte nacional.
Para nadie es un secreto que el béisbol de la isla atraviesa una crisis palpable que no se resuelve con discursos complacientes. Sin embargo, surge la gran pregunta: ¿será un verdadero ejercicio de transparencia o solo otro trámite rutinario?
Varios sitios en redes sociales han abordado el tema y exigen que es imperativo que los directivos, comisionados y periodistas que asistan a este evento abandonen el temor y las formalidades para hablar con sinceridad y profundidad, como expuso la página en Facebook Por La Goma.
Los problemas no son un secreto: el éxodo de talentos, la falta de infraestructura adecuada, los escasos resultados internacionales y la cuestionable gestión de los ingresos por contratos en ligas extranjeras, como Japón. Este último un detalle recordado por la plataforma Pelota Cubana en sus diferentes redes sociales.
Todo esto exige respuestas claras y soluciones concretas.
La rendición de cuentas no puede quedarse en números ambiguos ni en promesas vacías. Es necesario que se informe con precisión cómo se manejan los recursos económicos, especialmente los provenientes de contratos internacionales, y cómo se reinvierten en el desarrollo del deporte dentro del país.
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Asimismo, los especialistas y periodistas tienen la responsabilidad de cuestionar, exigir y criticar constructivamente, más allá de las declaraciones oficiales.
El béisbol, como símbolo de la identidad cubana, merece que sus problemas se enfrenten con valentía. La falta de resultados, tanto dentro como fuera del terreno, refleja la urgencia de un cambio en la estructura, las estrategias y la mentalidad de quienes lo dirigen.
Este evento no debe ser un simple resumen del pasado ni una proyección superficial para el futuro. Es el momento de tomar decisiones valientes, asumir errores y trabajar en un proyecto real que rescate a nuestro deporte.
La pregunta sigue siendo válida: ¿Será esta asamblea un soplo de transparencia o una nueva oportunidad desperdiciada? La respuesta dependerá de la honestidad y el compromiso de todos los que participen en ella.
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